A lo largo de mi carrera musical ha sido, y es, normal que se me relacione con géneros como el rock o el punk, y esto se debe a que no solamente es el estilo que más consumí en mi adolescencia, muy común en las últimas generaciones, sino que es aquello que desde el año 2006 venimos haciendo con Corto Plazo.
Pero hay una faceta que solamente los más cercanos conocen de mí, y es esa parte de mi corazón que es fanática de las canciones eclesiásticas “viejitas” o himnos antiguos. Mi amor por ese estilo de música se debe a que crecí escuchándolo por años, desde mi niñez a mi adolescencia, tanto en la iglesia, como en mi casa o inclusive en el auto de mis padres, viajando hacia alguna parte.
Corría el año 2013, y mientras nos tomábamos un pequeño descanso, en medio de una sesión de grabación para Corto Plazo, Martín Ontivero (productor musical de la banda) tomó su guitarra y comenzamos a recordar algunas canciones e himnos antiguos. Fue increíble lo que ocurrió en ese momento. Sentimos que Dios nos había visitado de una forma tan real y cercana que no podíamos parar de lagrimear.
Instantáneamente decidimos que teníamos que hacer algo con esas canciones. Revivirlas, reversionarlas y “ponerlas de moda” nuevamente. Muchas de ellas se habían dejado de cantar, y las nuevas generaciones ni siquiera tenían conocimiento de estas.
Fue ahí donde nació este proyecto que denominamos “Facundo Dening y Martín Ontivero” y que recién pudimos materializar en el año 2017, cuando lanzamos el primer medley llamado Hoy y siempre, que entre otras canciones incluye “Vine a alabar a Dios” y “Bendito sea el Señor”.
A partir de allí comenzó un proceso de trabajo intenso, tanto en lo musical como en lo visual. Grabamos un video tras otro. Definimos juntos que este proyecto musical tendría el fin de acompañar a las personas en sus momentos a solas con Dios y de unir, por medio de las canciones, a dos generaciones distintas (adolescentes/jóvenes y adultos).
El impacto fue tan grande, que a los pocos meses de lanzar el segundo medley, este ya había alcanzado el millón de reproducciones en YouTube, y los comentarios o testimonios que recibíamos, tanto de jóvenes como de adultos, eran maravillosos.
Lo más lindo de esto es que las personas definitivamente reproducían nuestras canciones en sus momentos de oración o devocional. Es increíble ver cómo funciona y da fruto algo que, pensamos, nació en el corazón de Dios, no tenemos duda de esto.
Nos llena el corazón cada vez que escuchamos a los adultos mayores agradecernos por “revivir” estas canciones, y por otro ver a los más jóvenes emocionarse y cantar estas hermosas letras y melodías que sin dudas han sido inspiradas por el Señor.
La lista de himnos y canciones a grabar es muy larga, y tenemos el deseo de seguir trabajando en este proyecto por muchos años más. Esperamos en algún momento poder “revivirlas” a cada una, deseando que Dios siga hablando a través de ellas y que muchas personas alrededor del mundo puedan encontrarse con Dios, con algún medley de “Facu y Martín” sonando de fondo.