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El misterio escondido detrás de la parabola de los talentos

El hombre que perdió todo por miedo

En Mateo 25, Jesús cuenta una de las parábolas más controversiales y duras que podemos leer en el Nuevo Testamento y es la historia de los talentos. Dos de los siervos multiplican lo que su señor le dio, pero un tercero, el que menos recibe, le da a su dueño lo que le dio sin ningún tipo de rédito. Entonces la pregunta es, si no tuvo ningún tipo de pérdida ¿por qué fue castigado y echado a las tinieblas de afuera? 

Esta historia pareciera ser que nos deja la imagen de un Dios duro e impiadoso. Alguien que no tiene compasión por los que le sirven y si no cumplís con ciertas demandas verás oscuridad eterna. Pero, como conocemos que nuestro Señor Jesucristo vino a salvar y no a condenar, podemos ver este pasaje bajo la lupa de la gracia de Dios. 

Para empezar, quiero expresar que esta parábola de los talentos tiene varios tesoros escondidos. Y como las perlas no son para cerdos sino para hijos, nos sentamos a la mesa a disfrutar este pan de vida para que nuestro entendimiento sea renovado, esa es mi oración por mi y por usted en esta hora.

Una de las claves para entender el carácter de nuestro Señor y cuál fue la raíz de la decadencia de este hombre se encuentra en el versículo 25 “así que tuve miedo, fui y escondí su dinero bajo tierra”.  El motivo por el que este hombre no tomó ninguna acción fue por miedo. Esta emoción gobernó las acciones y las decisiones que lo llevaron a esconder lo que Dios mismo le había dado por gracia.

Observe estas dos palabras: “miedo y escondí” ¿Le suena? Es lo mismo que dice Adán en Génesis 3: 9: 

“Pero Dios el Señor llamó al hombre y dijo:

—¿Dónde estás?

10 El hombre contestó:

—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.”

Es increíble como el miedo siempre nos lleva a esconder los talentos y a escondernos del Dios de la gracia y misericordia. Lo que nos hace reflexionar es que nuestro Señor no castigó al siervo de la parábola por su error, porque ni siquiera lo hubo, sino por su inacción. 

Tal vez si hubiera arriesgado pero perdido, hubiera recibido misericordia, pero sin embargo podemos entender que Dios no tiene relación alguna con la duda o el temor, porque es una esencia contraria a la fe. Y sin fe, es imposible agradarle al Señor. 

El miedo hace que ocultes lo que Dios te dio:

Esta sustancia está instalada desde el Génesis, a partir de la muerte espiritual del hombre. 

La consecuencia fue que en esa desconexión, surge una manera diferente de relacionarse el hombre natural con Dios, en lugar de tener comunión en la fe ahora lo hace desde el miedo. 

Adán peca y se esconde porque tiene miedo. El siervo recibe bienes para administrar y lo esconde porque tiene miedo. Cuando vemos algo oculto en nuestra vida no proviene de la fe en Cristo sino del miedo que produce nuestra carne por no estar en comunión con Dios. 

«En nuestro espíritu la fe produce una actividad pero en nuestra carne el miedo produce pereza, y por lo tanto nos lleva a vivir estáticos en cuanto a los asuntos divinos». 

La Corriente

Eso expone nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra carne. El hombre espiritual no habita en el miedo sino en la fe del Hijo. En nuestro espíritu la fe produce una actividad pero en nuestra carne el miedo produce pereza, y por lo tanto nos lleva a vivir estáticos en cuanto a los asuntos divinos. 

26 Pero su señor respondió: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? 27 Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses”.

El miedo te quita aún lo poco que tenés

Cuando nos quedamos paralizados a causa de andar en temor y no en la fe que nos provee el Espíritu Santo, corremos serios riesgos, como perder lo que se nos fue dado por la generosidad del Padre. 

Cuando el Padre nos da algo por su buena voluntad, justamente nos delega esa responsabilidad porque sabe que nos dio todo en Cristo para poder potenciarlo y expandirlo para la gloria de su Santo Nombre.

Si nota que en su vida está perdiendo recursos espirituales, es un buen momento para arrepentirse y tomar una acción de fe.

28 »Después ordenó: “Quítenle las mil monedas y daselas al que tiene las diez mil. 29 Porque a todo el que tiene se le dará más y tendrá en abundancia. Al que no tiene hasta lo que tiene se le quitará.

El miedo te deja fuera del propósito de Dios

Es fuerte pero es real. Es la mayor desgracia que puede pasarnos en la vida, que por andar en nuestra carne, quedemos descalificados del propósito eterno de Dios. Perderlo todo es perder a Cristo. Y esta fue la gran desdicha de este siervo. Teniendolo todo, lo echó todo por la borda.

Recuerde que Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas. Menospreció el propósito de Dios por falta de fe. Acaso el Dios que nos dio la bendición de ser adoptados como hijos en Cristo Jesús ¿no nos dará todas las cosas?

30 Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y crujir de dientes”.


«Sin andamos en temores, todavía andamos en la carne. En la vida del Espíritu sólo existe una esencia y es la fe».

La Corriente

Pablo en Romanos enseña que todo lo que no procede de la fe es pecado. Si bien se refiere a la comida y días festivos, lo podemos aplicar a todos los asuntos del espíritu y cotidianos que nos toca vivir. Por lo tanto, si hacemos algo o no hacemos debe provenir de la fe para Cristo. Porque ahora sí vivimos es para Él y si morimos también. Todo lo que hacemos o no ya no proviene del temor de una naturaleza caída porque “El perfecto amor (Cristo) echa fuera el temor”.

Sin andamos en temores, todavía andamos en la carne. En la vida del Espíritu sólo existe una esencia y es la fe. (La ayuda de profesionales de la salud es clave, pero la raíz del temor sólo puede erradicarla Cristo. De todas maneras nunca transite estos procesos solo, rodéese de mentores espirituales y profesionales de la salud).


Romanos 14.23 

Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

¿Qué es la Fe?

Podemos decir que es un don que multiplica todo lo que Cristo es en vos.  Dios cuando nos dispensa talentos y dones, es la vida de Jesús en nosotros. Por eso podemos multiplicar la esencia que reúne todas las cosas en Él. Ya que solo la fe tiene la capacidad de devolver con intereses a Dios lo que Él nos dio por gracia.

Por último y por tanto lo más importante, es que si pensamos que al vivir en la gracia y en “el consumado es” no tenemos que hacer nada, estamos equivocados y engañados, porque las cartas apostólicas dicen lo contrario.

El apóstol Pablo le dice a Timoteo en el capítulo 2 versículo 1 que tiene que esforzarse en la Gracia. Porque Dios siempre está obrando aun cuando parece que no. Por lo tanto, aquellos que han nacido de nuevo, en su ser interior tienen una actividad espiritual que no cesa nunca. La fe siempre nos llevará a hacer buenas obras, aquellas que fueron preparadas para nosotros de antemano. 

Usted es un multiplicador de Cristo, ánimo. 

Redacción
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