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Leandro Lastra “no hay aborto seguro”

En diálogo con La Corriente habla el ginecólogo que fue condenado a más de dos años de prisión y fue suspendido de sus funciones médicas con el cese total de sus actividades. Opina sobre la primera muerte producida por un aborto legal en Argentina.

Esta mañana se dio a conocer el fallecimiento de una joven de 23 años por tomar, prescripta por un médico, la pastilla misoprostol para abortar. El médico Lastra expresa que «lamentablemente esto no puede generar ninguna sensación satisfactoria a ninguna persona, menos a un médico que pelea por defender la vida».

Además, agregó que «nuestra meta no es matar, porque tenemos un juramento hipocrático con el que estamos comprometidos a salvar a las personas. Por eso realizar este tipo de procedimientos es muy triste».

«Esta muerte era totalmente predecible».

Leandro Rodríguez Lastra, ginecólogo

Pese a que una gran cantidad de profesionales advirtieron sobre las consecuencias que este tipo de intervenciones tan invasivas pudieran provocar en la mujer, la despenalización se aprobó en diciembre del año pasado.

Rodríguez Lastra replica «no estábamos equivocados cuando expusimos en la cámara baja y alta sobre estos riesgos». Con una voz triste y casi de frustración, el ginecólogo expresa «hoy lo lamentamos con la muerte de estas dos personas», la madre y el hijo.

 El caso de María González estremece por el hecho de que el día miércoles un profesional de la salud le prescribió una pastilla que le terminó costando la vida. Rodríguez Lastra explica que «el aborto no es un procedimiento ciento por ciento seguro porque esta práctica es muy agresiva en el cuerpo de la gestante ya que se está finalizando una vida a través de la expulsión desde el útero materno». 

En esta intervención se ven afectados distintos niveles del organismo de la mujer, desde lo psicológico, lo biológico y cuestiones hormonales, entre otras cosas «porque no se puede pensar que luego de este procedimiento que genera modificaciones tan drásticas y violentas en el organismo de una mujer pueda ser algo seguro», asegura el ginecólogo Lastra.

Hay varios tipos de procedimientos a la hora de llevar a cabo un aborto, pero uno de los más recurrentes y conocidos es el uso de ciertas píldoras.

«el misoprostol es vendido como una pastilla mágica, pero es simplemente una gran falacia».

Leandro Rodríguez Lastra, médico ginecólogo

Estas píldoras tienen varios efectos adversos y entre ellos «las consecuencias que puede producir, es una rotura uterina, tal como suele suceder en una cesárea, pero que sin un adecuado seguimiento, supervisión y evaluación puede llegar a ocasionar este tipo de daño dentro del útero provocando heridas que pudieran ser catastróficas. La consecuencia más leve que podemos mencionar es la pérdida de fertilidad, hasta provocar una infección que lleva a la muerte».

La ley de despenalización del aborto prevé que los médicos puedan hacer uso de la objeción de conciencia. Sin embargo, la ley tiene ciertos grises, por lo que muchos profesionales de la salud se ven obligados a cumplir una normativa que no los representa.

Rodríguez Lastra precisa «que enfermeros, instrumentadores quirúrgicos o anestesistas no se pueden negar a participar de un aborto, lo cual convierte a este punto de la ley en una mentira más».

Cuando se aprobó la despenalización se hizo bajo el lema «educación para elegir, anticonceptivos para no abortar, aborto para no morir». Hoy vemos la falencia de frases que suenan lindas, pero no parecen cumplir lo que prometen.

El ginecólogo Lastra pronuncia «desde el ámbito público no hay un buen asesoramiento hacia la mujer, lo único que se realiza es una inducción hacia la paciente a que se realice el aborto, por lo tanto, no hay una educación sincera, en advertir qué efectos secundarios puede llegar a tener una práctica como ésta, desde lo emocional, lo psicológico y lo físico».

Leandro Rodríguez Lastra considera que «la solución no es presionar a la mujer a aceptar una ideología feminista, sino que, como profesionales, tenemos que hablar la verdad y ser empáticos, oír qué le está sucediendo y brindarle todas las opciones para que pueda tomar la mejor decisión para ella y para su hijo». Este consejo, sería el ideal si se diera en cada consultorio ginecológico, pero sabemos que en la actualidad esto está lejos de acontecer.

«Hace unos días, el director de un hospital de Salta declaró sobre el gran impacto que el aborto tiene en la salud pública, contradiciendo los argumentos de que esta ley cuidaba la salud pública», reclama Lastra.

Ahora empiezan a aparecer los casos de muertes maternas, lo que contradice la premisa de que esta ley beneficia la salud de las mujeres. Y hay un agravante de lo que poco se habla: María era una persona con estudios y con acceso al sistema de salud. No hace falta usar mucho a la imaginación para pensar qué puede ocurrir con aquellas pacientes con menos recursos económicos, culturales o emocionales.

Redacción
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