Desde muy chico, Dios ya había puesto en mi corazón un llamado para servir. Aún no estaba en la escuela, pero ya sabía que quería estudiar para ser médico y a través de mi profesión poder llevar atención y alivio; siempre tuve en mi corazón al continente africano.

Junto a mis padres estuve 4 años en la frontera de Argentina con Bolivia porque, a pesar de mi corta edad, ellos siempre me involucraron en el servicio, por eso pude aprender a tocar varios instrumentos, con lo cual servía en la iglesia y también acompañaba a mis padres en la visita de varias comunidades indígenas del norte del país.

Después viajamos a Perú, donde estuvimos por 14 años. En esos tiempos era muy activo en la movilización misionera juvenil y canalizando ayuda social en zonas carenciadas y llevando atención médica a los más necesitados. 

Con el transcurrir de los años, continué sirviendo, mi llamado se fue confirmando y me preparé intencionalmente para cumplir con ello. Gracias a Dios, pude estudiar y hoy soy médico con especialidad en Cirugía General.

En el 2010 me casé con una hermosa mujer, Yemina, quien al igual que yo recibió el llamado misionero cuando era una niña. Nos conocimos sirviendo, nos reconocimos con una misma pasión, las misiones. Dios nos unió en un mismo corazón y en un mismo sueño en él. Servimos juntos y hoy tenemos dos hermosas hijas, Valentina y Sophie. 

Dios confirmó en nuestros corazones su llamado por una nación de África Occidental, Sierra Leona. Oramos muchos años por esta nación, hasta que en el 2018 pude realizar el primer viaje exploratorio, donde estuve atendiendo a unos mil chicos en edad escolar, muchos de ellos no habían tenido atención médica hasta ese momento por falta de acceso a una atención primaria. Se pudo tratar a muchos niños con diversas patologías y también darles tratamiento vitamínico para el resto del año.

Gracias a Dios, pude regresar allí junto a Yemina en el 2019 y 2020, para continuar con la atención médica. En el 2021 no pudimos viajar por la pandemia, pero continuamos con el compromiso de ayudar a los niños y, lo más importante, sembrar la preciosa semilla del Evangelio en sus corazones.

Hoy estamos en Argentina, pero nuestro proyecto tiene como propósito llevar el Evangelio a través de un proyecto integral, sembrando por medio de nuestras profesiones. 

Creemos que la atención médica es un brazo firme de misericordia para alcanzar a aquellos que no tienen esperanza. Además, estaremos comprometidos en el área educativa, con las escuelas primarias y en la educación cristiana, donde esperamos que Dios nos use para bendecir a las nuevas generaciones en Sierra Leona y contribuir a la formación de obreros cristianos.

Hoy le damos gracias a Dios por todo lo que Él ha hecho, por todo lo que está haciendo y estamos expectantes por todo lo que Él hará en esa hermosa nación llamada Sierra Leona.

“No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió”, Josué 21:45.

Familia Ramello Santa María

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Luis Matias, Yemina, Valentina y Sophie, [email protected]. Él es médico, ella es comunicadora social. Llevaron su familia hasta Sierra Leona, en África, donde aportan sus talentos y llevan el amor de Dios.