Si hay alguien experto en escribir nuevos principios es Dios.
Paradójicamente, aunque Él es la eternidad, el Alfa y la Omega, sabemos que también le encanta pintar asombrosos comienzos, destellos de esperanza y sellos de su amor que realmente revierten el guión de nuestras vidas. Sin duda alguna, el mejor guionista de la historia también fue el protagonista de nuestra Salvación.
Es apasionante. Pero es más cautivador aún saber que Dios no se conformó con un “lienzo en blanco” sobre el que escribir sino que inició su obra de arte a partir de un desorden, a raíz de un vacío. Parece que al mejor guionista de la eternidad no se le resiste caos cuando su corazón late por un Génesis a su imagen y semejanza. Este amor marca la diferencia.
Recuerdo cuando mi abuelo pintaba. Llegaba un lienzo a casa y con él la gran oportunidad de hacer realidad los colores de su imaginación para reflejar un nuevo Génesis que luego disfrutaría contemplando. Abría la paleta de colores y escogía sus mejores pinceles para comenzar a acariciar el lienzo. Recuerdo cómo me gustaba leer su mirada mientras lo hacía, y disfrutaba de ese brillo perfecto tan propio de una ilusión concentrada.
¿Pero y el lienzo de Dios? No puedo evitar tratar de imaginar la mirada que hizo posible nuestro respirar aquí en la Tierra. Una mirada apasionada por reescribir el orden sobre un lienzo en tinieblas y ésta, ésta es la mayor diferencia. Por eso no hubo ni habrá mayor Génesis que el suyo, que en su infinito amor ordenó todo para luego pintarnos bajo su propósito eterno.
«Génesis no solo es la expansión de las aguas y las vestiduras de los primeros cielos, sino también el reflejo de las primeras palpitaciones de un Dios que nos amó primero«.
Marta Durán
En definitiva, el creador del Génesis limpió el lienzo de la creación para que pudiéramos vivir conforme a su amor en plena libertad. Pero aún queda la mejor parte del guión. Su lienzo estaba perfecto y nosotros decidimos mancharlo con pinceladas de pecado que nos imposibilitaban el vivir de nuevo en el primer Génesis, en el famoso Edén. Y todo porque nos atrevimos a adueñarnos de su lienzo en base a nuestras propias reglas.
La pregunta es, ¿hay esperanza ante este evento de desobediencia humana? ¿Estaba contemplado en el guión? Y aquí es donde podemos volver a decir “Bienvenido Génesis” porque el propio creador envió su mayor razón de amor a morir por el destrozo de su obra de arte: nosotros.
Y es que, como dice Hechos 12:4 “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Su nombre es Jesús, el amado del Gran Guionista, quien desea fervientemente que podamos disfrutar del nuevo Génesis, de la nueva esperanza de vida eterna que tenemos en Él.
Él es perfecto. Parece que el remedio al pecado estaba contemplado en su cuadro para que tú hoy pudieras conocerlo, arrepentirte y vivir toda la eternidad con el Creador de tu Génesis. No pierdas la oportunidad, no decidas malgastar el tiempo con cambios de guión que no te inspiran a Él. Hoy es tu día para decir “Bienvenido, Jesús; Bienvenido, Génesis”.