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La Iglesia acciona frente a la crisis de incendios en la Patagonia Argentina

La Patagonia argentina está atravesando una de las temporadas de incendios más críticas de los últimos años. Miles de hectáreas han sido consumidas por las llamas, dejando a su paso comunidades devastadas, familias evacuadas y un paisaje irreconocible. En medio de esta tragedia, mientras los equipos de bomberos y brigadistas luchan contra el fuego, otro ejército se moviliza con un propósito diferente: la Iglesia.

Desde el inicio de la crisis, iglesias locales y organizaciones cristianas han puesto manos a la obra para asistir a los damnificados. Voluntarios de distintas denominaciones han organizado centros de acopio, distribuyendo alimentos, agua, ropa y elementos de primera necesidad. Muchas congregaciones han abierto las puertas de sus templos para alojar a las familias que lo han perdido todo, ofreciendo no solo refugio, sino también contención espiritual y emocional.

Hablamos en exclusiva con el pastor Miguel Valverde, quien, junto a su congregación en la región de Puyén, Chubut, asistió a los necesitados con ayuda proveniente de otras congregaciones, ministerios y ONG. Relata: «Estamos viviendo catástrofes importantes. La peor fue la de El Bolsón, pero aquí en la región de Puyén hemos perdido más de 7 decenas de viviendas, con familias que terminaron en las calles».

Una preocupación que nos contó el pastor es la del clima. Si bien muchas familias que quedaron sin casas se refugian en carpas o en hogares de otras personas que los reciben, en tres meses se espera un otoño frío que complicará mucho más la situación de no contar con un techo, protección, ropa y comida caliente.

«La temperatura del fuego fue tan alta que derritió todo»

Por eso, los hermanos están proveyendo no solo necesidades básicas, sino también elementos de construcción para que puedan reconstruir un pequeño albergue o refaccionar sus hogares. «La temperatura del fuego fue tan alta que derritió todo lo que sea de metal, incluyendo las cocinas con sus heladeras y electrodomésticos», dijo el pastor.

La Iglesia como faro de esperanza

La devastación causada por los incendios ha dejado una marca no solo en el paisaje, sino también en los corazones de quienes lo han vivido en carne propia. En este contexto, la presencia de la Iglesia se ha convertido en un faro de esperanza.

La iglesia bautista de Epuyén, no solo es parte de la ayuda. Desde el primer momento, varias congregaciones cristianas se movilizaron para brindar asistencia. En un inicio, se recolectaron y distribuyeron ropa y alimentos. Sin embargo, con el correr de los días, se evidenció la necesidad de otros elementos esenciales: colchones, frazadas, muebles y materiales de construcción.

«En este momento estamos concentrados en ayudar a una o dos familias, porque cubrir a todas es imposible. Trabajamos con recursos de iglesias y donaciones particulares», señaló el pastor Miguel. Organizaciones cristianas están gestionando la compra de materiales de construcción para que las familias puedan reconstruir al menos una habitación y un baño.

Además de la asistencia con bienes materiales, las iglesias están llevando a cabo un trabajo de acompañamiento con las familias afectadas. «Cuando llegamos, primero preguntamos su situación, luego les pedimos permiso para orar con ellos y, en lo posible, presentarles el Evangelio», relataron los voluntarios.

Actualmente, se está entregando alimentos no perecederos y verduras que no requieren refrigeración, ya que muchas familias perdieron sus heladeras. La distribución se realiza en coordinación con enfermeras del hospital local, quienes identifican a las familias en mayor situación de vulnerabilidad.

Las iglesias involucradas en la asistencia han habilitado canales para recibir donaciones de materiales de construcción y elementos básicos como camas, mesas y sillas. También se necesitan frazadas y ropa interior, un artículo muchas veces olvidado en las donaciones.

Que los afectados estén acompañados y abastecidos es el primer paso; luego deben continuar sus vidas reconstruyendo sus viviendas, algunos de cero. «El trabajo de la colaboración incluye tomar conciencia de entender que las personas que perdieron todo deben empezar de cero. No tienen ni cepillos de dientes», destaca el pastor.

El pastor enfatizó que, más que objetos materiales, las personas necesitan dinero para poder comprar lo que realmente les hace falta. «En muchos casos, algunos envían materiales como colchones o muebles desde puntos lejanos de la provincia y se gasta más en el envío que en el material a donar. Por eso es necesario poder hacer llegar a los perjudicados nuestra ayuda con dinero».

Las iglesias piden oración para que el fuego cese de una vez por todas y para que todos aquellos afectados puedan crecer en Cristo en medio de la necesidad. Aún con el fuego asechando, la comunidad cristiana sigue siendo un pilar fundamental para la reconstrucción material y espiritual de las familias afectadas.

Para los que deseán ayudar pueden comunicarse al +54 9 11 4180-9618

Redacción
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