Tenía 7 años cuando dije: ¡“Voy a ser misionera”!!! Era muy emocionante ver cómo la congregación donde asistía recibía a grupos de jóvenes que lo dejaban todo para hacer la voluntad de Dios, yo quería servir como ellos.
Los años pasaron y ese deseo era inamovible en mi corazón. Algo que marcó mucho mi vida fue un sueño, en el cual me encontraba en una isla rodeada de niños y esto elevó más mi corazón hacia las naciones. Claro que en la adolescencia uno toma otras decisiones y se hace esperar ese sueño, pero de algo estoy segura y es de que había un plan para mí y las naciones.
Cuando tenía 21 años llegó mi comienzo en esta hermosa aventura de servir a tiempo completo. Fui a hacer la Escuela de Discipulado y Entrenamiento (EDE) en Puerto Madryn, Chubut, Argentina, y entendí que nunca más volvería a mi casa. Fue una decisión difícil para mi familia, pero ellos, desde que era una niña, entendían que había un propósito de Dios para mí.
Serví en aquel lugar por dos años, los cuales me enseñaron esta dependencia total del Señor , sanó mi corazón y reafirmó mucho mi identidad, pero entendía que Dios me quería desafiar a algo mayor.
Y ese día llegó
En febrero del 2012, viajé liderando un equipo de Cruzada a Punta Arenas, Chile, y ese viaje marcó un antes y después en mi vida. Allí viví las experiencias más sobrenaturales e íntimas con Dios, confirmándome en Nehemías capítulo 3, que yo tenía parte en esta nueva reedificación allí.
Eso me dio mucho miedo porque ser pionera no es una tarea fácil, implicaba más responsabilidades y compromiso, pero dispuse mi vida a obedecer al Señor y no me arrepiento. He vivido los milagros más grandes de fe, me casé y tengo una hija hermosa.
«Dios nos entregó un ministerio maravilloso que es servir a esta nueva generación»
Priscila Ester Alvarado Contreras, misionera en JUCUM Punta Arenas, Chile
He aprendido a vencer a mis enemigos más internos, a conocer más el corazón del Padre y camino cada día abrazando cada sueño que tiene para mí y mi familia. Amo esta Nación y su gente, y anhelo que Dios nos siga usando para que más personas abracen y amen las naciones.
Uno de los milagros más grandes de fe fue cuando tuvimos que ir a hacer una escuela a Ituzaingó, Buenos Aires: PMNA ( escuela de Principios Ministeriales para la Niñez y Adolescencia). Ya hacía tres años que estábamos trabajando con Kings Kids y teníamos en nuestro corazón la necesidad de capacitarnos más para este llamado de servir a esta nueva generación, pero era muy grande el desafío en las finanzas.
Con mi esposo empezamos a buscar la forma de financiarnos con ventas, pero en ese momento fue cuando Dios nos habló y nos dio una palabra en Salmos 37:4. Esto implicó no movernos en nuestras fuerzas y descansar en Él. Pasaba el tiempo y, ya faltando un mes para viajar, nos llamaron de Argentina diciendo que ¡nos ofrendaban los pasajes en avión!
Guau, esto ya era un milagro. Pero el mayor milagro lo vivimos al día siguiente cuando alguien desconocido tocó nuestra puerta, nos entregó un sobre y nos dijo: “Dios nos indicó que les entregáramos esto”. Claro, con mi esposo nos miramos y no lo podíamos creer. El sobre tenía 3000 dólares, la cantidad total para pagar la escuela. Lloramos y le dimos tantas gracias al Señor, porque Él fue fiel, respondió a su palabra.
Autor: Soy Priscila Ester Alvarado Contreras, nací en Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. Tengo 31 años, estoy casada con Néstor Fabián y tengo una pequeña de 1 año y medio, Gabriela Anahí. Vivimos en Punta Arenas, Chile, desde hace ocho años.