El 31 de octubre es considerado el Día de la Reforma Protestante, debido a que fue exactamente la fecha en la que Lutero decidió clavar las 95 tesis, donde cuestionaba algunos asuntos religiosos y administrativos que se estaban conduciendo de manera incorrecta, según su mirada.

Aunque la historia ha sido un poco exagerada sobre este asunto, por ejemplo, no hay una absoluta certeza de que las tesis hayan sido clavadas en la puerta de la catedral de Wittenberg, Alemania, es indudable que abrió un camino a la vuelta a las escrituras y a un verdadero liderazgo basado en la moralidad.

Odiado por muchos, admirado por otros, pero también bastante ignorado, la obra de Lutero debe ser reconocida. Por eso, hoy quiero mostrar otros aspectos de la Reforma -más que de Lutero-, enfocándome en su acción, y no tanto en detalles históricos.

No fue el primero

Antes de ver algunas cosas que me parecen interesantes, me gustaría nombrar a algunas personas que fueron pioneros en este movimiento de Reforma y que quizás no son tan conocidos. Algunos de ellos son:

  • Pedro Valdo (1140-1217): fue un predicador francés que vendió todas sus riquezas, tradujo la Biblia del latín al francés y se dedicó el resto de su vida a predicar el evangelio en el sur de Francia.
  • John Wycliffe (1320-1384): estudioso teólogo inglés, que también procuró traducir la Biblia del latín al inglés. Fue un firme opositor a la influencia de Roma en Inglaterra, lo que le valió un gran disgusto eclesiástico. Fue condenado a la hoguera por hereje, luego de muerto, por lo que lo desenterraron y quemaron su cuerpo.
  • Jan Hus (1370-1415): fue un estudioso del Este de Europa, quien se convirtió en sacerdote. Al leer las enseñanzas de Wycliffe, comenzó a predicar sermones violentos contra la autoridad papal. Fue condenado a la hoguera, pero sus enseñanzas dejaron un legado importante en la región.

Rebelarse ¿Sí o no?

El título de hereje que recibió Lutero, que, como se puede ver, no fue el primero ni el último, es uno de los más simbólicos que definió al movimiento protestante. Una de las críticas más fuertes que tuvo el movimiento fue que se trataba de una rebelión contra una autoridad establecida, aunque ésta se equivocase.

Hay que recordar que estar en contra de la autoridad, en esa época, se pagaba con un largo juicio que terminaba en la hoguera. Las cosas que se proponían no eran nada extravagantes: que la Iglesia donara algo de su dinero, que todos pudieran leer la Biblia y ofrecer los sacramentos. Nunca fue la intención de abrir una nueva iglesia ni de provocar el enojo de los que estaban a cargo. Esto hizo que se mantuviera firme en su prédica, pese a las reiteradas amenazas de excomunión y de muerte.

Al respecto me interesa rescatar este versículo:

“¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles” Hechos 5:29

Es admirable ese valor que tuvieron estos hombres en querer oponerse a todo aquel que quisiera desviarse de la verdad.

Volver a la Palabra

La Biblia establece y ordena que para prosperar hay que tener una lectura bíblica diaria y periódica. En la actualidad, este libro se encuentra en diversos idiomas, en distintas versiones, en digital y en físico.

Hasta el siglo 15, esta realidad era muy diferente. El Libro Sagrado era caro, pesado, de difícil manipulación y escrito sólo en latín. No cualquiera podía leerlo, sólo aquel que tenía diversos estudios —como historia, filosofía, latín, griego, entre otras asignaturas relacionadas a la literatura y teología— y sólo unas pocas personas lo interpretaban y lo enseñaban.

Aquí hay que hacer una aclaración: el movimiento reformador no es el primero en traducir del latín a las lenguas nacionales la Biblia. La dificultad residía en que los que la tenían traducida, generalmente, eran personas de la aristocracia, como reyes, duques, obispos u otras personalidades de gran poder económico y político. El llamado “pueblo llano” tenía que escucharla leída por otras personas en latín.

Por lo tanto, lejos estaba de ellos esta promesa bíblica:

“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”, Salmos 1:2-3.

Si hoy leemos —espero que lo hagamos seguido— es gracias a la motivación de estos hombres que nos legaron el derecho de leer y conocer de primera mano el libro base del cristianismo.

Gente de carne y hueso

Este movimiento, en su época y después, trajo una nueva forma de vivir el cristianismo, pero también divisiones, guerras y conflictos. En momentos así, me parece importante destacar el valor y la tarea que hicieron, pero no hay que olvidar que, como humanos, también cometieron errores, algunos de ellos demasiado graves.

No obstante, si hoy tenemos la Biblia en el celular o en un libro físico, y la podemos entender completamente, hay que agradecer a gente de carne y hueso que, en los siglos 13, 14, 15 y 16 se animó a ser valiente.

Guido Márquez
Soy de Mendoza, Argentina. Profesor de Historia y casi Licenciado en Turismo. Espero que en mis notas no encuentres respuestas, sino preguntas. Que puedas mirar al pasado para enriquecerte, no para aburrirte.