¿Cuántas veces nos encontramos en una situación en la que no comprendemos enteramente como terminamos allí?
¿Alguna vez te pasó? A mí sí me ha pasado. Y en esos momentos donde siento ganas de escapar de alguna forma de la realidad y hacerme una avestruz, con la cabeza debajo de la tierra. Es muy confuso encontrar el camino claro que me trajo hasta ahí. Te propongo que por las próximas semanas hablemos de este pensamiento:
- Tus pensamientos forman tu identidad.
- Tus palabras se convierten en tu realidad.
- Tus acciones determinan tu carácter.
- Tus hábitos predicen tu futuro.
- Tus elecciones cambian tu vida.
Emprendamos el viaje hacia esa persona que queremos ser pero que quizá se ve muy lejana. O viajemos hacia ese futuro que soñamos pero no tenemos agallas para decirle a nadie.
Como cualquier viaje todo comienza con el primer paso. Y estoy en total conocimiento de que eso está sonando un poco, o muy, cliché. Ya debes haber escuchado mil veces esa frase, y después de tantas carece de sentido. Pero, intentemos esto juntos: Veámonos a nosotros mismos como aquellos niños llenos de sueños, antes de saber que era difícil lograrlos. Antes de que te dijeran que no se puede.
Algunos nunca pierden esa capacidad de soñar y de luchar y eso hace que no midan los riesgos del fracaso. ¡Bien por ellos! Ya que todos fracasamos y solo así aprendemos. Si tus pensamientos forman tu identidad, trabajemos en saber cuán amados somos, y cuán aceptados somos. La base está en saber de dónde vienes y que hay un lugar para ti.
Hablar de pensamientos suena abstracto pero no lo es, está comprobado que aquello que permites que esté en tu mente por algún tiempo se convierte en una parte de tu materia gris ocupando un espacio físico en el cerebro. Si necesitas ayuda para filtrar algunos de esos pensamientos te recomiendo que sigas la siguiente lista:
"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten” Filipenses 4:8 TLA
Según la neurocientífica Caroline Leaf los siguientes son los pasos que debemos seguir para intervenir en nuestro proceso de pensamiento:
- Recolectar: lo que estás sintiendo y reconocerlo.
- Reflexionar en tus motivaciones de pensar ciertas cosas/sentimientos.
- Escribir, te ayudará a activar una respuesta cognitiva que libera ciertas emociones arraigadas a esos pensamientos.
- Reconceptualizar/Reinterpretar aquellos pensamientos, verlos de otra manera para que tu historia genere resiliencia en ti.
- Orar: Entrégale todos tus pensamientos a Dios para que Él también sea parte de ellos. Aun aquellos de los que te avergüenza. Deja que sí es necesario el cambie esos pensamientos por otros.
Y recuerda que todos los pensamientos que vienen de Dios, suenan como su voz. Muchos de tus pensamientos no suenan así, y ahí es cuando debemos preguntarnos si ese pensamiento debería seguir siendo entretenido para nosotros. Si descubres que no, la Biblia dice que debemos «llevarlos cautivos a Jesús». Tu eres el dueño de tu mente, y Dios te hizo con la fortaleza y capacidad de liderarla.
Oro que esto pueda ser de bendición para ti, y que si te ayudo o si tienes alguna pregunta me puedes escribir por mensaje interno en mi Instagram. Continuaremos hablando de aquellas palabras que se convierten en realidad. ¡Nos vemos la próxima!