En los diferentes roles que desempeñamos como mujeres hay momentos en los que nos surgen inquietudes ante los desafíos, circunstancias o decisiones frente a los cuales nos sentimos sin herramientas o directamente sin respuestas ¿Te identificás con algunos de los siguientes interrogantes?
¿Cómo puedo vivir en equilibrio, caminar en victoria y mantenerme encendida espiritualmente en medio de tantas presiones? ¿Qué hacer para aprovechar y distribuir bien mi tiempo, establecer prioridades claras, permanecer activa en el servicio y sin colapsar frente a la cantidad de responsabilidades y demandas habituales?
¿Es posible en el contexto actual desarrollar mi mejor versión a nivel personal, familiar y profesional? ¿Qué hacer para relacionarme bien conmigo misma y con los demás? ¿Cuál es la forma de gestionar mis emociones y administrar las tensiones sin perder el eje? ¿Cómo decidir sabiamente y liderarme interiormente como una mujer proactiva, relevante, que avanza sin desistir? ¿Realmente puedo lograrlo y vivir al mismo tiempo en armonía, disfrutando de una vida plena en Cristo?
Activar la inteligencia espiritual es fundamental para dar respuesta a todo lo anterior porque, al hacerlo, nuestro corazón y nuestro espíritu se alinean a los principios de vida que nos traen plenitud, satisfacción y paz.
Mayra Djimondian, coach ontológico
Muchas de las preguntas planteadas y otras similares nos surgen en medio de la vorágine cotidiana, al encontrarnos con el desafío de superar las excusas y ponernos en acción, o cuando nos sentimos desprovistas de recursos emocionales y espirituales para enfrentar situaciones complejas. Como me compartía hace poco una mujer: “siento que no me da la vida, no encuentro cómo ordenarme y priorizar, estoy sobrepasada, en un sube y baja emocional y noto que espiritualmente me estoy secando”.
¿Y vos, querida amiga, te sentiste así alguna vez?
Frente a éstas y otras situaciones, la inteligencia espiritual es una llave que nos abre puertas de expansión a todo nivel. Desarrollarla es necesario para “cambiar el chip” que nos mantiene funcionando en piloto automático y superar lo que nos genera insatisfacción e incertidumbre. Activarla es crucial para disfrutar de una vida plena, es clave para dejar de postergar, renovar nuestra fe y animarnos a ir por más.
En tantos años de abordar este tema, descubrí que, en nuestro entorno, “la sabiduría tiene más prensa que la inteligencia”. Muchísimo se habla de ser mujeres sabias, pero ¿mujeres inteligentes? Podemos enfocarnos en ser sabias, pero si no activamos la inteligencia espiritual para instrumentar esa sabiduría en la práctica, nos quedamos a mitad de camino:
“Con sabiduría se edifica la casa, con inteligencia se consolida”, Proverbios 24.3 PDT.
No es solo cuestión de edificar nuestra vida como mujeres sabias, sino de consolidarla como mujeres inteligentes, extendiéndonos, potenciándonos, madurando en la fe, rompiendo limites, profundizando y afirmando las raíces que sostendrán nuestro carácter, valores y acciones.
“La sabiduría viene a ser como un motor, pero la inteligencia espiritual es la llave que lo enciende. Es la puesta en marcha equilibrada y coherente sin la cual ese motor, o no arranca o se quema”.
Mayra Djimondian, coach ontológico
El siguiente ejemplo resulta útil para graficarlo: Hay mujeres que son sabias en su decisión de amar y servir a Dios con todo el corazón, pero si no activan la inteligencia espiritual, sus prioridades se ven afectadas cuando ponen en marcha esa decisión sabia. ¿Cómo? Cuando por “servir a Dios” sus familias quedan relegadas. Cuando terminan desbordadas con miles de responsabilidades imposibles de coordinar y que incluso les restan tiempo para disfrutar de la presencia del Señor cada día. Entonces la decisión sabia de servirlo, al no ir acompañada de una instrumentación inteligente, se termina volviendo una carga, diluyendo en un mar de excusas o generando culpa, enojo y frustración.
Sabiduría e inteligencia espiritual se complementan, se nutren y cooperan mutuamente para que la vida en plenitud que Cristo nos propone pueda manifestarse en lo concreto, en el día a día, en nuestras relaciones, elecciones, emociones, decisiones y situaciones cotidianas.
Es un tema muy amplio y apasionante. Hoy te comparto algunos tips para incursionar en este camino que Dios nos pone delante como mujeres de fe. Veamos uno de los textos en los que se expone el tema en las Escrituras. Allí el apóstol Pablo señala que ora sin cesar con un objetivo concreto:
“…no cesamos de orar por ustedes y de pedir que Dios los llene del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que vivan como es digno del Señor, es decir, siempre haciendo todo lo que a él le agrada, produciendo los frutos de toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; todo esto, fortalecidos con todo poder…” Colosenses 1:9-14 RVC.
- La inteligencia espiritual te lleva a conocer plenamente la voluntad de Dios.
- Te impulsa a vivir como es digno del Señor,
- agradándole en todo,
- produciendo fruto en toda buena obra,
- creciendo en el conocimiento de Dios,
- viviendo fortalecida con el poder del Espíritu Santo.
Activarla y profundizarla te enciende espiritualmente, te dirige a la meta, te anima a una vida proactiva, productiva y llena del Espíritu Santo. Te empodera para que ni el sistema, ni la cultura, ni el contexto socio-político-económico te asfixien, te limiten o te hagan perder la perspectiva y dimensión de tu “para qué” en este mundo. Es un recurso del cielo que te potencia, no solo para ser una mujer que conoce la voluntad de Dios, sino que elige caminar en ella.