El embarazo es una de las etapas más maravillosas, profundas y bellas que puede vivir una mujer y su familia. Sin embargo, con ella también aparecen ciertos temores y dudas desde el aspecto físico, emocional y también nutricional.

Soy mamá de Ámbar, de 2 años y medio, y estoy atravesando mi segundo embarazo con 28 semanas, de Gael. Sin dudas, cada embarazo es único, distinto y muy especial; creo firmemente que cada uno está repleto de bendición. 

No tengas temor en transitarlo, ni de expresar lo que vas sintiendo y transcurriendo en los siguientes meses, permitite vivir acompañada este tiempo y dejá que el Espíritu Santo suelte palabras de vida sobre vos y tu bebé; escuchalas, creelas y hablalas vos también sobre tu casa.

“El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén”, 1 Pedro 4: 11.

Y Proverbios 18:21 dice: “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto”.

Poder hablar y declarar palabras del cielo cada día para nuestros hijos fue y es en lo personal muy motivador y desafiante; te animo a vos también a hacerlo, querida mujer. 

En mi caso personal, ambos embarazos representaron tiempos en los que fui desafiada a aumentar mi fe, a romper creencias limitantes y ampliar mi mente y corazón, por estos motivos quiero dejarte algunos consejos desde mi experiencia para que puedas transitar este período maravilloso de embarazo y post parto de una forma sana, vital, con energía y plena.

Mi primer consejo es que puedas en una agenda ordenar y planificar los pendientes; muchas veces entre el cansancio y el agotamiento nos olvidamos de algunas cosas importantes, sobre todo teniendo otros hijos, pero es importante que realices los estudios correspondientes a cada mes, que asistas a las consultas con tu obstetra y sigas sus recomendaciones.

Durante el primer trimestre, es necesario suplementar con ácido fólico y hierro de forma diaria. Tu médico decidirá si continuar con la suplementación los meses siguientes también, y si deben agregar vitaminas y minerales. Es más, si estás con tu esposo en plena búsqueda de un embarazo, te sugiero comenzar a tomar ácido fólico, que es importante en la formación del tubo neural del bebé. 

También te sugiero que puedas llevar una vida activa y en movimiento. Si no hay alguna contraindicación de parte de tu médico, podés realizar actividad física, siempre y cuando teniendo en cuenta si previamente realizabas alguna o no. 

Y luego es importante para vos y tu bebé que puedas llevar una alimentación completa y saludable. Hay un mito muy común en el mundo de las mamás y es que en el embarazo “se come por dos”; cuando en realidad lo necesario es “comer para dos”. Que tu alimentación nutra tu cuerpo y el de tu bebé para crecer sano, fuerte y desarrollarse. 

No es necesario aumentar en exceso las calorías diarias en el embarazo; si bien hay un gasto calórico más notable para el cuerpo, el aumento calórico saludable para una mujer en gestación es entre 300 a 500 calorías diarias, poniendo siempre el foco en que esas calorías extras sean de buena calidad nutricional.

El aumento de peso dependerá de cada mujer y su estado nutricional previo al embarazo, por ese motivo, si tenés dudas en este punto podés charlarlo con tu obstetra o pedir una consulta personalizada con una nutricionista para que te pueda acompañar y ayudar.

Desde la alimentación hay nutrientes claves que sería muy bueno tomar en cuenta para que no te falten en este periodo, como el hierro y acido fólico, presentes en la carne vacuna, pollo, pescado, cerdo, huevo (en especial la yema) y vegetales de color verde oscuro.

La mejor fuente de vitaminas, en especial C, A, E y vitaminas del complejo B, la encontramos encontramos en frutas y verduras de todos los colores, por este motivo tener una alimentación variada es fundamental para no privar al cuerpo de lo que necesita.

Minerales como el calcio están presentes en todos los lácteos y en algunos vegetales como brócoli, coliflor, repollo y kale, también en semillas y frutos secos, y son importantes para proteger la calcificación de la mamá y el desarrollo del bebé.

Así como es clave incorporar alimentos, también es necesario cuidar, limitar o evitar el consumo de otros, como, por ejemplo, limitar el consumo de azúcares para evitar una diabetes gestacional; limitar el consumo de sal y productos ultraprocesados para prevenir una preeclampsia  (hipertensión en el embarazo) y, por supuesto, evitar el consumo de alcohol, cigarrillo o drogas durante todo el embarazo y lactancia. 

Querida mujer, te bendigo y te recuerdo esta frase: “comer para dos”, desde lo nutricional, pero también en lo espiritual. Que sea un tiempo donde puedas generar hábitos saludables en tu espíritu, alma y cuerpo, donde puedas crear y vivir en ambientes de salud y del reino en tu día a día, para que tu bebé desde tu panza se nutra de eso también.