La paciencia da como fruto la perseverancia descansando en la fidelidad de Dios.

Mi nombre es Justo José Urquiza y el de mi esposa es Lilia Haydee Olivieri, juntos somos misioneros del Departamento Nacional del Misiones de la Unión de las Asambleas de Dios, llamados a servir al Señor en el Delta del Paraná, en Buenos Aires y Entre Ríos. La fidelidad de Dios es uno de sus atributos que nos ha dado seguridad en los 39 años de servicio en las islas del Delta; lo hemos visto una y otra vez.

«No hay nada que nos dé más paz que saber que Él es fiel siempre».

Comenzamos con una lancha llamada “Mensajera de Paz”, en el año 1982, evangelizando el delta entrerriano y la necesidad de los isleños nos llevó a recorrer diferentes ríos y arroyos para asistirles espiritualmente con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y materialmente con ropas y alimentos recorriendo las islas. 

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Dios ha sido fiel proveyendo los recursos necesarios mediante donaciones y ofrendas generosas. Cuando uno se rinde al Señor y sirve en su obra todo llega cuando se necesita porque Dios tiene el control y es fiel para cumplir Sus promesas.

Uno de los versículos favoritos que se cumplió en todos estos años es Filipenses 4:19: “mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Su Palabra es verdad y la vemos hacerse realidad en medio nuestro todos los días y ante cada necesidad.

«Después de 8 años evangelizando en las casas de los isleños, Dios nos proveyó de un hermoso templo en un río llamado Paraná Miní, donde pudimos congregar a las familias ganadas para Jesús». 

Dios ha sido fiel proveyéndonos 4 lanchas más para congregar a los isleños desde diferentes puntos del delta y luego regresarlos a su casa, y también los recursos económicos para sostener su obra. Porque todo es de Él y para la gloria de Él, comenzando con las almas que llevamos a sus pies.

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Hemos visto la mano del Señor librándonos de peligros, pues chocamos muchas veces con troncos invisibles que averiaron el casco y las hélices, pero Él nos guardó, y siempre nuestro Dios proveyó económicamente para las reparaciones muy costosas. Todavía hay sectores para alcanzar con el Evangelio, personas que viven muy dispersas en los lugares más alejados y gracias a Dios seguimos extendiéndonos para lograr llegar hasta ellos y traerlos al Señor.

Tenía 36 años y mi esposa 30 cuando el Señor nos llamó, y nos dio las fuerzas, la salud y la sabiduría en todo el tiempo de servicio, y todavía seguimos “flotando” por su gracia y misericordia, dice el Salmo 36:5: “Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes”.

 «¡Cuando Dios llama Él sostiene! lo tenemos bien claro, porque todo es de Él».

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Con esta seguridad con mi esposa alentamos a los llamados a servir en diferentes lugares, para que no desmayen y para que encuentren en Dios las fuerzas para que sigan adelante. El Señor tiene los recursos necesarios para que hagamos la obra; Jesús prometió estar con nosotros todos los días. Dice Mateo 28:20: “… Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Que nada te detenga.

No hacemos la obra de Jesús solos. Aunque vengan días difíciles persevera porque verás a Dios en medio de toda situación porque Él es fiel para cumplir Sus promesas, nunca te dejará solo.

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Justo José y Lilia Urquiza

Misioneros del DNM sirviendo en el Delta del Paraná

Agencia misionera con 38 años de servicio orientado a la movilización, preparación y envío de obreros a la obra misionera mundial. Hoy sostiene a 195 misioneros en 41 países de diferentes continentes, a la vez que acompaña la formación de decenas de llamados a través del programa. Grupo Potencial Misionero.