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No quiero ser como mis papás

Nací en un hogar donde mis papás padecían de enfermedades de salud mental. No lo noté hasta que tuve 9 o 10 años. Me di cuenta cuando tuve que ir por primera vez a visitarlos a hospitales neuropsiquiatricos. 

Recuerdo a mis 13 años en una crisis emocional gritar con fuerza y lágrimas en mi rostro NO QUIERO SER COMO MIS PAPÁS. Lo que en realidad estaba queriendo decir es que no quería padecer como ellos de enfermedades de salud mental. 

A medida que crecí pude entender que tampoco mis papas habían querido enfermar y que muchas de las cosas que les fueron pasando a lo largo de sus vidas explicaban parte de lo que les sucedió. Lo que también podría alegar respecto de mi problema con las adicciones, ya que durante toda mi adolescencia practique el consumo de drogas, lo que le dio lugar al delito, a la violencia y a poner en riesgo mi vida en muchas ocasiones. 

Pasé mucho tiempo culpando a mis padres de todo lo que me había pasado y me victimice todo lo que pude, lo que complicaba más y más la situación. 

Gracias a Dios a mis 18 años inicié un tratamiento donde logré desintoxicarme y empezar a poner en palabras todo lo que había vivido. 

Es verdad que salir adelante resulta muy difícil y más cuando vivís en un contexto rodeado de enfermedad que podría ser, como en mi caso, adicciones o patologías de salud mental. 

Entiendo a quienes tienen a sus padres afectados por alguna de estas enfermedades. También sé de las batallas emocionales que enfrentan, ya que por un lado aman a sus padres y por momentos sienten un profundo dolor por todo lo que les ha tocado vivir como consecuencia. 

Aún así, en mi experiencia entendí que todo depende de donde pongamos la mirada, de qué personas nos rodeemos, de las palabras que recibimos y de los pensamientos que permitimos que permanezcan en nuestra mente. 

Hay personas, palabras y pensamientos que nos pueden llevar a hundirnos más en el pozo del dolor y hay personas, palabras y pensamientos que nos pueden ayudar a salir de ese pozo y continuar en el camino. 

Por eso resulta fundamental decidir de quienes nos vamos a rodear para avanzar, qué información vamos a permitir que nos oriente y qué pensamientos nos acompañarán en el camión que decidamos emprender. 

Creo que donde pongamos el ojo determinará los resultados, porque si solo miramos los problemas, lo que nos falta y falto, seguramente quedaremos atrapados en la queja y la victimización. Pero si ponemos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumidor de la Fe, estoy seguro que se cumplirá lo que está escrito en 1 Corintios 2:9 “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera pensado”. 

Esta manera de mirar la vida poco a poco nos permitirá ir entendiendo aquello que también Dios nos dejó dicho en Romanos 8:28 “Para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para bien, esto a los que conforme a su propósito son llamados». 

Los que decidimos poner nuestros ojos en Jesús, podemos dar fe que es ahí cuando todo comienza nuevamente. La palabra de Dios dice; que para los que estamos en Cristo nuevas criaturas somos, las cosas viejas pasaron y en él son todas hechas nuevas. 

Es hermoso ver cómo la fe mueve montañas, como el débil en Cristo puede enfrentar realidades adversas y en medio de cada aventura, Dios se encarga de sacarnos de los lugares difíciles guiados por Su Espíritu para mostrarnos la salida. 

Dios es fiel a su palabra y cumple sus promesas. El obedecer a sus mandamientos se transforman en el tratamiento que nuestra alma, nuestro espíritu y por lo tanto nuestro cuerpo necesitan. 

Dios tiene poder para sanar por medio de la fe y la obediencia en Jesús, aquellos que, ni juntando a los mejores profesionales del mundo se lograría en materia de recuperación. 

En mi opinión y a la luz de la palabra, podemos ver que son muchos los hombres y mujeres de Dios que les ha tocado enfrentar realidades adversas, las cuales formaron el carácter y el corazón para algo mayor que Dios les tenía preparado. Una vez aprobados por Dios en medio de las dificultades, se acercaron a nuevas etapas en donde Dios los exaltó y bendijo por la obediencia y el sacrificio. 

Creo que quienes hoy se encuentran atravesando realidades complejas, con necesidades de familia y apoyo, tienen una gran oportunidad; y es la de poner la mirada en Jesús, abrazarlo, tomarse fuerte de su mano, aprender a caminar y depender de Él. 

El resultado de esta decisión es que quienes padecían de entornos de enfermedad, vivan un futuro de gozo, paz y salud. Que quienes no habían tenido los papás que necesitaron, con la ayuda de Dios aprenderán a ser los padres que sus hijos necesitan. Que quienes no pudieron disfrutar a sus padres, disfrutarán de sus hijos y sus hijos de ellos como padres. 

Que quienes no pudieron disfrutar de una familia saludable, serán enseñados por el Espíritu Santo para ser y hacer la familia que siempre anhelaron. 

Si estás deseando alcanzar este camino te animo a que pongas los ojos en Jesús, que le pidas al Espíritu Santo que te guíe en cada paso a la luz de la palabra y que el buen Padre te tome de su mano. Que te dejes acompañar por la iglesia de Jesús, que recibas la palabra y no permitas que los pensamientos contrarios aniden en tu cabeza. 

Estoy seguro que llegará el día que pasará de decir NO QUIERO SER COMO MIS PAPÁ para decir: Gracias Dios por los padres que escogiste para traerme al mundo para cumplir el propósito por el cual fui creado.

Matías Kornetz
Matías Kornetz
Técnico en Drogadependencia, Diplomado en Prevención integral de los consumos problemáticos. Diplomado en Liderazgo generacional y Coaching. Diplomado en Primera infancia y familia. Escritor, conductor, docente, conferencista y especialista en prevención. Director y fundador de la organización Prevenir es Amar.

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