El predicador itinerante tiene 58 años es oriundo de Hurlingham, provincia de Buenos Aires y hace más de treinta y cuatro años que predica el evangelio en cada rincón del país. Actualmente vive en Córdoba junto a su esposa y se congregan en el Centro Cristiano Villa Carlos Paz. Cuando lo invitan a anunciar las buenas nuevas de salvación ocurren milagros extraordinarios, paralíticos se levantan, ciegos recobran la vista, personas con cáncer se sanan, y miles de personas reciben a Jesús como Señor y Salvador.
El evangelista, se encuentra de viaje, regresando de una campaña en el interior del país antes de que se dictaminaran las nuevas restricciones. En una charla amena por teléfono con la redacción de La Corriente cuenta sobre sus inicios “cuando di mis primeros pasos como cristiano, entendí que el Espíritu Santo tiene nueve dones principales y que si buscaba su llenura y el bautismo del Espíritu del Santo esos dones se manifestarían cuando se presentara la oportunidad de ministrar a los enfermos”, expresa Baena.
Horacio, cuando era apenas un muchacho se congregaba en una iglesia que tenía actividades evangelísticas y salían junto a un grupo de jóvenes a predicar a Jesucristo, en los hospitales, parques públicos, y en la calle constantemente, “con el paso de los años comprendí que los dones son como los músculos, mientras más se ejercitan más crecen”, afirma el evangelista y relata “recién después de diez años de ministerio pastoral recibí de parte de Dios un llamado al evangelismo, fue en ese entonces que comenzaron a manifestarse con más frecuencia las sanidades y los milagros creativos”.
Baena comenzó desde muy temprana edad a repartir folletos de literatura cristiana en plaza Miserere, sin mucha experiencia como suele suceder cuando uno es apenas un jovencito, relata que “un miembro de la iglesia me dijo, no tengas miedo porque el Espíritu Santo te va a dar palabras para contar tu testimonio, habla lo que el Señor hizo en tu vida, como recibiste la Salvación”. De esa manera se acercaban a la gente para hablarle de Jesús y muchas personas lo aceptaban como Salvador.
En el año 1986 se graduó en el Instituto bíblico Río de La Plata y a principios de 1987 recién casado comenzó a pastorear junto a su esposa Edith, en el bajo Flores, Capital Federal, una pequeña congregación anexo de Catedral de la Fe. Luego de tres años de servicio allí se trasladaron para pastorear una congregación de la zona oeste de gran Buenos Aires.
“Cuando somos llamados al ministerio hay que lanzarse con fe absoluta y las señales nos van a seguir, tal como dice en Marcos 16: 15-20”.
El evangelista Baena narra que en el año 1996 algo fuerte e inesperado ocurrió en su vida. “Fui invitado a una reunión donde ministraba el profeta William Hildret. En ese servicio llamaron a los pastores a la plataforma y el ministro me miró y me dijo ´tu estas en la obra pastoral pero también tienes que estar en la obra evangelística´. ¡Entendí que esa palabra vino a confirmar mi llamado! A la semana siguiente comenzaron a suceder milagros extraordinarios”.
A partir del año 2002 Horacio Baena se dedicó exclusivamente a las campañas evangelísticas en las cuales se han visto diversidad de milagros inexplicables para la ciencia, pero no para Dios, muchos paralíticos se levantaron de las sillas de ruedas, los ciegos de nacimiento que recuperaban su vista, enfermos terminales sanarse por el Poder de Cristo.
Horacio cuenta que no siempre fue así, a la edad de 17 años fue a predicar al hospital Muniz de Buenos Aires y evangelizaba cama por cama a los pacientes internados. Según narra la mayoría de las personas aceptaban a Cristo como salvador. Sin embargo, la frustración lo invadía porque después de orar por cada uno, todavía seguían con dolores y enfermos. “Un día salí del hospital decepcionado porque no se sanaba nadie y me iba cuestionando cosas interiormente. De repente veo una anciana en la puerta y le pregunto si quería conocer a Jesús como su Salvador y Sanador, a lo cuál accedió, oramos y al instante la hernia umbilical que tenía despareció totalmente. Fue una alegría muy grande para mí, y aliento a que no desanimen cuando no ocurren los milagros por que Dios siempre responde”.
De todas las sanidades que le ha tocado presenciar, muchas son las que han impactado su vida, pero Horacio narra que hubo un caso que lo marcó para siempre y fue el de “una niña de diez que había nacido con la mano por la mitad y en el momento de la oración de fe veíamos como sus dedos iban creciendo lentamente, luego le medimos las manos y las dos estaban iguales, el dedo meñique que nunca tuvo uña, se le había formado sobrenaturalmente, Dios había hecho un milagro creativo”.
En un mundo donde hay muchas necesidades espirituales, emocionales y a nivel salud, Horacio Baena explica “que el deber de todo creyente es hacer discípulos a todas las naciones, todo cristiano debe ser un evangelizador y la iglesia tiene que acompañar y preparar a los hermanos en la tarea evangelística sin descuidar los otros ministerios. Pero es importante cumplir con la comisión de ir por todo el mundo predicando el evangelio”.
“Él es el Médico del espíritu, alma, mente y cuerpo! Dios nos provee una sanidad completa e integral”.
Actualmente por la pandemia, el evangelista se dedica a orar por medio de las redes sociales. Todos los días le llegan decenas de pedidos los cuáles, los días lunes a través del Facebook Live de Horacio Baena ministerio se dedica a clamar a Dios para que sane a todos aquellos que están sufriendo alguna dolencia o enfermedad. A pesar de no poder hacer reuniones presenciales, todas las semanas reciben innumerables testimonios de milagros.