En este mes que festejamos el día del niño, no puedo dejar de pensar en muchas historias que viví en diferentes tiempos de mi vida. Todos fuimos niños algún día, pero no todos fuimos niños felices capaces de nacer, decidir, jugar, estudiar, comer, soñar y amar.
Muchos nacemos y nos encontramos con estas frases: “solo eres un niño, tú no lo entenderías”, “solo eres un niño, no puedes hacer nada”, frases que en algunas ocasiones nos quitan el significado de nuestro valor como persona, desde muy pequeños crecemos con esa voz que retumba en nuestra cabeza “solo eres un niño”.
En los años de trabajo en el ministerio nos encontramos con diferentes historias de vida que nos han llevado a plantearnos y pensar: ¿cómo veo a los niños?, ¿Sobre qué fundamento estamos parados cuando nos relacionamos con ellos?, ¿Sigo condicionado por las experiencias de mi infancia?
Mimi era una niña de 4 años con ojos negros y su pelo con rulos, al acercarme a ella apenas podía escuchar su voz de enojo y su incomodidad al hablar, rápidamente le pregunté: ¿qué pasa, Mimi?, con sus ojos brillosos y su rotundo silencio me hizo entender que estaba incómoda con algo, cada vez que la llamábamos como “Mimi” su rostro mostraba enojo.
Hasta que nos dimos cuenta de que su nombre era María, nuestra estructura se cayó y nuestros ojos se abrieron cuando entendimos que “Mimi” quería que la llamaran por su nombre “María, ése es mi nombre», nos dijo. Ésta fue una lección profunda para nosotros, no sólo saber que los niños entienden, sino que tienen un valor, una identidad definida, una autoimagen, sentido de pertenencia y son conscientes de todo esto.
En la actualidad, cuando se acercan estas fechas escuchamos por diferentes medios de comunicación frases como: “el día de las infancias, infancia trans, niñeces, etc.”. Todas estas frases a lo largo del tiempo van cambiando de forma o estructura pero al final siguen teniendo el mismo resultado, quitan el valor y la libertad que tienen todos los niños para poder crecer libres de toda amenaza social o cultural que nos impide visualizar que “eres más que un niño”.
“Nosotros abordamos la niñez sabiendo que todos los niños tienen derecho a vivir cada etapa de su desarrollo libres de ataques ideológicos que afecten su identidad”.
Leidy Mendoza de Caro, Jucum
Como familia, iglesia, escuela y sociedad, tenemos que proteger al niño de toda distorsión en esta etapa de su vida, conscientes de la magnitud de cómo las experiencias de su niñez influyen en su identidad de por vida; defenderlos de toda injerencia externa a su desarrollo natural y biológico cultivando en ellos raíces profundas en valores y principios eternos.
¡No robemos a los niños!
No les arranquemos los espacios para jugar sin temor a que puedan ser lastimados o corran peligro. No robemos a los niños la oportunidad de disfrutar espacios de contención libres de confusiones o pensamientos de sectores con poder que pueden influir y desdibujar su valor como sujeto de derechos.
“No robemos a los niños la capacidad de desarrollarse sanamente sin adoctrinamientos que perjudican su convivencia con el mundo externo”.
Leidy Mendoza de Caro, Jucum.
No robemos a los niños la libertad de crecer con valores, como dice Proverbios 22:6, “dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará. Como organización Juventud con una Misión Ituzaingó, durante más de 15 años festejamos este día tan importante, abrazamos el presente y el futuro de esta generación porque creemos firmemente que ellos son el corazón de la cosecha, una cosecha que la vemos en parte porque no sabemos cuándo dará todo su fruto, invirtiendo no solo en los niños sino también en su familia y contexto.
Para celebrar este día trabajamos con los diferentes ministerios que ya conocen a las familias del barrio alcanzando aproximadamente a 300 niños, nuestros invitados especiales de ese día. Contamos con el CDF (Centro de Desarrollo Familiar), brindando clases de apoyo escolar, prevención de abuso sexual infantil y violencia familiar, construyendo una relación con estas familias y estando a disposición ante cada circunstancia.
La escuela de futbol “ALUMINÉ”, que cada semana comparte una actividad recreativa y deportiva, contiene a los niños y sus familias brindando una opción de aprender y desarrollar su potencial con valores en su carácter y habilidades individuales y grupales. El comedor “El Refugio de Dios”, donde cada día se prepara almuerzo para 60 familias del barrio, llegando aproximadamente a unas 260 personas.
En nuestra comunidad misionera preparamos diferentes actividades: juegos, canciones, música, teatro, dinámicas, buscamos a Dios para elegir un nombre de la temática que trabajaremos en ese día especial, vemos su mano en cada detalle, nos sorprenden los milagros en cada cosa que necesitamos para poder hacer de ese día un día diferente y divertido.
Algunos de los temas con los que hemos trabajado son:
- Prevención de violencia
- Cómo puedo cuidar mi cuerpo
- Prevención de abuso sexual
- Identidad
- Las emociones
- Conociendo las naciones
- Paternidad de Dios.
Estamos tan agradecidos con Dios y con todas aquellas personas que son parte con donaciones y apoyo, como también las iglesias (católicas, evangélicas y otras), que cada año nos sorprenden con la ayuda y sobre todo queremos agradecer a nuestra gran familia jucumera por su corazón de servicio y generosidad.
Hoy más que nunca, en este siglo XXI, celebremos el Día del niño mirándolos con fe y esperanza en el futuro que Dios ya tiene preparado para cada uno de estos pequeños, sé parte de esta gran cosecha que está siendo amenazada; si queremos ver frutos en el futuro, el desafío lo tenemos hoy, porque son mucho más que niños.
Autora:
Leidy Mendoza de Caro. Ecuatoriana, tiene 37 años, casada con José Miguel Caro, licenciado en Educación Física, Mexicano, con quien tiene dos hijos: Josué (4) y Noah (2), junto a su familia sirve por más de 12 años en Juventud Con una Misión Ituzaingó Argentina (JUCUM), en el ministerio de King’s Kids, ministerio cristiano de alcance mundial de JUCUM que provee a niños, adolescentes, jóvenes y familias de todas las naciones una oportunidad para crecer en conocimiento comprobado de Dios a través de su participación y compromiso con la evangelización mundial. En su niñez fue parte de Compassion Internacional como niña ex beneficiaria y años después fue parte del personal como maestra de niños de 3-6 años. Forma parte de EPASI, Equipo de prevención contra el abuso sexual infantil. Psicopedagoga y acompañante terapéutica.