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Hablar de sexualidad en la Iglesia no es opcional, es urgente

¿Sabías que la mayoría de las personas llega a la adultez sin haber tenido una sola conversación clara y saludable sobre sexualidad con sus referentes de fe? Y no, no hablamos sólo del acto sexual (aunque tampoco estaría mal que se abordara), sino de todo lo que la sexualidad implica.

Hoy más que nunca, callar es una forma de abandono. Porque el silencio no protege: desinforma. Y lo que no se habla, se malinterpreta.

¿Qué es sexualidad? Atención: no es solo “tener relaciones”

La sexualidad no empieza en la pubertad ni termina en la menopausia. Está presente desde que nacemos hasta que partimos. Tiene que ver con cómo nos percibimos, cómo nos vinculamos, cómo abrazamos, cómo nos sentimos deseados, valorados, conectados.

Según la OMS, es un estado de bienestar físico, emocional, mental, social y espiritual. Sí, también espiritual. No es un “tema sucio”, es parte del diseño de Dios.

“¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?” (1 Corintios 6:19)

Las cinco dimensiones de la sexualidad (Porque no todo es cama y pasión)

  1. Biológica: el cuerpo, sus cambios, hormonas, zonas erógenas… todo eso que nadie te explicó con claridad.
  2. Psicológica: pensamientos, fantasías, miedos, vergüenzas, autoestima.
  3. Afectiva: cómo damos y recibimos amor. O cómo no sabemos hacerlo.
  4. Social y cultural: creencias heredadas, costumbres, prejuicios, estereotipos.
  5. Espiritual: el sentido profundo, la conexión con lo sagrado, el propósito de amar.

¿No es un poco injusto limitarla solo al “no hagas esto”?

Obstáculos que desordenan todo (sí, hay varios)

1. Silencio e ignorancia

Muchos padres dicen: “Yo prefiero que aprenda en casa”. Pero… ¿sabemos enseñar?
La UNESCO advierte que la mayoría de los jóvenes no accede a educación sexual integral. Resultado: Google, la pornografía o TikTok se convierten en sus principales profesores.

2. Mitos y tabúes

“Si hablás de sexo, van a querer tenerlo”, “Si se masturba, se va a volver adicto”, “Si es virgen, va a tener un matrimonio feliz”.


No. No funciona así. Mientras seguimos repitiendo frases sin fundamento, crecen adolescentes confundidos, angustiados y creyentes llenos de culpa.

3. Experiencias traumáticas

Una de cada ocho personas fue víctima de abuso sexual antes de los 18 años (UNICEF). Muchas veces, en contextos “seguros”. ¿Cómo sanar si no hay espacios donde hablar ni oídos que escuchen sin juicio?

4. Pornografía

¿Sabías qué Pornhub tuvo más de 5.800 millones de visitas por mes en 2023?
Y la mayoría empieza a consumirla entre los 9 y 11 años.
La pornografía no educa: distorsiona. Genera expectativas irreales y vínculos tóxicos.

5. Legalismo

“No pienses en eso. No lo toques. No lo mires.”
Muchas enseñanzas religiosas imponen más miedo que libertad.
“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.” (Romanos 5:20)

Y mientras tanto… las parejas no la pasan bien

En terapia escuchamos frases como:
“No tengo ganas nunca.”
“Me siento usada.”
“No me animo a contarle mis deseos.”
“El sexo desapareció de nuestra relación.”

La oración no reemplaza la información. Hace falta formación, empatía y acompañamiento profesional.

Según el Gottman Institute, el 69% de los conflictos de pareja no se resuelven… ¡pero pueden gestionarse!

Entonces… ¿qué hacemos?

  • Hablemos: en casa, en la iglesia, en grupos, con hijos y alumnos.
  • Formémonos: padres, líderes y educadores necesitan herramientas.
  • Escuchemos sin juicio.
  • Promovamos vínculos sanos: basados en respeto, libertad y amor.
  • Reconciliemos espiritualidad con placer: Dios no está peleado con el disfrute.

“El amor perfecto echa fuera el temor” (1 Juan 4:18)

¿Cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos?

Guía para no morir en el intento. Hablar de sexualidad en casa puede dar miedo. Pero no hablar es peor. En el silencio, TikTok, amigos mal informados y la pornografía tomarán la posta.

¿Cuándo empezar?

Desde que nacen. Enseñar los nombres reales de las partes del cuerpo, hablar del cuidado, del consentimiento y del respeto es sexualidad.
“Instruye al niño en su camino…” (Proverbios 22:6)

¿Y si ya son adolescentes?

Nunca es tarde. Lo que sí es tarde, es seguir callando. No reacciones con enojo: hablá con preguntas, desde la escucha, sin sermonear.

¿Qué decir según la edad?

  • 2 a 5 años: nombres correctos, partes íntimas, decir NO.
  • 6 a 9 años: amor, diferencias entre cuerpos, abuso y cuidado.
  • 10 a 13 años: deseo, emociones, consentimiento, límites.
  • 14+ años: vínculos, presión social, pornografía, sexting, decisiones informadas.

Frases que bloquean vs. frases que abren

“¡De eso no se habla!”,  “Después te explico”,  “¿Qué sabés sobre eso?”, “Podemos hablarlo juntos”

La educación sexual no debe ser perfecta: debe ser constante, honesta y con amor.

Cuando la sexualidad duele: abuso, trauma y caminos de sanidad

El abuso sexual es difícil de nombrar. Pero si el dolor se tapa, no se sana. Y Dios no quiere hijos silenciados: quiere personas restauradas.

 “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón.” (Salmo 34:18)

Según UNICEF, 1 de cada 5 adolescentes fue víctima de abuso sexual, muchas veces por personas cercanas.

¿Cómo queda la sexualidad después del abuso?

Distorsionada. Fragmentada. Con miedo, culpa o desconexión. Algunos llegan a terapia sin haberlo hablado nunca.

“Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia” (Juan 10:10)

¿Qué puede hacer la Iglesia?

  1. Escuchar sin juzgar.
  2. Derivar a profesionales.
  3. Capacitar líderes.
  4. Tener protocolos y denunciar.
  5. Restaurar con paciencia.

Judith Herman propone tres etapas de recuperación: seguridad, duelo y reconexión.

¿Se puede hablar de placer sin culpa? Spoiler: sí

La palabra placer parece peligrosa en la Iglesia. Pero Dios no se escandaliza con el placer: lo creó.

“Embriágate siempre en su amor” (Proverbios 5:18-19)
“Todo lo creó hermoso en su momento” (Eclesiastés 3:11)

El problema no es el placer… es el miedo al placer. Muchos cristianos llegan al matrimonio sin saber cómo disfrutar.

¿Y si no siento deseo?

“Quiero querer, pero no me sale.”
“Me da vergüenza disfrutar.”

Eso no es pecado. Es consecuencia de una educación restrictiva o traumática.

Satcher (2020): las comunidades que callan sobre sexualidad presentan más disfunciones sexuales.

¿Cómo recuperar el deseo?

  1. Conocer el cuerpo sin culpa.
  2. Conectar desde el vínculo.
  3. Entender que el placer también es espiritual.
  4. Salir del estereotipo de género.
  5. Jugar, explorar, reírse.

“Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.” (Génesis 2:25)

La sexualidad es parte del diseño de Dios. Hablarla no corrompe: educa, previene, protege y sana. Callar, en cambio, deja a muchos sin brújula, sin consuelo, sin herramientas. Como Iglesia, no podemos darnos el lujo de seguir en silencio.

Judith Martinez
Judith Martinez
Psicóloga Clínica con formación en Evaluación Psicológica, Educación Sexual con Valores, trabajé con familias y liderazgos, ofreciendo orientación en la crianza desde la clínica privada, talleres en escuelas y comunidades de fe. Como psicóloga institucional trabajó en Centros Residenciales, supervisando equipos técnicos de niños bajo medidas de protección excepcional.

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