Estos majestuosos ejemplares, rescatados por diferentes ONG, fueron liberados para vivir una vez más en su hábitat natural.
El grupo de doce pingüinos magallánicos fue devuelto al mar de la costa atlántica argentina la semana pasada, luego de un proceso de recuperación que duró cuatro meses. Se habían encontrado con cuadros de desnutrición, anemia y una alta carga parasitaria. Sin embargo, esta experiencia tuvo un hermoso final, con escenas inolvidables tanto para los rescatistas como para la comunidad que fue testigo del acontecimiento.
Según explicaba Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino, “estos animales pasan gran parte de su vida en el agua buscando alimento, por lo que no es un buen síntoma que aparezcan solos en nuestras playas. Lo que vemos es que, año tras año, aparecen desnutridos, anémicos y con cuadros de hipotermia. Nuestros colegas brasileños lo denominan ‘síndrome del pingüino varado’. Por algún motivo, en su periplo migratorio no están encontrando suficiente alimento y salen famélicos a nuestras costas. Sin asistencia, difícilmente sobrevivan”.
Estas aves marinas habían sido rescatadas de las zonas de Villa Gesell, Pinamar y Valeria Del Mar desde noviembre del año pasado hasta marzo del corriente año. Se los alimentó de manera progresiva, primero hidratándolos, para luego pasar a comida procesada hasta poder alimentarse por ellos mismos con porciones de peces.
Y, como son una especie gregaria, se necesitaba de todo el grupo en condiciones óptimas para poder liberarlos de manera conjunta. Finalmente, se logró gracias a la tarea de las diferentes instituciones que colaboraron para alcanzar el cometido. La Asociación de Naturalistas Geselinos, Fundación Ecológica Pinamar, la cooperativa Reciclando Vidas y la Fundación Mundo Marino.
Conocé al pingüino magallánico
Esta especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado de “preocupación menor”, se distribuye a lo largo de todo el litoral sudamericano, tanto en nuestra Patagonia argentina, como en el sur de Chile. En nuestro país se distribuyen desde Península Valdés, en Chubut, hasta la Isla Martillo, Isla de los Estados e Islas Malvinas, en Tierra del Fuego.
Su ciclo de reproducción se lleva a cabo entre septiembre y marzo. Luego de esa etapa mudan su plumaje e inician su viaje migratorio entre fines de marzo y principios de abril, el cual puede llegar hasta la latitud de Río de Janeiro.
Durante ese viaje anual de alrededor de seis meses pueden recorrer un total de 5000 kilómetros. Su dieta se compone de peces como anchoítas, sardinas y merluzas; moluscos, como calamares; y crustáceos, como el langostino. El viaje migratorio se relaciona con el movimiento estacional que realiza la anchoíta, una de sus principales presas, que, durante nuestro invierno, luego de haber migrado desde nuestra Patagonia, desovan en las costas de Brasil.