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La importancia de entender como familias el pacto en el que vivimos

Cuando revisamos nuestra cotidianidad, encontramos que estamos llenos de modismos, costumbres y vicios que no se pueden sostener con las Escrituras. Todo esto es porque vivimos y servimos a Dios por mecanismos aprendidos. Llegamos a hacer ciertas cosas, dejar de hacer otras, hablar y vestir de determinada manera, guardar ciertos días o formas externas en piloto automático.

En nuestras comunidades resuenan frases como: “Siempre lo hicimos así. O ¿Todo lo que hicimos hasta ahora está mal?”

En el nuevo pacto, que está vigente desde la obra de la cruz, todos somos ministros (servidores) y podemos tener una experiencia diaria con el Espíritu Santo para oír y saber qué hacer como parte del Cuerpo de Cristo en la tierra.

Al no entender esto, vemos que personas como Pedro llegan a ser irreverentes, cuestionando a Dios cuándo le cambian sus costumbres.

9 Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía. 10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. 11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. 12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves. 13 —Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz. 14 —¡De ninguna manera, Señor! —replicó Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo. 15 Por segunda vez le insistió la voz: —Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. 16 Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo. Hechos 10. 9 – 16 NVI

Pedro estaba acostumbrado al mecanismo aprendido de la ley escrita. Por eso dice “jamás he comido nada impuro o inmundo”.

Sin embargo, Jesús mismo en más de una oportunidad dijo: “se les dijo… pero yo les digo…”

Dios está graduando a Pedro al plano de hacer las cosas gracias a la sensibilidad de escuchar a Dios en lo cotidiano y no por mecanismos aprendidos.

6 Él nos capacitó para que seamos ministros de su nuevo pacto. Este no es un pacto de leyes escritas, sino del Espíritu. El antiguo pacto escrito termina en muerte; pero, de acuerdo con el nuevo pacto, el Espíritu da vida. 2 Corintios 3. 5 – 6 NTV

Ya no se trata de hacer por imposición o costumbre, sino por vida en el Espíritu. Ya no se trata de lo que decimos sino de lo que refleja nuestra vida. Si la gente tiene que leer a nuestra familia, ¿Qué se lee en nuestras vidas? ¿Se codifica fácilmente la naturaleza que fluye de nuestro interior?

2 Ustedes mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por todos. 3 Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones. 2 Corintios 3. 2 – 3 NTV

Se trata de que la vida de Cristo se forme y sea expresada en nosotros justamente como vida y no como mecanismos aprendidos. Cristo es la imagen del Dios invisible y está en nosotros como vida. Dios debe darse a conocer hoy en la tierra a través de nosotros, y esto comienza en casa.

El desafío como familias es aprender cada día más sobre la obra de la cruz y el pacto en el que vivimos. La cruz es la cancelación final de un viejo hombre, una vieja creación, una vieja naturaleza y un viejo pacto para dar inauguración y manifestación de un nuevo hombre, una nueva creación, una nueva naturaleza y un nuevo pacto.

El propio Cristo es la base del nuevo pacto.

Ser competentes en cuanto al Nuevo Pacto implica un profundo entendimiento de su significado, su importancia, su vigencia y su aplicación práctica a la vida de los hijos de Dios y a la comprensión del Evangelio de su Hijo.

Al crecer en este entendimiento, estamos llamados como familia a multiplicarlo en las generaciones. 

David Firman
David Firman
Psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Profesor de Enseñanza Media y Superior en Psicología, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Terapeuta Familiar. Bachiller en Teología, egresado en el año 2001 del IETL de Rosario. Pastor en CTHTN Rosario y zona. Escritor y Conferencista.

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