Recuerdo que una vez una amiga de mi iglesia estaba muy ofendida, porque su núcleo de amigos en la universidad se había enterado que era cristiana y reaccionaron mal. Entonces, vino a preguntarme, por qué todos aceptan miles de creencias, pero cuando se habla de Jesús, las personas rechazan su nombre.
Ella necesitaba una respuesta, algo que le aclarara, por qué a su amiga budista no la apedrearon cuando dijo que meditaba y cuál era la razón de que todos sonreían, cuando su compañero contaba sobre los rituales para aumentar las energías positivas. Todos sabemos y notamos que esto pasa en nuestro tiempo, pero también parece difícil entender a qué se debe tanto odio contra el ser más santo y digno de nuestro amor.
Dios merece la Gloria
Lo primero que se me vino a la mente, para poder responder esa gran pregunta fue lo más simple y claro: La gente rechaza a Dios, porque es el único que nos exige que lo pongamos a Él, por encima de nosotros mismos.
Ese simple pedido nos coloca en su contra, porque el mismo pecado que hizo que Satanás se revelara en contra de Dios, para recibir esa gloria para sí mismo, es el que habita en cada uno de nosotros.
“Lo llevan sobre los hombros, y cuando lo bajan, allí se quedan. ¡Ni siquiera se puede mover! Cuando alguien le dirige una oración, no obtiene respuesta; no puede rescatar a nadie de sus dificultades”. Isaías 46:7
Este versículo muestra claramente, que los dioses construidos por hombres eran utilizados para sus propias necesidades. Los ídolos eran levantados, porque el hombre necesitaba una respuesta urgente a sus anhelos y seguramente, la respuesta de Dios no le agradaba. ¿Cuántas veces hemos evitado preguntarle al Señor su voluntad, por miedo a que la respuesta no sea la que esperamos?
La respuesta es: cuando por amor a nosotros mismos, no estamos dispuestos a obedecer a Dios y escuchar Su voluntad, corremos a los ídolos. Muchos creen que los ídolos son estatuas, pero nada más lejano a eso. Mis ídolos, son el lugar donde me refugio, para evitar poner a Dios como primero en mi vida.
“Un verdadero seguidor de Cristo se reconoce porque dejó de vivir para él mismo y somete su voluntad constantemente al Padre”.
Idolatría en la iglesia
He entrado a casas de cristianos que en alguna esquina de su sala tienen un buda, súper cool, guiñando el ojo. Se ven lindos, están de moda, pero es contrario a lo que creemos. También he entrado a mi propio hogar y de repente el Espíritu Santo me ha mostrado que tengo un sueño entronizado en primer lugar, que aunque Dios me lo pida, no voy a poder entregarlo porque me aferro a él, esperando que sea lo que me llene y me de la plenitud, que solo el Señor me puede dar.
¿Maravilloso no? Dios nos ama tanto, que nos muestra lo que está robando su lugar en nuestro corazón y espera que se lo entreguemos, porque sus planes son mejores que los nuestros.
Al final de todo, una persona que elige seguir su voluntad, nunca va a obtener la respuesta que esperaba, nunca lo va a llenar, le va a dar paz o se va a sentir pleno. Por eso, es necesario dejar que Dios sea el dueño de nuestro corazón, porque Él sí sabe lo que necesitamos y no solo lo sabe, nos lo da.
Tres consejos para abandonar la idolatría:
- Empieza tu día buscando el rostro de Dios, una persona que ora antes de iniciar cualquier actividad, es una persona que decide que Dios sea su prioridad.
- Haz un listado de las cosas que te quitan más tiempo en tu día a día, no solo de manera física, sino en tus pensamientos y ora para que Dios te ayude a entender que va primero.
- Sé intencional y entrega poco a poco, eso que tiene un lugar más importante que Dios en tu corazón. Ejemplo: si las finanzas o tus ingresos son una prioridad, este mes puedes ofrendar un porcentaje a alguien que lo necesite (tampoco dejes de diezmar).