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La ansiedad: una de las secuelas del coronavirus


El pastor y psicólogo, David Firman, explica por qué comenzó a observarse con más frecuencia este síntoma en las personas luego de tener el virus.

Un estudio en Argentina, realizado por el Observatorio de Piscología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), reveló que más del 45 por ciento de los entrevistados, que tuvieron la enfermedad, aseguraron tener alguna sintomatología ansiosa luego de su contagio.

Firman plantea “esta pandemia se presentó para la mayoría de las personas en el mundo de repente y sin toda la información (o con una cantidad impresionante de mal información) necesaria para enfrentarla”. Además, él agrega, “sumado a un diagnóstico colectivo de muerte probable”.

El estudio plantea que de las personas que transitaron el coronavirus, el 32 por ciento requirió tratamientos psicológicos, mientras que el restante respondió que considera que también lo necesitaría. “Este tipo de situaciones expone al ser humano a lo vacío de la vida y sabiduría humana”, justifica Firman.

“LA ÚNICA MANERA DE ESTABILIZAR EL ALMA HUMANA ES VOLVER A VIVIR LAS INTENCIONES ORIGINALES EN CRISTO”

David Firman, psicólogo y pastor

Firman define que la ansiedad es un proceso normal del alma humana, mente, voluntad y emociones, que reacciona ante situaciones de estrés y circunstancias adversas. El psicólogo describe “esto produce miedos, incertidumbre, inseguridades, palpitaciones y dificultad en la respiración, entre otros síntomas y emociones negativas que ponen al ser humano en estado de alerta”.

El pastor considera que el círculo de la ansiedad se comienza a experimentar cuando una serie de preguntas o pensamientos hipotéticos desencadenan una serie de respuestas catastróficas en nuestra mente. “En este estado, la persona no puede diferenciar posible de probable y comienza a considerar que todo lo posible indefectiblemente va a suceder”, afirma el psicólogo.

Firman diferencia que muchas veces ese síntoma puede transformarse en un trastorno de ansiedad. “Es ahí cuando todo esto empeora y se vuelve un impedimento para desarrollar normalmente las actividades de la vida cotidiana. Esto necesita ser tratado profesionalmente a la brevedad”, explica el psicólogo.


Claramente vemos en la realidad humana que lo que necesitamos es la vida de Dios, si entendemos el diseño del ser integral del Señor, entendemos que somos espíritu, alma y cuerpo”, plantea Firman. A su vez, él describe “el espíritu es como el dueño de una casa, es el amo, el alma es el mayordomo y el cuerpo es el criado o sirviente, ese es el orden”.

Firman explica que utiliza esta analogía para entender “el amo da la orden, el mayordomo la administra y el criado la ejecuta. El alma no es el dueño, no puede hacer lo que quiere o siente. El alma debe sujetarse al espíritu”. Y él detalla “ésta fue creada para estar bajo gobierno. Esto es sumamente importante entenderlo porque explica las miserias humanas en general”.

«CONSIDERAMOS QUE, ASÍ COMO NECESITAMOS AYUDA MÉDICA, TAMBIÉN NECESITAMOS AYUDA EMOCIONAL Y ESPIRITUAL»

David Firman, psicólogo y pastor

El pastor define que, por las Escrituras, el ser humano se desconectó espiritualmente de Dios en la caída y por lo tanto murió espiritualmente, como el Señor dijo que sucedería. Entonces él reflexiona “vivir las intenciones originales en Cristo estabiliza; sin esto, el alma humana sólo recibe parches, mejoras momentáneas”.

Firman reflexiona, en relación con este tiempo de pandemia, que “el temor es una de las primeras experiencias del ser humano en el Edén al independizarse de Dios”. En este sentido explica “el alma humana sin la conexión con Dios por el espíritu muerto experimenta temor y se esconde, como lo vemos en Génesis 3”.

«AL EXPERIMENTAR A CRISTO, NUESTRA ALMA VUELVE AL DISEÑO ORIGINAL DE ESTAR SUJETA A LAS REALIDADES ESPIRITUALES EN NUESTRO ESPÍRITU POR OBRA DE LA CRUZ»

David Firman, psicólogo y pastor

El objetivo del estudio de OPSA es dar a conocer mejor las consecuencias que el coronavirus puede generar desde lo psicológico también, ya que destacan una rehabilitación completa del paciente. La conclusión de éste sugiere que se debe considerar el tratamiento psicológico en personas que reciben el alta del coronavirus y tienen este estos tipos de secuelas.

“Generalmente no solemos saber la diferencia, en cuanto a lo que espíritu y alma se refiere, pero los escritores bíblicos sabían diferenciarlos muy bien”, plantea Firman. En este sentido, define “nosotros trabajamos con el alma de manera aislada, y este es un gravísimo error. Por lo tanto, mi recomendación es que si buscamos ayuda lo hagamos con alguien que nos la brinde considerando al ser integral”.

Lucía García
Lucía García
Lic. Comunicadora Social y Periodista (UNLaM). Redactora y Prensa. Locución y producción de Vibra Podcast. Comunicación empresarial.

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