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Hacia Rutas Salvajes, un análisis sobre la historia de un joven que buscaba la felicidad

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Un analisis de Hacia Rutas Salvajes

Adaptada del libro “Hacia Rutas Salvajes” de Jon Krakauer, esta película explora la vida real de Chris McCandless, un joven que, teniéndolo todo, decidió quemar sus pertenencias y emprender un largo viaje hacia Alaska, en busca de la Felicidad.

La película dirigida por Sean Penn, recopila el increíble trabajo periodístico de investigación que realizó Jon Krakauer, quien estaba fascinado con la vida y trágico final de un tal “Alex Supertramp”, como se hacía llamar Chris McCandless, un jóven brillante que luego de graduarse de la universidad abandonó su familia, bienes materiales y donó todo su dinero a caridad para viajar rumbo al norte, acompañado de miles de libros que cautivaban su amor romántico por la aventura.

Esta película no se incluye dentro de un catálogo de películas cristianas, pero contiene un fuerte mensaje acerca del amor, la verdadera felicidad y de Dios.

Una película con spoilers

Este film no está relatado de forma cronológica, sino que comienza por el final, con la muerte del protagonista en medio de una montaña, solo. El libro comienza de la misma manera, ya que el fin del largometraje es mostrar el “cómo” de su muerte y el “por qué”. 

Fotografía de Chris McCandless, en la vida real, sentado en una silla delante del bus en el que dormía en Alaska

Una película que debate sobre el concepto de Felicidad

Hacia Rutas Salvajes nos muestra un lado no explorado del viajar y las aventuras, planteado fuera del romanticismo. Es común ver videos e imágenes en las redes de personas que dejaron su vida para viajar por el mundo, conocer nuevas tierras y aventurarse a lo desconocido, y a nuestros ojos, la idea es preciosa ¿Por qué no? Libres de horarios, de responsabilidades y de la rutina.

Ahora bien, es necesario entender que eso jamás va a poder llenarnos si no estamos en quien lo llena Todo.

La historia nos muestra como su cariño y personalidad logró ganarse el corazón de cada persona a la que conoció, pero también el dolor que dejó, al mostrarles que el único protagonista de esa historia era él, abandonando sin avisar las compañías, el amor y los consejos que recibió a lo largo de su viaje por parte muchas de las personas que le aconsejaban dejar de escapar.

Esta película se puede ver en Amazon Prime 

Para leer luego de verla

La película nos cautiva con imágenes y música increíbles que nos llevan a seguir las aventuras de Alex de cerca, pero en el fondo podemos sentir ese vacío y esa búsqueda insaciable de plenitud que el joven aventurero no alcanzaba encontrar.

El punto clave de la película se da cuando el viajero conoce a Rob, un anciano cristiano que se encariña tanto con Alex a tal punto de sentirlo como el hijo que nunca tuvo. De todas las personas con las que se cruzó, Rob fue quien impactó más su vida cuando le hizo entender que él necesitaba a Dios para perdonar, “Cuando perdonas, amas. Y cuando amas, la luz de Dios brilla en ti”. Esta sería la última charla íntima que ellos tendrían antes de que Chris McCandless decida adentrarse en la montaña y perder la vida por intoxicación.

A través de esta historia podemos reflexionar en que por más que busquemos y recorramos los confines de la tierra tratando de hallar la libertad y la felicidad, esta nunca será real si ese vacío sigue latiendo en nuestro interior y no abrazamos la paz, la felicidad y la plenitud que se encuentra en Dios a través de su Hijo. Esa es la mayor aventura y podemos empezar a vivirla en casa para luego llevarla a donde vayamos.

Comunicación: Claves para lograr cambios duraderos, de Andy Stanley y Lane Jones

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Andy Stanley y Lane Jones

“¿Qué le preocupa más: cómo lo hizo el domingo o qué hace la gente el día lunes?” Esta sería una pregunta que dejaría sin habla a más de un predicador por al menos un par de segundos. Y es que a veces será necesario callar, asegura Andy Santely, apuntando directamente hacia el púlpito. Ingenioso, confortativo, sencillo y necesario son algunas de las keywords que podemos pensar para describir este libro.

Un cambio de paradigma vital, llegado desde un lugar inesperado pero que sin lugar a dudas amerita credibilidad. El hijo del gran doctor Charles Stanley viene a nosotros y trae su caja de herramientas consigo. Dispuesto a brindarnos una nueva y refrescante metodología a la hora de ejercer comunicación.

Sea para un sermón frente a una gran audiencia o una conversación de mesa entre dos amigos, la efectividad de un mensaje que provoca transformación en la vida de las personas puede variar según la manera en la que es emitido.

Las verdades simples en ocasiones no son muy fáciles de decir. ¿Cómo construir puentes entre el siglo primero y el actual cuando se trata de verdades y principios bíblicos? La propuesta de Andy Stanley y Lane Jones comienza con la aceptación de la herencia: el método de los 3 puntos. La fórmula predilecta de muchos ministros, maestros y predicadores. Una manera convencional de preparar un mensaje, pero que ha sido agotada hasta el último tiempo.

“¿Hasta qué extremo está usted dispuesto a ir para crear un sistema de entrega que se conecte con el corazón de su audiencia?”

“ Su congregación necesita escuchar que usted les habla a ellos.”

Este tipo de actitud no afecta solo al orador, sino a quienes lo escuchan. El desgaste infructuoso que culmina en el peor de todos los escenarios: unos corazones apáticos y endurecidos. Una generación de creyentes que no se cree capaz de entender la Biblia por su propia cuenta y siempre dependerá de alguien más, que poco pareciera entender de sus necesidades actuales. ¿Es este el tipo de predicación que Jesús y Pablo emitían? Sin notas, comentarios, apuntes y numeraciones en triada ¿Cómo pudieron ellos llevar a miles y miles de personas al camino del arrepentimiento?

“[…] si decide de una vez por todas que su objetivo no es llenar el tiempo que se le ha asignado, sino comunicar para un cambio de vida entonces, este método puede liberarlo a usted como comunicador.”

La obra conjunta de Andy Stanley y Lane Jones nos invita a salir de las predestinaciones estériles, a través de una escritura entretenida e ingeniosa, pero que no diluye la impostergable pasión por las almas. Comunicación. Claves para lograr cambios duraderos es un material de apoyo para predicadores de antaño y los nacientes. Para mensajes de plataforma y charlas de café. Una visión refrescante y necesaria para quienes hemos decidido extender las Buenas Noticias en cualquier sitio en el cual nos encontremos. 

Ficha:

  • Título: ¿Para qué sirve Dios?
  • Autor: Andy Stanley y Lane Jones
  • Editorial: Peniel
  • Año: 2006
  • Páginas: 30

La fe tiene una razón

En la travesía de la vida, enfrentamos tormentas inesperadas que nos sacuden y desafían nuestras convicciones. La historia del Titanic, el majestuoso barco considerado "insumergible", es un recordatorio aleccionador de que la fe debe estar por encima de la razón y la confianza en las capacidades humanas. Al igual que en Mateo 8:23-27, donde Jesús calma la tormenta, la lección es clara: debemos invitar a Jesús a nuestra "barca" y confiar en Él, especialmente cuando las olas de la adversidad parecen abrumarnos.

En la travesía de la vida, enfrentamos tormentas inesperadas que nos sacuden y desafían nuestras convicciones. La historia del Titanic, el majestuoso barco considerado «insumergible», es un recordatorio aleccionador de que la fe debe estar por encima de la razón y la confianza en las capacidades humanas.

Al igual que en Mateo 8:23-27, donde Jesús calma la tormenta, la lección es clara: debemos invitar a Jesús a nuestra «barca» y confiar en Él, especialmente cuando las olas de la adversidad parecen abrumarnos.

La fe ante lo imposible.

El Titanic, aclamado por su ingeniería avanzada y diseño impresionante, fue visto como un símbolo del progreso humano. Sin embargo, la tragedia que ocurrió en su viaje inaugural nos recuerda que, sin importar cuán seguros podamos sentirnos en nuestras propias habilidades, siempre habrá fuerzas más grandes que nosotros. En Mateo 8:23-27, los discípulos, a pesar de ser experimentados pescadores, se vieron aterrorizados por una tormenta repentina. Solo cuando clamaron a Jesús encontraron paz. Aquí, la fe en Cristo muestra su poder sobre las circunstancias que parecen imposibles.

La confianza en la presencia de Cristo.

En momentos de peligro, es fácil caer en el pánico y la desesperación. La tripulación y los pasajeros del Titanic, enfrentados con la realidad de un desastre inminente, experimentaron un miedo paralizante. De manera similar, los discípulos, a pesar de la presencia de Jesús, dudaron y tuvieron miedo. La clave en ambas historias es la presencia de Jesús. Cuando Jesús está en nuestra barca, no importa cuán feroz sea la tormenta; Su presencia es una garantía de paz y seguridad. En Mateo 8:26, Jesús reprendió a los discípulos por su falta de fe, mostrando que la fe debe superar el miedo y la razón humana.

La humildad y la dependencia en Dios.

El Titanic se convirtió en un símbolo de la arrogancia humana, creyendo que se podía crear algo completamente seguro e invulnerable. Este orgullo fue desmantelado por la fuerza de la naturaleza. En contraste, Jesús nos enseña la importancia de la humildad y la dependencia en Dios. Los discípulos, en su desesperación, buscaron a Jesús, reconociendo su impotencia. Este acto de humildad y dependencia es esencial para cualquier creyente.

«La fe verdadera no reside en la certeza de nuestros propios recursos, sino en la confianza absoluta en el poder y la soberanía de Dios».

La paz que supera el entendimiento.

En medio del caos y la incertidumbre, Jesús trajo calma con solo una palabra. Este milagro no solo mostró Su poder sobre la naturaleza, sino también la paz que Él ofrece a todos los que confían en Él. El mundo puede ofrecer seguridad temporal, como lo hizo el Titanic, pero solo Jesús puede ofrecer una paz verdadera y duradera, incluso en medio de las tempestades más feroces de la vida.

El capitán de nuestra vida.

La historia del Titanic y el relato bíblico de Jesús calmando la tormenta nos enseñan que la fe en Cristo es fundamental en nuestra vida. Cuando enfrentamos las inevitables tormentas, no debemos confiar únicamente en nuestras propias habilidades o recursos, sino en Jesús, quien tiene el poder de calmar cualquier tempestad. Al invitar a Jesús a nuestra barca, encontramos no solo seguridad, sino también una paz que sobrepasa todo entendimiento. Así, en lugar de temer a las olas, podemos navegar con confianza, sabiendo que nuestro capitán es fiel y poderoso para salvar.

No quiero ser como mis papás

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Influencia de los Padres

Nací en un hogar donde mis papás padecían de enfermedades de salud mental. No lo noté hasta que tuve 9 o 10 años. Me di cuenta cuando tuve que ir por primera vez a visitarlos a hospitales neuropsiquiatricos. 

Recuerdo a mis 13 años en una crisis emocional gritar con fuerza y lágrimas en mi rostro NO QUIERO SER COMO MIS PAPÁS. Lo que en realidad estaba queriendo decir es que no quería padecer como ellos de enfermedades de salud mental. 

A medida que crecí pude entender que tampoco mis papas habían querido enfermar y que muchas de las cosas que les fueron pasando a lo largo de sus vidas explicaban parte de lo que les sucedió. Lo que también podría alegar respecto de mi problema con las adicciones, ya que durante toda mi adolescencia practique el consumo de drogas, lo que le dio lugar al delito, a la violencia y a poner en riesgo mi vida en muchas ocasiones. 

Pasé mucho tiempo culpando a mis padres de todo lo que me había pasado y me victimice todo lo que pude, lo que complicaba más y más la situación. 

Gracias a Dios a mis 18 años inicié un tratamiento donde logré desintoxicarme y empezar a poner en palabras todo lo que había vivido. 

Es verdad que salir adelante resulta muy difícil y más cuando vivís en un contexto rodeado de enfermedad que podría ser, como en mi caso, adicciones o patologías de salud mental. 

Entiendo a quienes tienen a sus padres afectados por alguna de estas enfermedades. También sé de las batallas emocionales que enfrentan, ya que por un lado aman a sus padres y por momentos sienten un profundo dolor por todo lo que les ha tocado vivir como consecuencia. 

Aún así, en mi experiencia entendí que todo depende de donde pongamos la mirada, de qué personas nos rodeemos, de las palabras que recibimos y de los pensamientos que permitimos que permanezcan en nuestra mente. 

Hay personas, palabras y pensamientos que nos pueden llevar a hundirnos más en el pozo del dolor y hay personas, palabras y pensamientos que nos pueden ayudar a salir de ese pozo y continuar en el camino. 

Por eso resulta fundamental decidir de quienes nos vamos a rodear para avanzar, qué información vamos a permitir que nos oriente y qué pensamientos nos acompañarán en el camión que decidamos emprender. 

Creo que donde pongamos el ojo determinará los resultados, porque si solo miramos los problemas, lo que nos falta y falto, seguramente quedaremos atrapados en la queja y la victimización. Pero si ponemos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumidor de la Fe, estoy seguro que se cumplirá lo que está escrito en 1 Corintios 2:9 “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera pensado”. 

Esta manera de mirar la vida poco a poco nos permitirá ir entendiendo aquello que también Dios nos dejó dicho en Romanos 8:28 “Para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para bien, esto a los que conforme a su propósito son llamados». 

Los que decidimos poner nuestros ojos en Jesús, podemos dar fe que es ahí cuando todo comienza nuevamente. La palabra de Dios dice; que para los que estamos en Cristo nuevas criaturas somos, las cosas viejas pasaron y en él son todas hechas nuevas. 

Es hermoso ver cómo la fe mueve montañas, como el débil en Cristo puede enfrentar realidades adversas y en medio de cada aventura, Dios se encarga de sacarnos de los lugares difíciles guiados por Su Espíritu para mostrarnos la salida. 

Dios es fiel a su palabra y cumple sus promesas. El obedecer a sus mandamientos se transforman en el tratamiento que nuestra alma, nuestro espíritu y por lo tanto nuestro cuerpo necesitan. 

Dios tiene poder para sanar por medio de la fe y la obediencia en Jesús, aquellos que, ni juntando a los mejores profesionales del mundo se lograría en materia de recuperación. 

En mi opinión y a la luz de la palabra, podemos ver que son muchos los hombres y mujeres de Dios que les ha tocado enfrentar realidades adversas, las cuales formaron el carácter y el corazón para algo mayor que Dios les tenía preparado. Una vez aprobados por Dios en medio de las dificultades, se acercaron a nuevas etapas en donde Dios los exaltó y bendijo por la obediencia y el sacrificio. 

Creo que quienes hoy se encuentran atravesando realidades complejas, con necesidades de familia y apoyo, tienen una gran oportunidad; y es la de poner la mirada en Jesús, abrazarlo, tomarse fuerte de su mano, aprender a caminar y depender de Él. 

El resultado de esta decisión es que quienes padecían de entornos de enfermedad, vivan un futuro de gozo, paz y salud. Que quienes no habían tenido los papás que necesitaron, con la ayuda de Dios aprenderán a ser los padres que sus hijos necesitan. Que quienes no pudieron disfrutar a sus padres, disfrutarán de sus hijos y sus hijos de ellos como padres. 

Que quienes no pudieron disfrutar de una familia saludable, serán enseñados por el Espíritu Santo para ser y hacer la familia que siempre anhelaron. 

Si estás deseando alcanzar este camino te animo a que pongas los ojos en Jesús, que le pidas al Espíritu Santo que te guíe en cada paso a la luz de la palabra y que el buen Padre te tome de su mano. Que te dejes acompañar por la iglesia de Jesús, que recibas la palabra y no permitas que los pensamientos contrarios aniden en tu cabeza. 

Estoy seguro que llegará el día que pasará de decir NO QUIERO SER COMO MIS PAPÁ para decir: Gracias Dios por los padres que escogiste para traerme al mundo para cumplir el propósito por el cual fui creado.

El jugador de básquet Jaden Ivey dio un paso de fe y se bautizó “No soy nada sin Jesús”

El jugador de baloncesto de los Detroit Pistons, Jaden Ivey, compartió recientemente un hito importante en su camino de fe y un gran paso en su vida cristiana: su bautismo. En junio de este año, Jaden y su esposa, Caitlyn Ivey, fueron bautizados en una piscina en Estados Unidos.

El jugador de baloncesto de los Detroit Pistons, Jaden Ivey, compartió recientemente un hito importante en su camino de fe y un gran paso en su vida cristiana: su bautismo. Jaden y su esposa, Caitlyn Ivey, fueron bautizados en una piscina en Estados Unidos.

En sus redes sociales, Jaden expresó su agradecimiento y felicidad ante esta nueva vida en Cristo, citando Santiago 1:17 y 2 Corintios 5:17, y simplemente afirmó: “Nada sin Jesús”. Tanto él como su esposa han utilizado sus plataformas digitales para testificar sobre su fe, con Caitlyn declarando «Jesús es Rey» en su biografía de Instagram y Jaden afirmando «Jesús es Señor».

Jaden no sólo da testimonio de su fe en las redes sociales, sino que también comparte sobre ella en las entrevistas. Durante una conferencia de prensa en marzo de este año, citó Juan 14:6 e instó a la gente a arrepentirse y poner su fe en Jesucristo, destacando la inminencia del regreso de Cristo.

A lo largo de su carrera, Jaden siempre ha demostrado su gratitud a Dios, creyendo que sus habilidades y oportunidades son bendiciones directamente dadas por Él. 

Durante su paso por la Universidad Purdue, donde él y Caitlyn eran deportistas, habló de su fe mientras lideraba un equipo, destacando la importancia de reconocer las bendiciones de Dios y trabajar para alcanzar los sueños con paciencia y confianza en el plan divino.

Jaden proviene de una familia con una rica herencia deportiva y cristiana. Su padre y su abuelo jugaron en la NFL (Fútbol Americano), mientras que su madre, Niele Ivey, jugó en la WNBA (Básquet femenino). 

Ahora continúa su carrera en la NBA, agradeciendo a Dios por cada paso de su viaje y glorificándolo por sus logros dentro y fuera de la cancha. Casado y con dos hijos, Noah James y Shiloh Elizabeth, Jaden continúa viviendo y compartiendo su fe con quienes lo rodean.

El propósito eterno sana y preserva a las familias

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Todos queremos tener una familia sana, funcionando en armonía, que sea preservada en el tiempo. Pero lamentablemente ignoramos muchas veces para qué fue diseñada, y al vivir para nuestros propios propósitos y nuestra propia voluntad, podemos experimentar un mal funcionamiento personal, matrimonial o familiar por estar viviendo fuera del diseño.

Si revisamos la hoja uno de la Biblia, encontramos la razón por la que las personas y familias fueron creadas. Hay 3 palabras claves en el primer capítulo del Génesis: imagen, dominio y multiplicación.

 26 Luego dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes[b] y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo».

27 Y Dios creó al ser humano a su imagen;   lo creó a imagen de Dios;     hombre y mujer los creó. 28 Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla…

Génesis 1. 26 – 28 NVI

Fuimos creados para ser la imagen de Dios, para ser Su foto en la tierra. Dios quiere darse a conocer a través de nosotros.

Fuimos creados para tener dominio, para ser autoridad representativa como administradores, no como dueños.

Fuimos creados para multiplicar esto en las generaciones.

Esto no puede ignorarlo la familia. Sobre todo, entender que esto se perdió en la rebelión, en la desobediencia de la primera familia. El primer matrimonio comenzó a multiplicar su propia imagen en las generaciones (pueden verlo en Génesis 5.3). Además, le entregó de esta manera la autoridad que le había sido delegada a la serpiente y podemos confirmarlo al leer sobre la tentación de Jesús donde ostenta su autoridad sobre las naciones. Así que vemos en las evidencias de la historia humana como el hombre a partir de la desconexión con Dios, de la muerte espiritual, ya no puede multiplicar el diseño de Dios.

Es urgente entender por revelación la eterna y aplastante victoria de la cruz, que nos devuelve a las intenciones originales: volver a ser Su imagen, ser autoridad representativa y multiplicar lo eterno en las generaciones. Todo esto gracias a la impartición de la vida de Dios en nuestro interior. Todos los apóstoles en la Iglesia del primer siglo tenían esto muy claro.

26 anunciando el misterio que se ha mantenido oculto por siglos y generaciones, pero que ahora se ha manifestado a su pueblo santo. 27 A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.

Colosenses 1. 26 – 27 NVI

 4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

2 Pedro 1. 4 NVI

 11 Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna y esa vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

1 Juan 5. 11 – 12 NVI 

Vemos así por las referencias de los primeros apóstoles el criterio corporativo: Cristo es la vida de Dios dentro de nosotros, que nos pone a la altura del diseño de Dios para el ser humano. Dios nos hizo participantes de Su Naturaleza luego de sacarnos de la muerte y corrupción y trasladarnos al Reino de Su amado Hijo. Tener vida es tener al Hijo de Dios. 

Necesitamos entender por revelación y comprometernos con toda nuestra vida, con todas nuestras fuerzas con el propósito eterno de Dios que es Su eterno deseo de darse a conocer. Invertir nuestros días, nuestras familias, nuestras finanzas, nuestra vida toda en el avance del propósito eterno es lo que nos mantendrá enfocados y sanos integralmente, llenos de plenitud. Seremos así la imagen de Dios en la tierra, estaremos ejerciendo la autoridad representativa sobre todo y estaremos multiplicando lo eterno en las generaciones. 

Cristo es la imagen visible del Dios invisible (Colosenses 1. 15) y ahora es vida en nuestro interior. Por lo tanto, comenzando por la casa es dónde Dios debe ser visto en nuestras vidas por medio de Cristo que está en nosotros. En todo lo que gestionamos en esta vida humana, Dios quiere ser visto. 

Dios tiene un plan, un propósito eterno, que sin dudas se está llevando a cabo a lo largo de la historia muy a pesar de nosotros. Pero la buena noticia es que quiere hacernos partícipes. A través de toda la Biblia, encontramos una cadena que contiene miles de eslabones que sirven para unir cada profecía, cada historia, cada sombra y cada verdad espiritual. Esta cadena es el propósito eterno de Dios en Cristo Jesús. Cristo es el centro del plan de Dios. 

Dios lo está haciendo y nos creó para Su propósito. Todo ser humano está luchando cada día para descubrir la razón por la que han nacido y a nosotros se nos ha revelado el misterio que es Cristo en nosotros, devolviéndonos a las intenciones originales para ser funcionales al plan de Dios. Trabajemos en familia para que crezca en nosotros la consciencia sobre Su propósito eterno y nuestro compromiso y participación en él, y sin dudas veremos nuestras familias sanas y preservadas en las generaciones siendo colaboradores en el plan de Dios.

El Precio de la Ignorancia: La Historia de Dimitri y Giuseppe

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Esta historia relatada en el libro «Con Los Ojos del Espíritu», cuenta la historia de Dimitri, de Polonia y Giuseppe, de Italia, quienes eran dos amigos que intentaban huir de Europa en un barco durante la Segunda Guerra Mundial.

Ambos amigos subieron a un barco rumbo a América con la esperanza en el pecho, las ilusiones en los ojos y los temores en la mente. Deseaban con todas sus fuerzas comenzar una nueva vida, por lo cual vendieron cuanto tenían, y emprendieron la arriesgada aventura.

Apenas subieron al barco, Giuseppe le dijo a su amigo: “vamos al bar a celebrar este nuevo comienzo en nuestras vidas”, a lo que Dimitri respondió simplemente: “No, gracias, mejor me quedo en mi habitación”.

Él había preparado de antemano una canasta con pan y una Horma de queso gruyere para suplir todo el viaje, porque pensaba que sería mejor si guardaba todo su dinero y podía invertirlo al llegar a América.

Dimitri se había propuesto no gastar ni una moneda en el barco, para luego invertir su dinero plenamente en su propia empresa al llegar a América.

El viaje transcurrió así, con el amigo italiano, que invitaba a su compañero a unirse a él en todo tipo de oportunidades, pero de manera incansable Dimitri insistía en permanecer en su habitación comiendo el pan y queso que había traído. Al cabo de algunas semanas, Dimitri había inventado todo tipo de excusas para evadir el gasto innecesario de su dinero. Al pasar un mes, el pan que tenía estaba duro y el queso verde y, aún así, él pensaba: “Este sacrificio vale la pena, por toda una vida de beneficios”.

Luego de cuarenta días de viaje, y quedando solo unas horas para arribar al puerto, Dimitri decidió ir al bar a celebrar y “darse el lujo” de comer un buen plato de comida. Apartó un poco de su dinero y se dirigió al bar más prestigioso del barco; pidió el mejor plato de la carta y el mejor vino.

Cuando terminó de comer, feliz y satisfecho, pidió al mozo la cuenta. El mozo, totalmente desconcertado, lo miró y le respondió: “Señor ¿no lo sabe? Todo lo que usted consuma en este barco está incluido en el costo de su pasaje”

Esta historia nos deja una valiosa enseñanza sobre lo que portamos como Hijos al estar en Cristo, en aquél que entregó su vida por nosotros en el más grande sacrificio de la humanidad.

Lo que ignoramos y lo que conocemos puede marcar la diferencia en la manera de hacer el viaje de la vida.

¿Y tú? ¿Conoces la herencia que tienes en Dios?

Un científico de la NASA dejó el ateísmo y se entregó a Jesús: “Dio luz a mi oscuridad”.

Rob Webb, un ingeniero espacial estadounidense, creció en una familia atea y no tuvo contacto con el Evangelio hasta su edad adulta. En un escrito, Webb comparte su inspiradora transformación de un ateo militante a un ferviente defensor de la fe cristiana.

Rob Webb, un ingeniero espacial estadounidense, creció en una familia atea y no tuvo contacto con el Evangelio hasta su edad adulta. En un escrito, Webb comparte su inspiradora transformación de un ateo militante a un ferviente defensor de la fe cristiana.

Durante su juventud, Rob tenía la firme convicción de que el cristianismo era para personas “débiles y poco intelectuales” y disfrutaba desafiando a los cristianos, intentando refutar sus creencias. 

Apasionado por el espacio desde pequeño, se matriculó en Ingeniería de Cohetes en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle. Tras graduarse en 2011, comenzó su carrera en el campo, solo para encontrar que muchos de sus colegas compartían sus creencias ateas.

El cambio en su vida comenzó cuando un amigo universitario lo invitó a leer y discutir un libro cristiano sobre la relación entre Dios, la ciencia y el espacio. Aunque Rob aceptó la invitación con la intención de desacreditar la fe de su amigo, pronto se encontró confrontado con preguntas profundas sobre la vida después de la muerte y su propia falta de respuestas. 

A medida que investigaba para sus debates, comenzó a ver la necesidad de entender su destino eterno.

Durante estas discusiones, su amigo cristiano presentó el Evangelio de manera clara, enfocándose en la ley de Dios y el conocimiento del pecado, según Romanos 3:20. Fue entonces cuando Rob empezó a comprender su condición de pecador y su necesidad de la misericordia de Dios. 

Conmovido por el Espíritu Santo, se arrepintió de sus pecados y colocó su fe en Jesucristo. «Fue como si se encendiera un interruptor de luz en mi vida, de la oscuridad a la luz», testificó Rob.

Después de su conversión, Rob experimentó una transformación radical. Compró una Biblia, comenzó a estudiarla y sintió un nuevo deseo de asistir a la iglesia, ayudar a los necesitados y compartir su fe. 

Dos años después, asumió el puesto de ingeniero jefe de navegación en la NASA, contribuyendo a misiones significativas como el envío de naves espaciales a Marte, Júpiter, asteroides y la misión Parker Solar Probe al Sol.

Sin embargo, cuando la industria espacial comenzó a adoptar y promover ideologías marxistas y la agenda LGBT, Rob sintió que estas ideologías chocaban con su fe cristiana. Decidió dejar el «trabajo de sus sueños» en la NASA para dedicarse al ministerio.

Hoy, Rob Webb se dedica a apoyar a jóvenes cristianos interesados en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, alentándolos a mantenerse firmes en su fe. Él sostiene que es crucial que más cristianos regresen a campos científicos, basándose en la autoridad bíblica. 

«La Biblia enseña que toda sabiduría y conocimiento se encuentran en Cristo, quien nunca cambia (Hebreos 13:8) y sostiene el universo entero mediante la palabra de Su poder (Hebreos 1:3)», subraya Rob.

En medio de la persecución, los cristianos afganos continúan predicando el Evangelio

La historia de Abdulla y su familia es un testimonio conmovedor de la fe y la resiliencia en medio de circunstancias extremadamente difíciles. Desde la toma de Afganistán por los talibanes en agosto de 2021, muchos cristianos afganos han enfrentado desafíos enormes, obligados a tomar decisiones cruciales para protegerse y preservar su fe. Abdulla, su esposa Fátima y sus tres hijos no son la excepción.

La historia de Abdulla y su familia es un testimonio conmovedor de la fe y la resiliencia en medio de circunstancias extremadamente difíciles. Desde la toma de Afganistán por los talibanes en agosto de 2021, muchos cristianos afganos han enfrentado desafíos enormes, obligados a tomar decisiones cruciales para protegerse y preservar su fe. Abdulla, su esposa Fátima y sus tres hijos no son la excepción.

Forzados a abandonar su hogar debido a la persecución, Abdulla y su familia se embarcaron en un peligroso viaje hacia Asia Central, uniéndose a millones de otros afganos que también buscaban seguridad. Esta región, aunque más segura que Afganistán, presentó sus propios desafíos, desde la adaptación cultural hasta la integración en nuevas comunidades. Sin embargo, Abdulla experimentó una profunda convicción de que su llamado era servir en esta región y decidió descartar sus planes iniciales de mudarse a Europa.

Ahora, establecidos en su nuevo hogar, Abdulla ha asumido un papel activo en su comunidad de fe. Como líder de un grupo base en la iglesia local, trabaja incansablemente para fortalecer la congregación y ofrecer apoyo a otros refugiados afganos. Su compromiso se extiende más allá del ámbito local, ya que también se dedica a evangelizar a otros refugiados, utilizando su experiencia y conocimiento para brindar esperanza y dirección espiritual.

Fátima, por su parte, ha encontrado formas significativas de contribuir a la comunidad. Con su experiencia como peluquera, no solo ofrece servicios que son muy valorados, sino que también dedica tiempo a la Escuela Dominical, donde enseña y guía a los más jóvenes. Su habilidad para conectar con las personas a través de su profesión le permite tener un impacto positivo en la vida de muchos, especialmente en un contexto donde el apoyo emocional y práctico es esencial.

Los hijos de Abdulla y Fátima también están profundamente involucrados en la vida espiritual de la familia. A pesar de su corta edad, han demostrado una notable madurez y valentía, participando activamente en actividades de la iglesia y compartiendo su fe con otros jóvenes. Su implicación no solo es un testimonio del entorno positivo en el que están creciendo, sino también un reflejo de los valores de su familia y su compromiso con la misión de Dios.

Además, Abdulla ha expandido su ministerio a través de una plataforma de evangelización en línea. Este esfuerzo le permite ofrecer contenido cristiano en su idioma nativo y llegar a personas en comunidades musulmanas radicales. A través de esta iniciativa, busca transmitir el mensaje del Evangelio a quienes, de otro modo, podrían no tener acceso a estas enseñanzas. Aunque este ministerio conlleva riesgos significativos, Abdulla está decidido a seguir adelante, confiando en que su trabajo está alineado con el propósito divino.

Sin embargo, los desafíos no cesan para Abdulla y su familia. Fátima enfrenta problemas relacionados con su estatus migratorio, ya que aún no ha obtenido la ciudadanía en su nuevo país. Esta situación añade una capa adicional de incertidumbre y preocupación para la familia. Además, la predicación del Evangelio en una región predominantemente musulmana presenta riesgos continuos, lo que subraya la valentía y el compromiso de Abdulla y su familia en su labor.

Cabe resaltar que todos los nombres utilizados en esta nota son ficticios para guardar la identidad de los protagonistas por seguridad.

Presos de la culpa

Presos de la culpa

En ocasiones, la culpa se vuelve un obstáculo para caminar en los planes que Dios ya tiene preparados para nuestra vida. El saber gestionar esta emoción puede ser la llave que estamos necesitando para por fin abrir la puerta de la cárcel que por mucho tiempo pudimos estar habitando. ¿Qué nos lleva a sentir culpa y por qué puede ser tan dañina? Esta emoción nos muestra una información valiosa.

Basada en un parámetro moral de lo que está bien y mal, nos dice cuando podemos estar tomando decisiones que sean erradas, a partir de un acto o una omisión, tanto del pasado, presente y del futuro. Esto nos puede ayudar a registrar aspectos para que tomemos decisiones diferentes.

Sin embargo, también puede operar como un juicio que tiene una sentencia. Imaginemos si este juicio es distorsionado. Un juicio “arreglado” en el cual se sepa el culpable y la condena sea impagable, en el cual podemos estar sentándonos nosotros mismos en el asiento del juez, estableciendo un resultado lo más severo posible, buscando reparar o establecer justicia pero utilizando formas que se alejen del objetivo.

Todo esto tiene un potencial destructivo muy grande. Incluso podemos sentirnos culpables cuando Dios nos ha hecho libres. No es lo mismo saber que creer. No es lo mismo leer algo que experimentarlo. Podemos sentir culpa pero esto no es lo mismo a que sea Dios quien nos termine condenando (Rom. 8:1). Él es más grande que nuestros pensamientos y emociones, Él lo conoce todo (1 Jn 3:19-20 NTV). Entonces, ¿cómo abordar de una manera saludable esta situación? Podemos comprender un poco más viendo varias experiencias que la Biblia nos trae.

Los hermanos de José, luego de muchos años de haberlo vendido, mintiéndole a su propio padre diciendo que había muerto, se sentían culpables de aquel suceso (Gn. 42:21 LBLA). El tiempo por sí mismo no cura heridas si no somos intencionales en sanar. Los pendientes siguen volviendo tarde o temprano si no los resolvimos. En este caso, ellos conectaron la angustia que sentían como una consecuencia de lo que habían hecho en su momento con José.

La culpa puede funcionar como un buscador de castigos merecidos, no para librarnos sino para condenarnos cada vez más. Relacionando sucesos, según nosotros mismos, para que estos tengan un sentido y conseguir así una justicia un tanto selectiva. En este caso los hermanos si habían tomado una decisión errada, sin embargo la forma de gestionar esta culpa es en lo que necesitamos enfocarnos.

Sostuvieron una mentira por años, manipularon convenientemente elementos para contar la historia que quisieron, y si aún así hubieran estado arrepentidos, esto no fue traducido en acciones prácticas. Prefirieron mantener la supuesta muerte de Jose antes que contar lo que habían hecho.

«La culpa les mostró al parecer, su equivocación, no obstante decidieron continuar con su plan».

Nuestras elecciones tienen consecuencias, pudieron ser libres, decidieron ser presos. Aquí hay un punto clave, en su equilibrio podemos encontrar soluciones, en su distorsión vemos solo castigos interminables. A pesar de todos estos sucesos, Dios seguía teniendo un plan y les dio una nueva oportunidad que tomaron para volver a reencontrarse y bendecir así a una nación.

Por otra parte Judas, aquel que entregó al único que no había cometido delito alguno, también atravesó por la culpa (Mt. 27:3-5). Una vez que se dio cuenta de lo que hizo, intentó reparar el daño. Recibió dinero por entregar a Jesús, por ende eligió devolverlo. No obstante aquellos que se lo habían dado, se desentendieron del asunto, no les interesó lo que Judas intentó. El daño estaba hecho.

Ante este panorama, luego de ejecutar el plan sin el resultado esperado, no soporto la situacion y encontro en el suicidio una forma de terminar con el sufrimiento. Lo que era tan importante en su momento como para entregar a Jesús, no logró ser suficiente para pagar la deuda que sentía. Judas intentó reparar la situación yendo con los sacerdotes, aquí hay un aspecto importante. Él registró que eran ellos quienes podrían darle ese perdón y libertad. Al no responder a su demanda, nuevamente Judas tomó decisiones.

Aquí necesitamos reflexionar, la culpa le mostró la equivocación, él eligió que hacer y a quién acudir para recibir ayuda. Fue primero con los hombres y no con Jesús. Era al maestro a quien había entregado, era Él quien podía librarlo de la culpa y perdonarlo. Nuevamente tenemos una estructura, la culpa nos da información pero somos nosotros los que decidimos que hacer con ella.

Otro caso más, Pedro, aquel discípulo que luego de haber vivido años con Jesús lo negó 3 veces delante de las personas, se encontró también con la culpa. Su accionar, incluso ya previsto por el maestro, fue en contra de todo lo que había construido por años.

Su dolor luego de haber tomado tal decisión fue grande, sin embargo, así como las personas que mencionamos anteriormente y también nosotros, tenía que elegir cual era el camino para atravesar lo que sentía. Luego de tiempo pudo encontrarse nuevamente con Jesús, y logró tomar la decisión correcta, volver a reparar ese vínculo de confianza con la persona más importante. Prefirió que fuera Jesús quien lo juzgara, y dejar de hacerlo él mismo. Abandono ese autocastigo, ese alejamiento que lo llevó a los caminos de antes, para volver a empezar una nueva etapa con Jesús.

La culpa puede ser una cárcel o puede ser una oportunidad para registrar, comprender y cambiar de rumbo.. No dejemos que esta emoción invada y maneje todas nuestras acciones. Más bien, tomemos la información que nos da esta y el resto de emociones para tomar decisiones sabias y saludables. Tenemos la llave, tenemos elección.

«Pongamos un límite a la creencia de que un error nos define».

Si aquello que hablamos puede estar siendo parte de tu vida, puede ser el tiempo para pedir ayuda. Nuevos pensamientos, nuevas ideas, nuevas formas de gestionar lo que sentimos pueden estar a disposición si le damos lugar y no cerramos la puerta. Aún hay tiempo para tomar decisiones diferentes. Trabajemos para dejar de profundizar la culpa para enfocarnos en la reconciliación (2 Cor. 5:18-20 DHH). Tal vez aquello que veíamos como un gigante invencible, sea la puerta para crecer, madurar y que Cristo sea formado en nosotros.

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