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¿Por qué debemos aceptar la corrección?

Caminar en la resurrección es cotidiano para cada uno, porque vivimos, andamos y respiramos por la vida de Cristo dentro de nosotros. 

Pablo amaba a la iglesia de Corinto porque era muy especial, aunque estaba en un proceso en que necesitaba corrección; de allí que en su carta el apóstol se presente enojado con la iglesia. Los primeros capítulos de Corintios hablan de las cosas que consumen a la iglesia y la dañan: divisiones, pecado de inmoralidad sexual, competencia entre unos y otros, crisis en matrimonios y familias, conflictos legales entre hermanos.

Para poder crecer, necesitamos de la corrección.

Viendo todo esto, entendemos que debemos leer esta carta porque estamos caminando en desarrollo y crecimiento. 

Cuando tenemos una plantita que comienza a desarrollarse y crecer, y notamos que lo está haciendo de manera torcida, inmediatamente le colocamos un tutor para enderezarla y corregirla.

Hoy nadie quiere un tutor; todo es desechable: las relaciones, los vínculos, los tiempos. Pero sabemos que entre nosotros, que somos Iglesia, no debe ser así. Hemos de aceptar la corrección y la guía. Por eso Pablo le dice a la iglesia que cuando Cristo venga reinaremos con Él y todos juzgaremos naciones, pero también llama su atención a lo siguiente: Cristo los lleva a juzgar naciones, pero primero necesitan dejar las diferencias entre hermanos.

Pablo les hace ver a la iglesia que no pueden comportarse de esa manera frente a la sociedad; no pueden tener mal testimonio ante la ciudad. Les hace ver que el Evangelio no está para darles una fachada que encubra el pecado, ni la adoración y el servicio a Dios pueden funcionar como un parche que tape la transgresión; más bien, todo ello debe ser fruto de la naturaleza divina que crece en cada uno.

Cuando alguien tiene crecimiento, futuro y destino, es necesaria la corrección. Y en medio de esta corrección, aparece Pablo hablándoles de su pronta visita. El apóstol entiende el precio que se paga y cuál es la realidad del Evangelio que les toca vivir.

En este tiempo, así como Pablo exhortaba a los corintios, el mismo Espíritu Santo nos dice a su Iglesia que Él vendrá a traer la vara para establecer orden y borrar todo aquello que el pecado está construyendo; para eliminar las fachadas y así establecer la santidad antes de su regreso, con un impulso de amor para aquellos que aman ser santos e íntegros, y que están dispuestos a caminar en la corrección.

Pablo, más adelante, también nos menciona que todo lo que construimos será revelado; que no valen de nada las caretas y las mentiras en la vida; que todo lo que formamos será expuesto a prueba por el fuego: nuestros hogares, nuestras intenciones, nuestros corazones, nuestra vida misma será probada. Será puesto en evidencia lo que hicimos, cómo lo desarrollamos y con qué corazón lo llevamos a cabo. Es increíble que muchas veces nos preocupe tanto lo que digan los demás y tan poco revelar lo que Dios nos ha dado.

Son necesarias la corrección, la integridad y la santidad, porque hay un fruto creciendo dentro de nosotros; somos los que revelamos el amor de Jesús a quienes no lo conocen. Dios no tolera el pecado, por eso debemos tomar determinaciones claras.

Tenemos que entrar en el proceso de las preguntas difíciles; no podemos amoldarnos a nuestra debilidad, o a la de nuestra ciudad o nación. Fuimos llamados a un plano superior para revelar la gloria de Dios y mostrar lo que Jesús tiene. Es tiempo de preguntarnos si estamos listos para el ascenso que Dios tiene para nosotros, pues el ascenso tiene que ver con un mayor grado de entrega y de responsabilidad. 

“A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: ‘Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman’” (1 Corintios 2:9, NTV).

¿A qué se refiere Dios cuando dice que lo que oído no oyó ni ojo vio está preparado para los que le aman? Hace referencia a una Iglesia que debe ser corregida constantemente, confrontada con su debilidad, a fin de entender el precio pagado con sangre y romper con la mediocridad de la comodidad, revelando a Cristo en el lugar en donde está. Que manifieste la gloria de Dios en el lugar donde se encuentre, resuelva los conflictos con gracia y encienda altares en los hogares. 

Pablo estaba muy enojado con la iglesia y les recordaba que ellos son el Cuerpo de Cristo; por lo tanto, deben dejarse moldear y corregir para que ocurra lo que declara la Palabra: “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman”.

Esto da esperanza porque sabemos a dónde Dios nos está llevando, y todos aquellos que corrigen su rumbo, atraviesan por vulnerabilidades pero escuchan la voz de Dios y se encaminan hacia donde Él los lleva tienen esta promesa de ver, escuchar y vivir todo lo que Él prepara para nosotros. Pero debemos amarlo en la práctica, resolviendo situaciones que interfieren con el propósito. Cuando perdemos el oído espiritual y dejamos de estar atentos a lo que Dios nos habla, nos consumimos; seguir a Jesús, entonces, se convierte en una carga y nos desgastamos.

«Debemos amar la voz de Dios, escucharlo y estar atentos. Tenemos que entrenar nuestros sentidos para oír su voz.«

Maxi Gianfelici

No importa nuestro pasado, de dónde hayamos venido o la magnitud de las palabras que muchas veces nos han declarado, pues sabemos que una palabra de Dios es más poderosa que cualquier otra cosa que nos haya marcado. Una palabra de Dios vence a la muerte.

En un momento, el infierno está alrededor de la cruz y el mundo, expectante, pero la frase “Consumado es” cambia en un instante toda la escena. El carpintero de 33 años respira las últimas dos palabras y el mundo se estremece, el día se hace noche, la tierra se rompe y es sacudida por una tormenta, y así empieza la derrota más grande que la muerte haya tenido, con tan solo estas dos palabras “Consumado es”.

Maximiliano Gianfelici
Maximiliano Gianfelici
Pastor. Esposo de Dany papá de Cata, Valen y Bella. Escogido como parte de una generación de avivamiento.

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