Los pastores Maxi y Dani Gianfelici están a cargo la iglesia Centro de Alabanza, ubicada en Rawson, la capital de Chubut, provincia del sur de Argentina.
En una dinámica conversación con Fabián Liendo, colaborador especial en este aniversario, compartieron sobre el avivamiento que está sucediendo en el territorio rawsense. Además, contaron en detalle cómo están viviendo esta temporada de Dios en la iglesia local, en sus vidas personales y cómo llevan a cabo junto a su congregación las múltiples actividades evangelísticas en hospitales, en el deporte, la cultura y en muchas áreas más.
Te invitamos a que veas la entrevista de principio a fin, porque no tiene desperdicio alguno, te emocionará descubrir cómo fueron sus inicios en el matrimonio y el pastorado; también conocerás qué los impulsó a viajar a las Islas Malvinas para grabar un documental sin precedentes.
Fabián Liendo: Amigos y hermanos, ¿cómo están?, qué lindo compartir este tiempo y poder disfrutar a Cristo. Queremos saber todo lo que está pasando en Rawson, ¿qué es el Proyecto Reforma?, ¿qué es lo que el Señor está haciendo allí?
Maxi Gianfelici: Reforma es la palabra que Dios nos dio para este año. Venimos de un año muy intenso en medio de la pandemia. Dios nos habló con claridad sobre este tiempo que tendríamos que vivir y cómo potenciar desde los hogares, lo social y comunitario. Pero, sobre todo, en crecer en la profundidad de Jesús.
Al comienzo de la pandemia, la palabra de Dios se nos reveló en cómo tendríamos que estar en pie en medio de este tiempo. Eso produjo que, no sólo atravesáramos la circunstancia, sino que en medio de eso podamos extender una mano de compasión y el crecimiento en comunión.
Cuando comenzamos este año, la palabra Reforma sonó tan fuerte en nuestros corazones. Dios nos habló que iba a hacer de su iglesia una casa para las naciones y donde íbamos a ser recreados en su presencia, se iban a quebrar barreras e iba a haber un tiempo de entrega profundo, con una dinámica permanente, así como Dios la gobierna.
Reforma se convirtió en la palabra, en el hilo conductor a través del cual se multiplicó el impacto de la vida de Cristo en las familias, personas, comunidad y las naciones. Además, nos encontramos anclados a proyectos de ayuda social de misioneros y un montón de trabajo como parte de este evento.
Dani Gianfelici: Queríamos implementar esta palabra para volver a la idea original, volver a la forma que Dios le dio a la iglesia. A través de este concepto, el único objetivo es buscar en el corazón del Padre, en el hijo y Espíritu Santo, en la forma que Él diseñó, lo cual Él nos llamó a ser y hacer. Responde a una palabra viendo el contexto, queríamos modelar nuestras vidas e iglesias conforme a Dios.
FL: Honestamente hay un episodio en nuestra historia con Lutero, donde parece que esa palabra se remonta a 500 años atrás, pero en realidad la obra de Cristo es una obra de reforma, de un hombre que fue destituido, pierde la imagen y Dios la forma en que había sido creado, y lo envía a su hijo, nos reúnen y nos devuelve el origen de donde nunca deberíamos haber salido.
Como lo dijiste, Dani, si entendemos quiénes somos en Cristo, recuperamos la identidad y entendemos el propósito del Evangelio, que nosotros seamos conformados a la imagen de su hijo. Es exactamente todo lo que el Padre anhela, lo que desea, lo que lo complace, lo que lo glorifica y lo que le adora.
MG: Totalmente, Fabi, nunca nos encontramos frente una oportunidad como la que estamos viviendo en este momento. Es profético, histórico, esta situación en la que el mundo está precisamente para encauzar todo lo que vos decís. O sea, cuando todo se desarma, cuando el sistema del mundo colapsa, la Iglesia es más Iglesia que nunca.
Esto tiene que ver con una cuestión esencial donde Jesús es el centro y Él se expresa de manera práctica, concreta y profunda, y esto produce cambios extraordinarios. Cambios en nuestra forma de culto y comunión con Él, cambios en nuestra forma de amar a nuestro prójimo, en la forma de administrar nuestro tiempo, de adorar al Señor.
«Es increíble porque cuando la Iglesia se moldea al corazón de Jesús, el impacto es tremendo, entramos en una batalla con este sistema»
Maxi Gianfelici, pastor de la iglesia Centro de Alabanza
Pero ni siquiera es una batalla ideológica, es un avance permanente que permea en todas las áreas de la sociedad y eso es lo que nosotros hemos experimentado. No podemos decir que es algo que se haya cultivado este tiempo, nuestra ciudad es pequeña, es la capital de la provincia más pequeña del país, una región que desde antes de la pandemia está viviendo años de corrupción.
Imagínate que los chicos llevan casi tres años sin poder tener clase durante la pandemia, el Estado colapsó, no han podido pagar los sueldos por más de tres meses, entonces todas las instituciones se quebraron y la Iglesia en medio de eso se mantiene firme.
Nosotros de las terapias intensivas hicimos un altar, un lugar de adoración y de refugio, la Iglesia permea la política con un Cristo revelado. También se mete en el deporte, donde la vida de Jesús se expresa a través de quienes lo practican, entonces se nos da una responsabilidad tan grande que ya ni siquiera es hablar de la construcción de la Iglesia de puertas para dentro, sino de una Iglesia que tiene como misión transformar ciudades y llevar a Cristo en tu lugar.
FL: Sí, que esta conformación de la imagen de Cristo, que parte de esta gloriosa impartición de la vida de Cristo en forma de Iglesia, donde Él es la cabeza y nosotros somos miembros de su cuerpo y nos permite expresar una vida que es espiritual. Operamos en una mente que es espiritual, Jesús cuando habla con la mujer samaritana le decía “tengo un agua de vida para darte de probar”, y ella decía “tendrás otro pozo” y Felipe decía “pero ¿cómo se puede entrar de nuevo en el vientre de su madre y nacer de nuevo?”, porque la mente natural no puede percibir las cosas del espíritu.
Jesús está cobrando una naturaleza espiritual, todos los nacidos del espíritu estamos en un mundo natural, pero operamos en el espíritu y vivimos en las riquezas en gloria de Cristo Jesús. Por eso la Iglesia es la expresión de esas riquezas para un mundo que no puede ver una alacena tan enorme como para alimentar con cinco panes y dos peces a una multitud de decenas de miles de personas.
Es cierto y es la Iglesia quien expresa esa providencia eterna, así que esta reforma que ustedes están hablando expresa ese milagro permanente de asombro, de vivir completos en Él, es lo que ustedes están experimentando con cada uno de los hermanos. Son muy especiales para mí, cuénteme un poco acerca de esta experiencia que hace unos años apareció en sus corazones, una motivación del Espíritu con respecto al proyecto de las islas Malvinas.
DG: Fue una motivación del Espíritu Santo, porque de otra manera no podría ser en medio de esta región donde la grieta es grande. Nosotros estamos mucho más cerca de la isla. Vinimos al Sur en enero del año 82 y en junio fue la guerra, así que acá se vivía mucho el sonido de las sirenas y todo lo que sucedía.
Yo crecí con ese concepto de la isla, de la guerra, con esa sensación. Ya de grande, pasó el tiempo, y le digo a Maxi mi deseo de ir. No sabía por qué, no tenía noción, pero llegamos. Estábamos con esto de adorar en lo público, de llevar oración, intercesión y evangelismo, entonces se prendió esto del Espíritu Santo. Por qué no ir a ese lugar sin saber a qué ir, pero vos imaginate, lo que recién hablabas, la vida de Cristo te hace romper tantas estructuras, tantas ideas, tantos conceptos culturales, terrenales, de límites nacionalistas; en Cristo se rompe todo eso. Mis papás siempre priorizaron la relación con Cristo, más allá de lo humano, de lo terrenal, somos embajadores de paz por encima de cualquier conflicto.
Yo crecí en ese ámbito, entonces para mí el ir a Malvinas no fue algo chocante. Esa pasión argentina que llevamos, trasladarlo a la iglesia será otra cosa, porque cada uno tiene su postura. No todos tienen la misma revelación en cuanto a esto, entonces lo compartí y se decidió ir así.
En pocos meses un grupo estaba yendo. Yo no fui la primera vez, pero hay muchas historias para contar que son de Dios. Cuando el Espíritu Santo produce algo y Él quiere hacer algo, si vos estás dispuesto, pasa. Es increíble y maravilloso, realmente ahí pudimos entender lo que dice la Palabra.
“Bienaventurados los que procuran la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”, y esa es nuestra naturaleza. Entonces se puede ver el resultado, fuimos tres veces. El segundo año fui con mis hijos y el tercero fuimos de nuevo.
«Lo que no logra la política, sí lo hacen los hijos de Dios, estar con gente de ese lugar y poner a Cristo por encima de todo. Es un privilegio»
Dani Gianfelici, pastora de la iglesia Centro de Alabanza
Realmente fue romper estos paradigmas y estas cosas que nosotros llamamos culturales y tradiciones que no son malas, pero cuando tiene que ver con levantar el Reino de Dios, que es mucho más grande y poderoso, todo lo demás pasa a un segundo plano.
FL: Qué importante, Daniela, lo que decís, porque nosotros fuimos formados en un ámbito natural, donde aprendimos a amar una tierra y somos modelados por los medios de comunicación. Es una realidad, pero de repente nacimos a una nueva naturaleza y ahora se nos da una mente que no es la nuestra, que es la mente de Cristo, y ve todo distinto. Una manera clara de comprobar fehacientemente, demostrar que Dios existe. No es nada de lo que uno se podría imaginar, y esa mente nos revela un corazón, un querer y un hacer. Entonces cada vez que uno interfiere con su mente natural en las cosas de Dios, uno corrompe, corrompe la obra de Dios, el cuerpo. Entonces uno se pregunta cómo hacer para amar lo que Él ama o desea.
Podemos tener una mente discipular divina y amar lo que Dios ama. Que sea lo que Dios desea y amar a todos aquellos que aun se hayan percibido como enemigo, siendo Jesús que murió por sus enemigos.
MG: Para nosotros fue ver esto que hablamos, que tiene impacto en la eternidad, afecta la realidad y las experiencias son muchas. Pero cuando es el hijo el que se revela, todas las estructuras se caen, o sea, dice tenemos que ser testigos en Jerusalén, Judea, en Samaria y hasta el último de la tierra samaria, habla de ser testigo, ser la revelación de Cristo a tus enemigos, y nosotros pudimos ver eso, llegar a un lugar hostil donde eso despreciado en el primer viaje fue muy fuerte porque éramos los únicos argentinos en la isla con toda la tradición histórica.
Fabi, ver cómo el Espíritu Santo corre el velo y Cristo se hace presente en nuestro primer encuentro en las islas con la gente de ese lugar, habitantes que estuvieron aun durante la guerra, se dio en una cena en una casa. Jesús se hizo presente, partimos el pan, y 35 años, 40 años de odio, rencor, de separación y división desaparecieron, fue extraordinario.
Pudimos llevar a Jesús en los viajes, encontrarnos con excombatientes británicos y argentinos, además de ser testigos de una manipulación cultural que tardó 40 años en ser destruida por el poder del Espíritu Santo, en un momento reformado. Entonces, cuando vos ya vivís en una situación de este tipo, aplicando esta realidad que te dijo Dani, nuestra iglesia abrazó el proyecto. Nosotros entendemos que no enviamos misioneros, la iglesia hace misiones. Y desde que la iglesia abrazó, hasta el día de hoy, están ocurriendo cosas.
FL: Qué tremendo, porque la palabra de Dios es el combustible de misiones, es la adoración. A la manera de Dios, ¿cómo los procesos de Dios fueron abrazando a la familia y sus hijos? La iglesia es una familia, pero, así como el matrimonio revela el misterio de Cristo con la Iglesia, la familia revela el misterio de la iglesia, ¿cómo lo fueron viviendo y cómo fueron los procesos de Dios en ustedes?
MG: Hoy con Dani somos pastores principales de una iglesia que se ha multiplicado en número, esa es la esencia y es que somos familia. Precisamente creo que está ligado a eso, a que hemos construido esto como familia, los procesos que hemos vivido no han sido fáciles, como los de la gran mayoría.
Nosotros llevamos 18 años de casados, tenemos tres hijos bellísimos y yo te voy a hablar solo el comienzo, después le voy a dejar a Dani que hable la segunda etapa. Cuando nos conocimos éramos muy jóvenes, muy distintos. Ella, apasionada profundamente por la oración y yo con un cuchillo entre los dientes predicando en una plaza donde perdí mi voz.
Jesús era la única respuesta. Nos enamoramos y fue tan bonito, cuando nos casamos decidimos que era este el lugar donde teníamos que venir a vivir, Rawson, donde pastoreaban los papás de Dani.
Fue todo un proceso venir a establecernos y, en medio de ese proceso, a un mes de estar casados y viniendo de evangelizar con el equipo de jóvenes en una ciudad, mis suegros tienen un accidente con el auto delante de nosotros y el papá de Dani pierde la vida. En ese mismo auto estaban mi suegra y mi cuñada, una nena de un año y ocho meses.
Bajamos del colectivo y vemos al pastor muerto. Creo que fue tan claro lo que Dios nos dijo, que para este momento yo no sabía caminar en ese proceso, en ese inicio atravesando la muerte, la pérdida, pero aprendiendo de alguien que para nosotros es muy especial, mi suegra. Ella se levantó de esa pérdida y dijo “mi esposo ha partido, pero la visión que estableció no se perdió”.
Nosotros éramos muy jóvenes para adecuarnos a esta realidad, al principio tuvimos que sobrevivir para ponernos en pie y ver lo que iba a suceder, aferrarnos a su Palabra. Nos dio la forma de aprender a depender absolutamente de Él. Cada proceso que hemos vivido nos ha enseñado una dependencia absoluta del Espíritu Santo, cada proceso en nuestros quiebres más profundos y nuestros éxitos más altos.
Cuando la gente nos ve y nos invita a predicar a lugares donde cualquiera quisiera estar, nadie nos ve tomando a nuestros seres queridos, enfrentando el cáncer o diferentes situaciones.
«Hemos aprendido que la leve tribulación momentánea de los procesos hace que la gloria de Jesús nazca y se multiplique en nosotros«
Maxi Gianfelici, pastor de la iglesia Centro de Alabanza
Nuestro comienzo fue así y hoy que miramos para atrás, no miramos con dolor, tristeza y no miramos con angustia, al contrario, podemos mirar a Jesús en nosotros dándole forma a lo que disfrutamos.
DG: Sí, tal vez ahora, en este momento, podemos decir que fue un privilegio, es nuestro mérito haber permanecido realmente. Estuvimos mirándolo a Él, caminando en integridad sobre todo, y, como dice Maxi, decidimos modelar desde nuestra intimidad con el Espíritu Santo, decir “Señor, como quieras”, volvemos a la palabra Reforma, que forma.
Para que el mundo realmente vea este misterio maravilloso que es Cristo y la iglesia que forma, para nosotros es una responsabilidad muy grande, es un privilegio. Realmente si hay algo que yo deseaba y sé que también Él quiere, es que disfrutemos de este camino con sus dificultades y con sus éxitos.
En nuestra casa yo considero que somos muy divertidos, nos gusta estar juntos, lo disfrutamos, tenemos nuestros berrinches y aun de esas cosas también aprendemos y disfrutamos. Pero ver la obra de Jesús en nuestra casa para mí es el mayor éxito, haber diseñado la familia que el Señor nos condujo a formar es nuestro mayor logro.
Nuestra hija más chiquita, que es Paz Isabella y ya tiene ocho años, describe su vida y lo que recibe a través de los dibujos. Hoy me muestra un dibujo con puertas, nubes y a Jesús con una llama en su mano, y el dibujo decía algo como que Él estaba encendiendo los corazones, que Él estaba siempre presente, y le digo “qué lindo”. Le pregunté de dónde salió esto y ella me dice, “me lo dijo Jesús”.
Valentino es el de las preguntas. Después de la iglesia llegamos a la casa y dice “papá, vos dijiste…” y te empiezan a confrontar, es un desafío permanente de ver a Cristo en nuestra familia. Es presentar y decir “Espíritu Santo, danos como vos quieras expresarte a través de mi casa, cómo puedo bendecir a mi vecino”.
FL: Qué lindo es ver y disfrutar a Cristo en ustedes, la verdad. Yo desde el primer día que los conocí fuimos este expresar, ese disfrute y cada vez que los veo y tengo la oportunidad de hablar con ustedes visitándolos, encontrándonos en algún lugar, nos pasa lo mismo. Gracias, Daniela y Maxi.