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¿Existe la suerte divina?

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¿Existe la suerte divina?

¿Te has preguntado de qué depende que algunas personas sean más afortunadas que otras? 

Algunos consideran que el éxito y las victorias de la vida se sujetan exclusivamente al factor “suerte”, una fuerza causal, arbitraria, que les llega solo a pocos. Para otros, la suerte es el resultado de “la actitud que se toma en la vida”, es decir, tu posición en Cristo es lo que hace que te ocurran cosas buenas y no, el azar.

Yo creo que estas ideas —y algunas otras más— necesitan de una comprensión precisa y acabada de la Palabra de Dios, la cual podría ayudarnos a entender un concepto de suerte diferente; una “suerte divina” que nada tiene que ver con una serie de sucesos fortuitos, o de fuerzas y voluntades humanas, sino que, al contrario, se trata de la soberanía y el propósito del Padre sobre la vida de hijos dispuestos a escuchar y a obedecer su voz. Veamos algunas cuestiones importantes acerca de esta suerte divina: 

Tu suerte depende de la soberanía y el propósito de Dios

Ciertamente, Dios es soberano; esto significa que, desde el principio y por la eternidad, Él ha tenido y tiene el control de todo resultado y de cualquier circunstancia, de acuerdo con sus planes: el de tu familia, tu trabajo, tus estudios y tus proyectos, tu salud, tus relaciones… La Palabra nos dice que “se puede echar suertes, pero el Señor es quien decide el resultado” (Proverbios 16:33, NBV). Y a pesar de que las cosas no salgan como las esperabas, no se trata de mala suerte, o de que Dios perdió el control, ¡no! Se trata de aprendizajes, de procesos, de tiempos y de propósitos; Job lo había entendido muy bien y se lo había declarado a Dios: “Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes” (Job 42:2). 

Las decisiones corren por nuestra cuenta… ¡Examínalas!

Aunque no nos guste ¡cosechamos lo que sembramos! Y tenemos que aceptarlo, ya que al tener libre albedrío nos hacemos responsables de nuestras decisiones. La suerte divina no nos exime de responsabilidad: “El que siembra maldad cosecha desgracias” (Proverbios 22:8). Así que no podemos culpar a la suerte, al destino o a Dios por nuestras malas elecciones, mucho menos enojarnos con Él; prestemos atención a esto porque “la necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo su corazón se irrita contra el Señor” (Proverbios 19:3).

Es necesario tomar decisiones en las que Dios pueda estar de acuerdo, como la de Rut, cuando respondió a su suegra: “¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut.1:16).

¡Ya puedo imaginarme la sonrisa de Dios por esta decisión! La suerte divina acompañó a Rut por el resto de sus días; aunque no todo fue color de rosas, ella pudo estar cerca de las personas que amaba, tener un hogar, un esposo generoso que la amó y la respetó, disfrutó del regalo de un hijo y hasta llegó a ser parte de la lista en el linaje de Jesús, ya que fue la bisabuela del rey David. Realmente me emociona conocer cómo fue su vida, pues puedo darme cuenta de que la suerte divina persigue a las hijas de Dios. 

Aprecia lo afortunado que ya eres.

Dicen que el mundo se divide entre las personas que ven el vaso medio lleno y las que lo ven medio vacío… Si eres de los que en principio viven percibiendo lo que no tienes, necesitas corregir el enfoque de tu mirada y dirigirla hacia las cosas que nuestro Padre ya te ha dado, porque el mundo trabaja incesantemente para hacerte sentir insatisfecho y mostrarte siempre lo que te falta. Por eso mismo necesitas recordar y guardar en tu corazón que no hay bien fuera de Él (Salmos 16:2), que si tienes a Cristo lo tienes todo ¡y eres destinataria de sus favores! 

“Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo” (Efesios 1:3). Por tanto, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta (ver Filipenses 4:19). 

La suerte divina no es para las mujeres y hombres más fuertes, las más sabias o más sabios, ni los más habilidosos; podés tener todo eso y, sin embargo, vivir sin el favor de Dios. La suerte divina es para los hijos e hijas de Dios que se sustentan en Cristo y que saben que sus esfuerzos nunca podrían triunfar por sobre la soberanía de Dios. ¡Que Dios te bendiga maravillosamente!

La película bíblica «David» se transforma en la producción más financiada por la audiencia

La próxima película producida por Angel Studios, David, ha batido el récord de financiación colectiva establecido por The Chosen, y ahora es la producción financiada por la audiencia más grande de la historia.

La película animada familiar, que aún está en producción, alcanzó su objetivo de 60 millones antes del 31 de marzo, afirmó el director Phil Cunningham. 

El objetivo es que la película sea la película animada bíblica más significativa desde el éxito de taquilla de Dreamworks, El príncipe de Egipto (1998).

«Realmente creemos que David es una de las pocas historias bíblicas que puede ir más allá de la audiencia de fe tradicional», comentó Cunningham.

Además, agregó: «Así que queremos hacer esta película de una manera que la audiencia cristiana ame absolutamente y esté muy contenta de que la historia que aman haya sido contada de la manera en que la contamos”.

La página oficial de Facebook de Angel Studios publicó que David era «ahora la producción número 1 financiada por la audiencia más grande de la historia, superando incluso a Los elegidos en inversiones».

Neal Harmon, director ejecutivo de Angel Studios, comentó: «Este es ahora el espectáculo de financiación colectiva más grande de la historia. Estamos muy emocionados por lo que está sucediendo ahora».

Cunningham compartió: «David escribió tanta música. Era un artista, un músico. Integrar la música en la historia para nosotros no es un desafío. Es natural. Casi se siente como la única forma de contar la historia».

La película será familiar. Aún no se ha anunciado una fecha de lanzamiento, pero te dejamos el trailer:

Con los pies en la tierra y el corazón en el cielo

Corazón en el cielo
Somos ciudadanos del cielo

Así como nuestros abuelos inmigrantes añoraban su tierra, los cristianos tenemos esa extraña sensación de tener nuestros pies aquí, pero añorar el cielo.

Soy descendiente de inmigrantes, como la mayoría de la gente de mi país. Aquí pocos tienen apellidos criollos. Rusos, españoles, alemanes, árabes, italianos… un mundo de mil colores, así es mi tierra. 

En mi caso, soy la tercera generación de argentinos. Padres y abuelos ya nacieron en este suelo. Mis bisabuelos fueron los que cruzaron el mar, dejando su casa para venir a hacer la América. Seis de mis ocho “nonos” vinieron de Italia: Alessandro, Raúl, Pedro, Rosa, Francisco y Josefina. No escaparon de nada. Todos llegaron aquí antes de la primera gran guerra. 

Vinieron para hacer negocios y no volvieron nunca más a su tierra. No conocí a ninguno de ellos personalmente. Alessandro, el último de su generación, falleció seis meses antes de mi nacimiento. De él heredé el apellido que llevo orgullosamente: ¡Giovine! ¿Qué cómo se pronuncia? “Yóvine”, así se pronuncia. 

Bueno, ya sé, no parece una gran historia. Es más, parece ser la historia de la mayoría de nosotros. En cada familia ha habido algún abuelo que con tonada rara narraba historias de un país lejano mientras sus ojos se inundaban de mar y su voz manifestaba el quebranto de la separación. Y así nos criaron, comiendo sus platos, mezclando su idioma con el nuestro, deseando el regreso, con los pies aquí y el corazón en algún lugar lejano del mundo.

¿Será que la Iglesia nació en la Tierra, pero mirando al cielo?

¡Cuánto se parece esto a lo que nos ocurre en la vida cristiana! Esa extraña sensación de pertenecer a otro lugar, la añoranza de un lugar desconocido, la convicción de que en ese lugar estaríamos mejor que aquí.

Nacimos aquí, nos criamos aquí, aprendimos la lengua y las costumbres, pero algo en nuestro interior nos dice que pertenecemos a ese lugar en el que nunca hemos estado. 

El último día de Jesús en la Tierra fue con sus discípulos a un monte. Ellos estaban preocupados por el tiempo de la restauración del Reino. Él dijo no poder hablar de eso. En su lugar, prometió la venida del Espíritu Santo y dio instrucciones sobre su labor aquí. Luego fue quitado de su vista. ¿Y cómo quedaron ellos? ¡Quedaron con los ojos en el cielo y los pies en el suelo! (Hechos 1:6-11).

¡Qué difícil es vivir la tensión de tener el alma dividida! Necesitamos entender que la estadía en este mundo tiene un propósito, una razón de ser. No estamos aquí como en una sala de preembarque, dando vueltas, matando el tiempo. Fuimos hechos sus testigos (Hechos 1:8), sus embajadores (2 Corintios 5:20), la evidencia de su triunfo (2 Corintios 2:14). 

Al mismo tiempo, necesitamos entender que no somos de aquí (Juan 17:16), nuestro ADN es de otro lado. Siempre seremos extranjeros y peregrinos (1 P 2:11) caminando hacia nuestro verdadero hogar, ese en el que nunca estuvimos y del que ni siquiera tenemos suficientes datos.

Ahora entiendo mucho más a mis ancestros y su manera de ver la vida porque, aunque no soy italiana y ya no puedo añorar lo que ellos dejaron, haber conocido a Cristo me hace vivir igual que ellos con el alma dividida.

la Lucha constante de la Iglesia es vivir con los pies en la tierra y el corazón en el cielo.

El Espíritu y la novia dicen: ‘¡Ven!’; y el que escuche diga: ‘¡Ven!’. El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17).

Dios está escondido en mi prójimo

Pensemos que estamos haciendo algún trámite o compra en la calle, alguien nos toma por sorpresa y nos asalta. La gente va pasando, toma fotos, se escandalizan, pero nadie hace nada.

Quiero empezar este texto usando un poco nuestra imaginación. Por un momento, pensemos que estamos haciendo algún trámite o compra en la calle, en alguna geografía lejos de nuestra casa, y alguien nos toma por sorpresa, nos asalta, nos violenta, nos deja lastimados, casi al punto de la muerte. 

La gente va pasando, toma fotos, trasmite desde su celulares en vivo para las redes sociales, se escandalizan, pero nadie hace nada. Al ver la indiferencia de los demás, nos invade una sensación de desesperanza absoluta. Pero justo cuando empezamos a rendirnos a la muerte, aparece un desconocido y nos brinda su ayuda. 

Esta misteriosa persona cura nuestras heridas, detiene las hemorragias, nos carga en un auto y nos deja en un hospital, pero no público: un sanatorio privado del más alto nivel, de esos que tienen toda la tecnología, donde las instalaciones se asemejan a un hotel cinco estrellas y los profesionales son los mejores en su campo. Nuestro héroe anónimo nos ingresa, y les dice a los médicos y administrativos: “Yo me haré cargo de los costos de su internación; les ruego que lo traten como a mí mismo”. Se retira y promete regresar a visitarnos. 

¡Guau, qué increíble sería vivir algo así! Esta historia la contó Jesús dos mil años atrás. Muchos la conocemos como el buen samaritano y nos ejemplifica cómo Dios nos amó, nos curó y pagó toda deuda que tuviéramos. Él se hizo cargo de nosotros. 

Pero sí, lo sé, siempre hay un “pero”. Imagine que en esa historia usted no es ni el extraño, ni el malhechor, ni el herido, sino aquel indiferente que decidió sacar fotos, o simplemente seguir con su rutina tal cual como la tenía planeada. No tiene tiempo para invertir en alguien que necesita ayuda. 

¿Se da cuenta de algo? 

Todos queremos ser rescatados y ayudados, pero pocos estamos dispuestos a ser de ayuda para otros. 

El segundo mandamiento que Jesús nos dejó está puesto en el mismo nivel que el primero: “Aménse uno a los otros como yo los he amado” (ver Juan 13:34). Más adelante, el apóstol Juan considera este punto y dice: “Si alguien afirma: ‘Yo amo a Dios’, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto” (1 Juan 4:20). 

Qué palabras fuertes y a considerar seriamente. Muchas veces, por no decir casi siempre, oímos y hablamos un hermoso mensaje sobre la fe, el amor, la esperanza y el perdón, pero a la hora de ponerlo por obra, pareciera que sufrimos una especie de amnesia y optamos por el camino contrario. 

Generalmente, les decimos a las personas cuánto Dios las ama y cuánto nosotros amamos a Dios por lo que hizo en nuestras vidas, pero ese amor no se ve reflejado para con el otro.

Pasamos al lado de un indigente, un niño o un anciano desprovisto de todo lo material, y en lugar de conmovernos, ya los miramos como parte del paisaje. Y sí, sé qué va a decir, porque yo mismo me lo digo: No podemos ayudar a todos los pobres que se nos cruzan en el camino; pero créanme, tiene que ver con algo más profundo que hacer obra de caridad: se trata de nuestro corazón. Si ya no sentimos ese enojo ante la injusticia, esa compasión y misericordia hacia el otro, entonces, algo de Dios murió dentro de nosotros. Dejamos que la llama se consumiera

Ahora bien, fuera de estos ejemplos cotidianos de necesidad física, debemos considerar a otros que tienen hambre, pero del Pan de vida: tal vez sea un compañero del trabajo, un amigo, un familiar, o el que se sienta al lado nuestro en el bus o en el avión. Y sabemos que tenemos una Palabra viva que puede cambiar la vida de nuestro prójimo, pero nuestra rutina, nuestro egoísmo, nuestros planes, nos pueden más. Miramos, sacamos una foto, pero no expresamos el amor de Dios al que está a nuestro lado. 

El punto está en que después, al rato o los días siguientes, vamos al culto y levantamos las manos, cantamos, alabamos, nos emocionamos; pero cuando tuvimos la posibilidad de amar, decidimos ser fríos, distantes y apáticos. 

Pero acompáñenme a pensar un momento: Jesús nos dejó un encargo, nos mostró un ejemplo y, encima, nos dio su corazón, su vida, su espíritu, no sólo para mostrar su poder sino su carácter, sus frutos, su amor. Sin embargo, usamos su legado para nosotros mismos, para nuestro placer o bienestar. Algo está funcionando a medias. Amamos a Dios, pero no a nuestro hermano. Eso nos posiciona en un lugar específico: en la mentira.

De esa manera, nos engañamos a nosotros mismos y a los demás, y aun —o al menos eso pretendemos— a Dios. ¡Qué terrible esto! Le pido al Padre que nos libre de este mal. 

Parafraseando lo que el apóstol Juan expresa en su carta, podríamos decir: Si amamos a nuestro hermano, a nuestro vecino, a nuestro compañero, al que nos hace la vida imposible, al que nadie quiere, de esa manera estamos amando a Dios. 

Dios nos dejó una ecuación: la intensidad con la que amás a otro ser humano es el parámetro con el que el Padre mide tu amor por Cristo.

Mientras más amamos a nuestro prójimo, más profundo es nuestro amor hacia Dios. Pero es Dios quien nos da su misma naturaleza para hacerlo. Sin embargo, al no ser conscientes de la vida que nos habita, vivimos en un amor muy terrenal y superficial. 

Eso queda en evidencia por las mismas palabras de Jesús en Mateo 5:46-48

Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso los recaudadores de impuestos? Y, si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.

No hay ningún mérito en amar a aquellos que son fáciles de amar. Cristo es categórico y dice que hasta los que recaudan impuestos pueden hacer eso. Este enunciado deja en evidencia que el ser humano quiere por interés. Todos quisiéramos tener un amigo en la municipalidad o en impuestos que nos ayudase a resolver problemas de inmediato. Pero esa clase de amor es superficial, etérea, vana y se disipa con el viento.

Cristo propone un amor elevado, que nos reviste de perfección y que es capaz de amar y bendecir a aquellos que nos quieren hacer la vida imposible o, inclusive, dañarnos de alguna manera. 

No se trata de un amor tonto e ingenuo; no ignora el mal del otro, sino que, por el contrario, está consciente del daño que puede llegar a recibir de esa persona; pero tiene también claro que nada lo va a hacer cambiar de naturaleza ni de posición. Asimismo, el Padre decidió amarnos y, siendo aún sus enemigos, nos reconcilió con Él para siempre. 

El Padre está buscando una generación que eleve la medida del amor hacia los demás, muriendo más a las propias emociones y expresando con mayor intensidad la misericordia con la que fuimos perdonados.

Porque amar al otro, es amar a Dios en esa persona.

¿Qué pensás hacer con Cristo?

Mateo 25:35-40

«Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí». Entonces los justos le responderán, diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? ¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?». Respondiendo el Rey, les dirá: «En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis». 

Falleció la pastora Gertrudis Ibarra

Gertrudis Ibarra ya se encuentra cara a cara con el Señor y honramos el legado que dejó a su generación

La pastora ya se encuentra cara a cara con el Señor y honramos el legado que dejó a su generación.

En el día de hoy Gertrudis Ibarra partió a la Presencia del Señor, luego de años de trayectoria en su ministerio en la Iglesia del Puente que fundó junto a su esposo el pastor Pedro Ibarra. Desde La Corriente enviamos nuestras condolencias y nos unimos en oración por sus familiares y amigos en este momento tan difícil.

La Iglesia del Puente emitió el comunicado del fallecimiento de la pastora a través de sus redes sociales.

El texto expresa “es con gran tristeza que compartimos la noticia del fallecimiento de nuestra querida pastora, Gertrudis Ibarra. Ella fue una líder inspiradora y amada por cada uno de nosotros. Queremos recordar su legado y lo mucho que significó para nuestra iglesia. Ella fue una líder espiritual, una consejera y una amiga para todos nosotros. Extrañaremos su sonrisa y su presencia en nuestra iglesia. Sin embargo, sabemos que ella está en la presencia de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Su legado de amor y servicio siempre será recordado en nuestra iglesia. Nos unimos en oración por su familia y seres queridos en este momento difícil.» 

En su paso por esta tierra, fue barro en manos del alfarero, dejándose usar por Dios para alcanzar a miles de familias con el mensaje que transforma vidas.  

Pudimos hablar con Marcelo Ingrao parte del equipo de La Corriente y del equipo de alabanza que cada domingo dan lugar al servicio en la Iglesia del Puente quién expresó:

“Lamento muchísimo la partida de nuestra pastora Gertrudis Ibarra. He tenido el honor y el privilegio de haber compartido el ministerio a su lado durante más de 30 años. Ella realmente era una mujer fuera de lo común, imparable, ferviente, incansable y con una templanza que la caracterizaba. Una mirada suya hablaba más que mil palabras. Hasta luego pastora Gertrudis. Te extrañaremos mucho”. 

Marcelo Ingrao 

El pastor Osvaldo Carnival escribió en sus redes:

“Honramos la vida de Gertrudis Ibarra. Su vida nos ha bendecido durante muchísimos años, hoy ante su partida agradecemos a Dios por su vida, inspiración y servicio a la Iglesia de Cristo”. 

Oramos por el Pastor Pedro, toda su familia y la congregación de @idelpuente

La Alianza cristiana de iglesias evangélicas de la república argentina (ACIERA) también le dedicó a la ministra del Señor unas palabras en sus redes sociales: “compartimos la noticia de la partida con el Señor de la pastora Gertrudis Ibarra quien junto a su esposo Pedro, fundaron la Iglesia del Puente en Quilmes, Buenos Aires. Oramos por consuelo para su esposo, hijos y congregación, como para todos aquellos que la amaron”.

Hoy en la ciudad de Quilmes, quién vio llegar desde su juventud a una congregación muy pequeña de la ciudad, la Iglesia despide a Gertrudis y cree en las palabras escritas por el apóstol Pablo cuando declaró “el vivir es Cristo y el morir es ganancia”.

La pastora hoy entró al reposo de su Señor y descansa de sus días de servicio brindados aquí en la Tierra.

“FIELES”, La nueva edición del Congreso para jóvenes de Cita con la Vida

El próximo 6, 7 y 8 de abril se realizará en Córdoba la edición número 30 del Congreso Internacional de Jóvenes, organizado por la Iglesia “Cita con la vida”. Bajo el lema “FIELES” el pastor Sergio Belart comentó, “tenemos el anhelo en el corazón de seguir sembrando los principios de la Palabra de Dios para continuar capacitando y formando el carácter de Cristo en la juventud”.

El próximo 6, 7 y 8 de abril se realizará en Córdoba la edición número 30 del Congreso Internacional de Jóvenes, organizado por la Iglesia “Cita con la vida”. Bajo el lema “FIELES” el pastor Sergio Belart comentó, “tenemos el anhelo en el corazón de seguir sembrando los principios de la Palabra de Dios para continuar capacitando y formando el carácter de Cristo en la juventud”.

El reconocido congreso internacional tuvo su primera edición en el año 1994, en el que a lo largo de los años la fidelidad del Señor se vio de maneras inexplicables; por ejemplo, año tras año miles de jóvenes de todo el mundo han sido bendecidos por Dios e inspirados para afectar su generación.

El pastor Belart afirmó “nos produce mucha alegría ver que la palabra que fue un día sembrada en los corazones ha dado frutos y como consecuencia muchos de nuestros jóvenes que han venido a nuestro congreso, se convirtieron en hombres y mujeres de fe, padres y madres, obreros en el Reino de Dios, profesionales destacados, gente que está influenciando a la comunidad en la que vive. Esa es nuestra mayor satisfacción”.

Belart explica que uno de los puntos fundamentales de este congreso a lo largo de los 30 fue “la oración y el ayuno a la hora de llevar adelante la organización del Congreso. Reconocemos nuestra absoluta dependencia de Dios y si hemos podido lograr algo, todo ha sido por la bendición de Dios, creemos que la oración es un pilar insustituible, para llevar adelante todo lo que hagamos”.

Además agregó, “Cada jornada de oración, clamamos juntos a cientos de jóvenes por el lugar donde se desarrollará el Congreso, que el Reino de Dios se establezca en ese lugar”.

Lo novedoso de esta edición del congreso es que se desarrollará en el Quality Espacio, de la ciudad de Córdoba capital, el mismo cuenta con un amplio patio que permite “tener a los jóvenes un momento de compañerismo, compartir alimentos o tener recreación, dentro del mismo predio”. El lugar también tiene la ventaja de estar ubicado cerca del centro de la ciudad y muchas líneas de transporte público permiten el fácil acceso al lugar.

El evento contará con talleres e invitados especiales para los jóvenes que presenciarán el congreso. Oradores y músicos llegarán desde diferentes lugares, con una palabra de parte de Dios para este tiempo. 

Los invitados son: Andrés Corson (Colombia), Itiel Arroyo (España), Carlos Belart (Argentina), Sergio Belart (Argentina), Luis Morales (Guatemala), Josh Morales (Guatemala), Kim Richards (México), Daniel Aguilar (México), y en la música Miel San Marcos (Guatemala) y Un corazón (México).

Los Talleres contarán con un espacio de interacción. Desde el día viernes 7 se desarrollarán 3 talleres simultáneos y el día sábado 8 otros tres diferentes, para que cada participante que tenga el llamado o ministerio de acuerdo al tema del taller, pueda asistir y capacitarse.


Los talleres serán: Liderazgo Juvenil, dictado por el pastor Sergio Belart; Músicos, llevado a cabo por Miel San Marcos; Misiones (Pr. Jonathan Tigani); Hijos de Pastores (Lautaro Belart); Creatividad, Arte y Reino. (Pr. Juan Belart).

El pastor Sergio comentó, “Siempre hemos procurado a nuestros miles de muchachos que participan en nuestras reuniones y en diferentes actividades que llevamos a cabo, motivarles a desarrollar su potencial”.
“Creemos que la juventud cumple un rol trascendente en el destino de nuestra nación, por eso la necesidad de formar un carácter, convicciones fuertes para enfrentar cada circunstancia y permanecer FIELES, constantes, perseverando siempre, con la certeza de que Dios está con nosotros hasta el fin”, finalizó.

Te dejamos la promoción del Congreso:

ACIERA homenajeó a seis mujeres que dejaron su huella en Argentina

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Reunion de Mujeres Aciera

ACIERA Mujer celebró el 19º aniversario en el Salón Dorado de la Legislatura porteña con un acto pleno de autoridades en reconocimiento a la mujer.

El área femenina de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) celebró su aniversario y entregó reconocimientos a seis mujeres solidarias y destacadas por su labor en distintos ámbitos de la sociedad. La senadora María Belén Tapia ha enviado recientemente la propuesta para que el evento de la entrega de las placas de ACIERA Mujer sea declarado de interés por la Cámara Alta.

La jornada presentó un auditorio completo en el salón principal de la Legislatura con presencia de funcionarios del Gobierno Porteño, como Pilar Bosca, Cynthia Hotton, flamante titular del Consejo Social Porteño, Daniel Di Paolo, Laura Caramella, coordinadora de Cultos de la Secretaría Desarrollo Social de ese distrito.

Además, estuvieron presentes el actual presidente de la Alianza Mundial Bautista, Tomás Mackey, mujeres integrantes del área femenina de la Alianza, el Director Ejecutivo de ACIERA, pastor Jorge Gómez, y las pastoras Lali Gómez, Daniela Freidzon, Jael Ojuel, y Martha Rodríguez, entre otros presentes.

Participó también “El Coro Polifónico Nacional Evangélico”, dirigido por Constanza Bongarrá de Garibotti, interpretando tres piezas musicales.

En su discurso, la titular de ACIERA Mujer, Susana Calot de Ibarbalz, “Amamos a la Argentina, defendemos la democracia y sus instituciones, sus símbolos, bendecimos su bellísima geografía y agradecemos a Dios por sus innumerables recursos materiales. Nos consideramos verdaderas ciudadanas, y no solamente habitantes, es por eso que nos alegramos con sus triunfos y su progreso; pero nos entristece y preocupa hondamente su decadencia moral y espiritual; su falta de apego a las leyes y, sobre todo, la falta de temor a Dios, a Aquel que se invoca en los juramentos, pero que lo vemos ausente en las decisiones de los que tienen la responsabilidad de asegurarnos el bienestar y la paz. Dios es fuente de toda razón y justicia, como lo declara nuestra Constitución Nacional. Cuán diferente será nuestra Nación, cuando los hombres y mujeres que ejercen lugares públicos tengan en cuenta que de Él viene la sabiduría, la verdad, tan descuidada en estos tiempos.”

Las premiadas fueron: la Dra. Graciela Cremaschi, investigadora superior del Consejo de Investigaciones científicas y técnicas del CONICET; la Dra. Alicia Scialabba, médica pediatra egresada de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, coordinadora para la provincia de Misiones del programa CEDECEM y titular de ASAAPER (Asociación Argentina de Perinatología); Jane Carol Caldcleugh, licenciada en Teología y Griego, pastora y maestra de la Biblia con un extenso trabajo en la ayuda a mujeres víctimas de la trata.

También fueron reconocidas: la Dra. Viviana Yzaguirre, que trabaja  con profesionales de la salud en el Impenetrable chaqueño y las comunidades Wichi, y ganadora del Premio Abanderados 2022; Liliana Villarreal, maestra rural quien desde 1992 integra el grupo de docentes de los Centros Comunitarios Rurales Evangélicos. Y Claudia Mabel Morales fundadora del espacio comunitario ‘El Rincón de la Familia’ donde se trabaja con los huérfanos de la pandemia, y por una adolescencia y juventud con valores.

Las homenajeadas recibieron una placa de ACIERA Mujer y un ejemplar de la Biblia provisto por Sociedad Bíblica Argentina.

En la apertura, el subsecretario de Labor Parlamentaria del palacio legislativo, Claudio Cingolani comentó “Qué bueno poder reconocer mujeres empoderadas de distintos ámbitos. Es mi deseo que cada vez sea mayor la participación de las mujeres en las mesas de decisión de nuestra sociedad”. 

Por su parte, el titular de ACIERA, pastor Christian Hooft, señaló que “celebramos estos 19 años de labor ininterrumpida a mujeres que nos inspiran y enorgullecen por el aporte que brindan a nuestra sociedad en distintos estamentos: en el campo social, educativo y científico.” Y en otro tramo de su discurso expresó “Estas acciones nos envalentonan. Sentimos que esto es lo que tenemos que hacer. Poner en alto los valores que la sociedad debe seguir. Dios ama a las mujeres y las pone en un lugar de privilegio.”

Mito o realidad: ¿José y el pueblo de Israel realmente vivieron en Egipto?

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¿Existió José de egipto?

Todos nos hemos conmovido con la historia de José, relatada en el libro de Génesis, pero ¿ocurrió realmente? ¿Ha encontrado la arqueología evidencia del tiempo de José en Egipto? En esta nota intentaremos responder estas preguntas.

El portal académico y científico Biblical Achaeology publicó un interesante artículo sobre este tema, que resume un poco de investigaciones de años acerca de la historia de Israel y Egipto. Compartiremos algunos puntos importantes de dicha investigación.

Comencemos recordando un poco de esta historia. Según el libro de Génesis, José, el hijo favorito de Jacob, fue vendido como esclavo por sus hermanos y terminó en Egipto, donde se convirtió en administrador de la casa de Potifar antes de ser encarcelado injustamente. Allí, interpretó los sueños de otros prisioneros y, finalmente, los del faraón, lo que lo llevó a ser nombrado administrador de Egipto. Durante una terrible hambruna, José se reencontró con sus hermanos y, después de ponerlos a prueba, les reveló su identidad y los perdonó, permitiendo que su familia prosperara en Egipto y se convirtiera en la nación de Israel. Cuatrocientos años después, esa nación resultaría esclavizada, pero Dios levantó a Moisés, quien liberó a su pueblo y los dirigió con la guía de Jehová a la tierra prometida.

Representación animada del momento de la reconciliación entre José y sus hermanos en la película «José, el rey de los sueños»

Este relato nos enseña mucho acerca de Dios, de su misericordia y su poder. Pero a más de uno se le podría llegar a cruzar por la cabeza la pregunta de si hay registros históricos que corroboren estos sucesos. 

Gracias al desciframiento del antiguo Egipto y a las extensas excavaciones arqueológicas, ahora sabemos que Egipto prosperó durante el período conocido como el Reino Antiguo (c. 2600-2200 a. C.). Esta fue la era de la construcción de pirámides, cuando el gobierno central y la economía eran fuertes. Pero al final de este período, las cosas comenzaron a cambiar. La mayoría de los eruditos creen que hubo una mala sequía. Los escritos de los gobernantes locales, como Ankhtyfy de Mo’alla, describen una hambruna. Otros textos, como las Advertencias de Ipuwer, describen cómo el gobierno central se vino abajo por completo. 

Advertencias de Ipuwer

El gobierno estaba en ruinas (llamamos a esta era el Primer Período Intermedio), hasta que la dinastía indígena con sede en Tebas restauró el orden y comenzó el período llamado Reino Medio (c. 2000–1750 a. C.).

Desde casi el comienzo del Reino Medio, la gente de Canaán se estaba infiltrando en el delta del Nilo oriental, aunque es probable que estos cananeos llegaran primero a Egipto como comerciantes. El rey Amenemhet I construyó un muro para mantener a los «asiáticos» fuera del país. Claramente los percibió como una amenaza.

Hay evidencias aun más sorprendentes de que los egipcios se sintieron amenazados por estos norteños conocidos como hicsos. Los sacerdotes egipcios los maldecían ritualmente, con la esperanza de eliminarlos como un problema. Hay varios textos de maldición dirigidos contra las ciudades de Canaán y sus gobernantes, conocidos como los Textos de execración, que se encontraron en buenos contextos arqueológicos en muchas ciudades de Egipto. Están inscritos en pequeñas piezas de cerámica e incluyen los nombres de ciudades y reyes de Canaán. 

Estos objetos fueron rotos y enterrados ritualmente, para promulgar las maldiciones. Las ciudades de Canaán que aparecen en los Textos de execración incluyen Hazor, Acre, Afec, Siquem, Ascalón e incluso Jerusalén. 

Textos de execración

Los egipcios tenían buenas razones para estar preocupados. Las excavaciones arqueológicas en sitios del delta del Nilo oriental muestran que a fines del Reino Medio, en el período conocido como el Segundo Período Intermedio, los cananeos que habían estado viviendo en la región se expandieron y se apoderaron de gran parte del delta del Nilo oriental, esencialmente conquistando Egipto desde adentro. Los textos egipcios se refieren a ellos como heqau khasut, que significa ‘gobernantes de tierras extranjeras’, un término que historiadores griegos como el sacerdote del siglo III a. C., Manetón, usaron al explicar que las dinastías 14, 15 y 16 fueron todas dinastías hicsos.

La idea de ser gobernados por extranjeros horrorizaba a los egipcios, que se consideraban superiores a todos sus vecinos. Aunque algunas dinastías egipcias nativas mantuvieron el control sobre las partes del sur del país (centradas en Tebas), estaban casi impotentes.

Pero ¿cómo sabemos con seguridad que estos hicsos eran cananeos? La mejor manera es observar los restos arqueológicos de Avaris, la capital de los hicsos, en el delta del Nilo oriental. El sitio de Avaris se llama hoy Tell el-Dab’a.

La arqueología muestra que Avaris definitivamente fue construida y colonizada por cananeos. Las excavaciones de Manfred Bietak han revelado la cultura material cananea en todo el sitio, incluida la arquitectura, la cerámica y los entierros de estilo cananeo. 

Sus hallazgos arquitectónicos incluyen un templo que fue construido de acuerdo con un plan de templo tripartito cananeo típico con un pórtico exterior y una sala principal y un nicho o una sala separada en su parte trasera, un plan que es muy diferente de los templos egipcios contemporáneos pero muy similar a los templos en sitios cananeos, como Hazor. 

El período de los hicsos terminó c. 1550 a. C., cuando los egipcios locales, que todavía se aferraban a algún territorio alrededor de Tebas en la región sur de Egipto, finalmente resurgieron. Un rey tebano llamado Kamose marchó hacia el norte y libró una guerra contra los hicsos atacando su capital, Avaris. El sucesor de Kamose, Ahmose (quien es considerado el fundador de la fuerte XVIII Dinastía de Egipto), continuó con sus políticas persiguiendo a los hicsos hasta Canaán y atacando y conquistando las ciudades cananeas. 

Detalle de pintura mural de una delegación extranjera en la tumba de Khnumhotep II (aprox. 1900 a.C). En la imágen se puede leer «Abisha el Hicsos» en jeroglíficos.

Esencialmente, Ahmose y los reyes fuertes que lo siguieron les dieron la vuelta a los hicsos. En lugar de que los cananeos gobernaran Egipto, los egipcios ahora conquistaron y gobernaron las ciudades de Canaán, formando un imperio que eventualmente se extendería a Siria.

Durante la Dinastía XVIII, los ejércitos egipcios dominaron por completo el resto de Canaán, establecieron bases permanentes y colocaron a sus soldados y gobernadores en las ciudades de Canaán, incluso en las del norte, como Beth Shean. Las otras grandes ciudades de Canaán se convirtieron en meros vasallos de Egipto durante la Edad del Bronce Final.

Podemos resumir toda esta historia egipcia en una o dos oraciones: un grupo de personas que se originaron en Canaán se convirtieron en gobernantes de Egipto durante varios siglos, pero luego regresaron a Canaán, perseguidos por el ejército egipcio. En otras palabras, el breve resumen del material egipcio es casi idéntico al del relato bíblico. Cuando uno deja de lado los detalles del “complot” de la Biblia, ignorando los conflictos personales entre José y sus hermanos, la historia bíblica se alinea con las fuentes egipcias.

En la Biblia, los numerosos descendientes de José y sus hermanos son esclavizados por un faraón posterior, hasta que escapan y regresan a su tierra natal original de Canaán, perseguidos por el faraón y su ejército (Éxodo 14:6-9). Fuentes egipcias indican de manera similar que cuando los reyes egipcios locales finalmente se hicieron lo suficientemente fuertes como para tomar el poder (primero Kamose, al final de la XVII Dinastía, y luego su sucesor Ahmose, primer rey del Nuevo Reino), obligaron a otros poderosos hicsos a huir de Egipto y regresar a Canaán, y el ejército de Ahmose los persiguió hasta Canaán.

Las historias bíblicas sobre la vida de José en Egipto en realidad podrían ser recuerdos populares del período del gobierno de los hicsos, mientras que las narraciones sobre la esclavitud y el Éxodo son recuerdos populares de la expulsión de los hicsos y la conquista egipcia de Canaán. Los cananeos fueron “esclavizados” en su propia tierra, obligados a servir a Egipto.

Aunque hay mucha erudición sobre la fecha del Éxodo, la mayoría de los eruditos asocian al faraón mencionado en la Biblia con Ramsés II, quien gobernó en el siglo XIII a. C. Pero la expulsión de los hicsos tuvo lugar antes de eso: los gobernantes egipcios del siglo XVI Kamose y Ahmose, respectivamente, lucharon contra los hicsos en Avaris y los persiguieron hasta Canaán. Además, el Imperio egipcio en Canaán —los egipcios “esclavizaban” a los pueblos de Canaán en su propia tierra— no alcanzó su apogeo hasta principios del siglo XV. Esta es la razón por la que la teoría de la “memoria popular” funciona tan bien: a medida que la relación entre cananeos y egipcios evolucionó a lo largo de cuatro siglos, las narrativas sobre la relación también lo hicieron, hasta que se solidificaron en la memoria popular que nos llega a través del libro del Éxodo. 

A lo largo de los años, la arqueología se encontró con evidencia que no hacía más que confirmar que lo relatado en los escritos bíblicos tuvo realmente lugar en la historia del mundo. Pero más allá de que los registros concuerden o no con las historias bíblicas, estos textos tienen que servirnos para que se nos revele la persona de Jesús en nuestras vidas. De nada serviría leer la historia de José o Moisés como un cuento, aunque su trama sea maravillosa, sino que debemos leer las Escrituras entendiendo que todas ellas hablan de Cristo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. 

Cada historia bíblica nos habla del amor más grande de todos: Dios. El mismo que buscó la reconciliación, aun cuando su propio pueblo le dio la espalda.

Más que un puñado de flores

Devocional de las flores
Devocional sobre el Pan de Vida

Una familia se encuentra caminando día tras día en una zona desértica tras escapar de la esclavitud, pero las provisiones que recolectaron para el viaje se acabaron y están lejos de llegar a algún lugar poblado. Se miran entre ellos y nadie dice nada, aunque el pensamiento en común fue ¿por qué huimos de nuestros opresores? 

En un pestañeo, el cielo despejado se nubla y comienzan a caer trozos de pan por toda la región, como si fuera una película de Disney, pero esta historia es real. El éxodo de Israel hacia la tierra prometida fue testigo de la provisión ilimitada de Dios para con sus hijos.  

El Padre nos proveyó todo en su Hijo Jesucristo, y aunque para la mente natural sea una locura y le cueste aceptarlo, en el plano espiritual es un hecho consumado. Esto significa que Dios sabe lo que estás atravesando y no es ajeno a su necesidad, tan solo la provisión aparecerá en el momento justo, confíe en su Padre eterno, Él es un especialista en dispensar a Cristo de las maneras más creativas del universo; puede ser un milagro, un prodigio, una señal, un sueño, una palabra, una oración, un abrazo, un mensaje. El Padre nos da su Hijo todos los días de diferentes maneras. Esté atento y lo verá en el momento menos imaginado.

Pida el pan de cada día, como nos enseñó Jesús, porque Él no se ha olvidado de usted, acérquese con confianza, porque el Padre bueno sabe dar buenas dádivas y somos más importante que un puñado de palomas y flores. Somos sus hijos.

Dime qué hablas y te diré quién eres 

“Tenía que decírtelo”. “Es lo que siento y no soy de guardarme nada”. “Te lo digo porque te quiero”. “Yo soy así, frontal y sincera”. “Te lo cuento para que ores”. “Me pasa esto con vos”.

“Tenía que decírtelo”. “Es lo que siento y no soy de guardarme nada”. “Te lo digo porque te quiero”. “Yo soy así, frontal y sincera”. “Te lo cuento para que ores”. “Me pasa esto con vos”.

¿Alguna vez te encontraste en una conversación que tenía que ver más con la otra persona que con vos? ¿Alguna vez te preguntaste para qué uno dice lo que dice?

Proverbios 12:18 (RVR60): “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina”.

No se trata de decir todo “porque lo sé, porque lo veo o porque lo siento”. Decir lo correcto en el momento incorrecto lo vuelve incorrecto. Hay una dirección en tu lenguaje que puede llevarte a diferentes lugares. 

Por siglos, se consideró al lenguaje como un instrumento de descripción; se asumía que la realidad antecedía el lenguaje, y este se limitaba a “dar cuenta” de ella. Sin embargo, el lenguaje no se limita solamente a eso, sino que hace que sucedan cosas.

¿A qué lugares te está llevando tu lenguaje?

Como mujeres en Dios, además de tener un corazón poderoso y ser sabias, debemos ser potentes en nuestro lenguaje verbal, emocional y corporal.

Es tiempo de aprender a hablar poderosamente, ya que nuestro lenguaje crea realidades.

1. Nuestro lenguaje NO es inocente:

Cada una de nosotras debe ser responsable de lo que habla y de cómo lo habla. 

“Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona” (Mateo 15:18)

La responsabilidad es la habilidad para responder, y ser responsables en nuestro lenguaje es la habilidad para responder frente a lo que decimos y cómo lo decimos.

Una mujer protagonista se hace cargo de sus palabras y de lo que genera con ellas. 

Las mujeres somos capaces de sacar adelante cualquier situación y llevarla a otro nivel, pero ¿somos responsables de nuestro lenguaje?

“En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente” (Proverbios 10:19, RVR60)

Seamos intencionales en escucharnos y en elegir las conversaciones. 

2. Nuestro lenguaje tiene poder:

Nuestro lenguaje tiene el poder de crear nuevos mundos y nuevas realidades.

“En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (Proverbios 18:21)

Con nuestras palabras, podemos construir o destruir.  

Existen cinco tipos de conversaciones:

  • Con Dios
  • Con el enemigo
  • Conmigo mismo
  • Con los demás
  • Con mis circunstancias

¿Cómo son tus conversaciones?

A veces, nuestras palabras están cargadas de negatividad; usamos palabras como “nunca, siempre, nada, todo”, que llenan de juicios nuestra vida.

Cuando hables de vos, hablá lo bueno; cuando hables de tu familia, tu trabajo,  tu economía, tu pareja, tus proyectos, tu vida, hablá lo bueno, porque tus palabras construyen futuro. 

Si no tenés nada bueno que decir, mejor no digas nada.

Eliminemos las mentiras con verdades y formemos un nuevo sistema de creencias.  Debemos aprender a escucharnos, analizar cada una de nuestras conversaciones, así, tu mente se irá corrigiendo y tu lenguaje te llevará en la dirección correcta.

¿Tu voz te alienta o te critica? ¿Te da confianza o te desanima? ¿Te lleva a la acción o a la comodidad?

Quizá te encuentres con áreas en tu vida que están muertas por declaraciones que hiciste sobre ellas. Estás a una conversación de cambiar el mundo.  

Tu lenguaje abre o cierra puertas.

No nos hagamos expertas en excusas; hagámonos expertas en recrear con nuestro lenguaje, el mundo en el que queremos vivir. 

Tus palabras tienen poder de dar vida o muerte. ELIGE LA VIDA.

3. Tipos de lenguaje:

Existen dos tipos.  

El lenguaje descriptivo: cuenta lo que está hecho y los eventos que están sucediendo o que ya sucedieron.

El lenguaje generativo: es el que hace que las cosas sucedan. Crea el mundo que no existe. Cambia el mundo. El poder de la lengua está en lo que declaramos y cómo lo declaramos.

¿Cómo fue la primera relación de Dios con el futuro? 

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:1-3, RVR60)

En la primera relación de Dios con el futuro, Él habló.

Dios no habló lo que pasaba (describió); habló lo que quería que pasase (generó).

No declaró circunstancias que veía sino convicciones de lo que iba a pasar.

El lenguaje generativo es el lenguaje de Dios.

Podemos elegir ser víctimas con nuestro lenguaje, describiendo cada circunstancia, o ser protagonistas, con un lenguaje que te lleve a tu futuro.

Con nuestro lenguaje, tenemos la capacidad de crear nuevas realidades, cambiar atmósferas, cambiar ambientes.

Nuestras palabras preceden a nuestras acciones, van delante de nuestro futuro.

Todo lo que no está en tu lenguaje no existe, pero todo lo que ponemos en el lenguaje empieza a existir.

Dios creó el universo por la palabra que salió de su boca, y nos invita a cocrear con Él nuevas realidades.

Es tiempo de elegir quiénes vamos a ser con nuestro lenguaje.

Hagámonos mujeres deseables: que las personas anhelen estar con nosotras, por el hecho de que generamos vida con nuestras palabras.

Imperdibles

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