En este primer capítulo, recorremos uno de los escritos de Juan Carlos Ortiz dejó como legado. El difunto pastor analizó sobre las diversas interpretaciones que el ser humano tiene del “Reino de Dios” y cuál es el marco de referencia divina para comprender realmente todo lo que abarca.

La primera vez que fui a Japón, me sentí en un mundo extraño. Sus rostros se ven diferentes, su escritura es distinta y su cultura es completamente diferente: toman baños juntos, pero comen solos en los restaurantes.

Cuando vas a un restaurante japonés, te dan un pequeño cuarto solo para ti y comes en privado; pero cuando te bañas, ¡te bañas con todos! En Argentina, solemos comer con todos y bañarnos en privado.

Había tantas cosas diferentes que me sentí muy extraño. Me agradaba, pero me sentía extraño.

Un día, allí en Japón, oí detrás de mí una voz hablando español: «Dios te bendiga, hermano». ¡Español en Japón! Detrás de mí había un cristiano japonés que me reconoció y me dijo: «Soy mexicano. Nací en México. Mis padres eran japoneses, pero emigraron a Centroamérica. Allí fui salvo y ellos me enviaron como misionero a Japón».

A partir de ese día nos mantuvimos juntos. Yo conseguí un intérprete y siempre hablábamos en español. ¡Fue algo maravilloso!

Escucha, nosotros somos extranjeros en este mundo. No pertenecemos al reino en el que vivimos. ¡Qué felicidad cuando conocemos a alguien que también pertenece a nuestro reino!

Para entender nuestra situación viviendo entre dos reinos, necesitamos cambiar nuestro marco de referencia. Quizás esto es de las cosas más difíciles de hacer. ¿A qué me refiero con «marco de referencia»?

Vivimos en un contexto determinado. Tal vez asistimos a una iglesia pentecostal en un país de religión luterana o somos metodistas que recibieron el bautismo del Espíritu y tenemos muchas denominaciones a nuestro alrededor. Dentro nuestro tenemos una verdad, por lo tanto, tenemos un marco de referencia y todo lo que oímos, lo juzgamos a la luz de éste.

No es que yo tenga el marco de referencia de Dios, sé que el suyo es mucho más amplio. Mi marco es tan pequeño que si viene algo que está por fuera de Él, digo que es «del diablo», solo porque no puedo entenderlo y pienso que está equivocado.

Entonces, ¿cuál es el marco de referencia de Dios? Aunque no creo conocer todo acerca de su marco de referencia, intentaré explicarlo un poco. Vamos a hablar acerca del reino de Dios. Jesús dijo: «Quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». La primera pregunta que nos surge es: ¿Qué es el reino de Dios? Si bien no puedo comprenderlo en su totalidad, al menos debo saber algo acerca de él.

Para algunas personas, el reino de Dios es la Iglesia pentecostal; para otros, es la Iglesia católica; o, para otros, es el reino carismático.

Pero ¿qué es el reino de Dios según la Biblia?

«Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.

»Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente. Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero.

»Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo,    haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.

»En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte, con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor».

Colosenses 1:15-23

¿Qué es el reino de Dios? Es todo el universo, todas las cosas que Dios creó. Jesús es el primogénito de la creación y Dios es el Creador, Señor y Rey.

Juan Carlos Ortiz

Somos muy conscientes de nuestra pequeña tierra. Pero ¿qué es? Solo una pequeña canica que viaja alrededor del sol junto a otros planetas. Sin embargo, el reino de Dios es mucho más grande que eso. Sabemos que el sistema solar es una familia de planetas con un sol como padre, pero, además, cada estrella es un sol y puede tener planetas alrededor de ella. En toda esta galaxia a la que pertenecemos, la Vía Láctea, existen millones y millones de soles.

Nuestro sol es una de las estrellas más pequeñas. Lo vemos grande, porque estamos cerca, pero la Vía Láctea es una galaxia inmensa. Se dice que para viajar de una estrella a la próxima más cercana se podría tardar ochenta mil años en el cohete más veloz. ¡Ochenta mil años de distancia entre estrellas vecinas! Entonces, ¿cuánto tardaríamos en ir de un extremo al otro de la Vía Láctea?

La nuestra es solo una de todas las galaxias que existen. Pertenecemos a una familia de diez galaxias y, algunas de ellas, son más grandes. Además, no es la única familia de galaxias, hay millones. ¡Y todas fueron creadas por Él y para Él!

El otro reino

No quiero darle mucho protagonismo, pero según Apocalipsis, Satanás se llevó con él en su rebelión a un tercio de los ángeles. No sabemos si esas palabras son simbólicas, espirituales o literales, podrían ser cualquiera de las tres, pero una parte del universo se rebeló contra Dios, de eso estamos seguros. Sabemos que hoy existe también un reino de las tinieblas, que era una parte del reino de Dios que se separó. Satanás tiene mucha experiencia en divisiones, es un especialista. Puede dividir una familia, una iglesia o el reino de Dios.

A Satanás se le llama «el príncipe de este mundo». Cuando la Biblia habla acerca de «principados y potestades», puede estar refiriéndose a los ángeles malvados que gobiernan sobre las naciones. Está el príncipe de Persia en Daniel 10:13, que se opuso a la respuesta de las oraciones de Daniel. Luego, Pablo dice que no luchamos contra carne ni sangre, sino contra principados, contra poderes, contra autoridades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales (Efesios 6:12).

A lo mejor todas las estrellas y las galaxias cercanas a nosotros pertenecen al reino de las tinieblas, y nosotros estamos dentro de esa parte del reino de Dios que se rebeló contra Él. Por esta razón es que Pablo dijo que no luchamos contra carne ni sangre, sino contra principados y poderes del aire. Todo a nuestro alrededor es territorio enemigo, esa es la razón por la que nuestro trabajo aquí no es tan fácil.

Entonces, ¿deberíamos sentarnos y resignarnos a una derrota inevitable? ¡Absolutamente no! Solo hemos oído la mitad de la historia. Lo mejor está por venir.