A menudo, ciertos contrasentidos de la vida pueden resultarnos incoherentes, pero a pesar de ello, estos suelen traernos, muchas veces, sentido y propósito si los analizamos con entendimiento. Ellos nos hacen reflexionar y disparan en nosotras el potencial para promover cambios necesarios para cuidarnos y protegernos integralmente. 

Jesús a menudo utilizaba esta “lógica-ilógica” para llamar nuestra atención, pero no muchos le entendían, porque más que una comprensión intelectual, requería una disposición del alma. 

Él decía: –Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25), – Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y sea el servidor de todos”. (Marcos 9:35); “salvar- perder”, “vida- muerte”, “primero-ultimo”, palabras que se excluyen unas a las otras; locura para el mundo, pero vida para nosotras sus hijas.

De los muchos contrasentidos que existen, hay uno que llama mi atención, se trata del “Parar, para Avanzar”, te aseguro que considerarlo suele generar mucha ansiedad en algunas personas y más en estos tiempos; pero a la vez creo honestamente que Dios tiene mucho para enseñarnos a través de Él. 

¡Parar hoy! detenerse en un mundo tan vertiginoso, con tanto movimiento como en el que vivimos, quizás sea la antítesis de tu vida

– ¿Cómo parar, si lo que más necesito en este momento de mi vida es ir más rápido?

– ¿Cómo hacer un alto, entre tantas cosas que tengo bajo mi responsabilidad? 

– ¿Cómo? Tal vez considerando algunos aspectos importantes como estos: 

Es mejor PARAR que DETENERSE”

Aprendí de algunas disposiciones de tránsito que no es lo mismo parar que detenerse. Elparar” surge de un acto voluntario propio, es una decisión que tomas en libertad y a la cual le podés poner el tiempo de duración que quieras; por ejemplo, vas manejando por la autopista y decidís parar en una estación de servicio para comprarte una botella de agua; decidís vos donde parar y el tiempo que vas a disponer. 

En cambio, el detenerse, no surge de nuestra disposición en principio, sino de alguna circunstancia ajena o de alguien que nos pide hacerlo; el agente de tránsito nos hace una señal para que nos detengamos y estacionemos en la banquina; también podría ser un accidente o el tráfico pesado hacer que nos detengamos, no depende de nosotros. Sea la circunstancia que sea, no se trata de nuestra idea y tampoco podrías asegurar con precisión cuánto tiempo te podría llevar permanecer en esa situación. 

El rey Salomón declara que Hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Ecle. 3:1) y así como hay un tiempo para avanzar, también hay un tiempo para parar en las estaciones de la vida. Ojalá puedas disponer de esa libertad sabiamente cada vez que necesites hacerlo; sea para revisar tu ruta, sea para prepararte para lo que viene, para reflexionar, para dar paso a otras personas, para poner en orden tu casa, o simplemente para tomar un café con amigas y que no sean las circunstancias ajenas, una crisis o una enfermedad, lo que tenga que hacerte tomar un tiempo.

aunque pares, él sigue obrando

¿Sabías que hay un tipo de microscopio que puede registrar el movimiento de una copa de cristal sobre una mesa a pesar de estar en reposo? Es increíble ver a través de sus lentes, como la copa se mueve como si estuviera hecha de gelatina ante los sonidos imperceptibles a nuestros sentidos. Hay muchas cosas que no podemos ver naturalmente, pero eso no significa que no estén sucediendo. 

El hecho de que pares en la vida, de que no veas tus fuerzas en acción, no significa que hayas dejado de avanzar; a los ojos de Dios todo sigue moviéndose hacia sus Propósitos eternos. El sigue siendo Dios aún en la quietud (Salmo 46:1), incluso el reposo es una oportunidad para conocerlo más y verlo obrar. Y hay veces, es Dios mismo quien solicita que te quedes quieta para que puedas contemplar como Él pelea y gana las batallas por ti.

2 Crónica 20:17 dice: Pero ustedes no tendrán que pelear. Tomen posiciones, permanezcan en sus sitios, y contemplen la increíble salvación que el Señor realizará en favor de ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén.” 

“Para para sanar y continuar” 

Todas nosotras pasamos inevitablemente por periodos de estrés emocional o mental y por diversas razones nuestra alma y nuestros cuerpos se fatigan, se cansan; el cuerpo expresa lo que muchas veces reprimen nuestras emociones y pensamientos y claman por un alto para poder acomodarse, relajarse y tomar nuevas fuerzas para continuar

A muchas mujeres nos cuesta aceptar esto, lo tomamos hasta como una herida narcisista de nuestro Yo inagotable; pero permitirnos hacer algunos ajustes necesarios, nos ayudará a poder llegar a nuestro destino. Parar para cargar combustible es parte del viaje, pero no necesitas parar en cualquier lugar, sino en Cristo; solo así será suficiente y clave para seguir avanzando. 

El salmista lo dice por experiencia propia: “Pero los que esperan en el Señor (es decir los que hacen un tiempo en Él, los que hacen un alto con El)  renovarán sus fuerzas, desplegarán alas como las águilas; correrán y no se agotarán, avanzarán y no se fatigarán.” (Isaías 40:31); y en el libro del profeta Jeremías, Dios asegura “Satisfacer el alma cansada y saciar a toda alma entristecida.” (Jer.31:25), ¡que doctor que tenemos!

Dios te bendiga querida mujer en todos tus trayectos y puedas hacer las paradas necesarias para seguir avanzando hacia lo que Dios planeó para tu vida.

¡Abrazo grande!

Daniela Daga
Lic. en Teología. Diplomada en Psicología Cristiana. Coach ontológico. Estudiante avanzada de Lic. en Psicología. Es mamá de dos hijos, Valentina y Gabriel y junto a su esposo José son pastores de la iglesia Vida con Propósito de la ciudad de Villa Carlos Paz.