¿Por qué si antes peleábamos duro y lográbamos muchas cosas, a veces nos agotamos espiritualmente?
Me preguntaba esto porque es lo que pasa con nosotros muchas veces. De hecho, hasta hace unos meses trabajaba más de diez horas, en lo que restaba del día estudiaba y me ponía al día con las cosas de casa. En uno de aquellos días salí de trabajar un poco más tarde de lo habitual y verdaderamente estaba agotada, mis ojos estaban cansados, mis brazos y piernas necesitaban energía, y eso que no había llegado a casa aún; mientras caminaba llorando le hablaba al Señor, “soy agradecida con lo que tengo, solo que hoy estoy muy cansada y necesito fuerzas”.
Aunque suena dramático, sé que me entenderán quienes han pasado por algo semejante, tal vez si también trabajas muchas horas, si tu agenda está super atareada o si eres mamá o papá. Pero a partir de ese día medité profundamente en tres cosas que me hacen saber lo necesario que es cansarse.
1.- Entendemos nuestra vulnerabilidad y dependencia de Dios
Somos capaces de lograr mucho, pero tenemos un límite, para que desde ese límite comencemos a experimentar el favor y el poder de Dios en nuestras vidas ¡qué bendición! que a partir de donde lleguemos naturalmente comienza lo sobrenatural. Recordemos la promesa que tenemos en Isaías 40.
«Tú debes saber que Dios no se cansa como nosotros; debes saber que su inteligencia es más de lo que imaginamos. Y debes saber que su poder ha creado todo lo que existe. Dios les da nuevas fuerzas a los débiles y cansados. Los jóvenes se cansan, por más fuertes que sean, pero los que confían en Dios siempre tendrán nuevas fuerzas. Podrán volar como las águilas, podrán caminar sin cansarse y correr sin fatigarse», Isaías 40:28-31 TLA.
En ese «pero los que confían en Dios siempre tendrán nuevas fuerzas» nos habla de reconocer que nuestra confianza no se fundamenta en los demás, ni en lo que tenemos, no se trata de nosotros mismos, sino de Él, y así, solo así, podremos extendernos como las alas de las águilas, que de hecho son las aves que posiblemente más alto pueden llegar y no por sus fuerzas sino porque cuando llega el viento tibio ellas saben extender sus alas ampliamente de manera que se disparan hacia lo más alto.
Puedes alcanzar lugares altos en la vida no por tu fuerza, sino porque el Espíritu de Dios sopla sobre tu vida y te eleva.
Entender la debilidad física nos llevará a vivir dependiendo de Dios y no hay nada más seguro que vivir conforme a su voluntad, su sabiduría y su divinidad, porque Él es bueno y sus pensamientos hacia nosotros solo son para nuestro bien. No hay ninguna opción mejor que vivir dependiendo de Dios, debes saber eso.
2.- Cansarse también revela nuestra productividad
Me detengo aquí porque mientras estemos en constante movimiento nos cansaremos. A Jesús le pasaba mientras predicaba el mensaje de arrepentimiento y del Reino y a la vez era vigilado de manera minuciosa por las autoridades; Él se detenía intencionalmente a descansar.
Juan 4:6 nos dice: «Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta».
Estas palabras nos revelan que, aunque el Verbo se había hecho carne, también padecía las limitaciones físicas humanas. Y en ese cansancio Jesús seguía trabajando en compartir la salvación con una mujer de Samaria, quien iba a ser la flecha para que muchos samaritanos creyeran por la palabra de ella, que daba testimonio de todo lo que había hecho antes.
Debemos entender que aun en los días llenos de cosas para hacer, e incluso en nuestras horas de descanso, seremos fructíferos. Jesús es el claro ejemplo de estar enfocados aun cuando necesitamos pausas en el camino. ¡Esto es verdaderamente maravilloso!
3.- Cansarse para descansar es de nuestros mayores privilegios
¿Recuerdas cuando eras niño y era casi misión imposible que lograras irte rápido a dormir? Hoy, es de las mejores sensaciones del mundo, dormir es un regalo. Y aclaro que mientras dormimos descansamos, pero no son sinónimos, es una de las maneras en que podemos hacerlo. Ahora entiendo que no podríamos disfrutar de la bendición de descansar si de alguna manera no nos cansáramos.
Te comparto una historia que me bendice mucho de Elías y lo grafica muy bien en este punto.
Elías tuvo miedo y huyó para salvar su vida. Se fue a Beerseba, una ciudad de Judá, y dejó allí a su sirviente. Luego siguió solo todo el día hasta llegar al desierto. Se sentó bajo un solitario árbol de retama y pidió morirse: «Basta ya, Señor; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron». Entonces se acostó y durmió debajo del árbol. Mientras dormía, un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate y come!». Elías miró a su alrededor, y cerca de su cabeza había un poco de pan horneado sobre piedras calientes y un jarro de agua. Así que comió y bebió, y volvió a acostarse. Entonces el ángel del Señor regresó, lo tocó y le dijo: «Levántate y come un poco más, de lo contrario, el viaje que tienes por delante será demasiado para ti». 1 Reyes 19:3-7 NTV.
Elías estaba en Jezreel y huyendo a Beerseba, se trataba de 160 km al sur. No sólo sus esperanzas eran casi nulas ya que él creía que su vida corría peligro tras las amenazas que recibió después de matar a todos los profetas de Baal, sino que también podemos imaginar que se había cansado y estaba hambriento. Sin embargo, aquí entra la bondad de Dios que le suplió alimento en medio de su aflicción, comió y bebió y volvió a dormir porque el camino que tenía por delante era largo.
¿Sabes que nosotros somos Elías muchas veces? No vemos todo claro y andamos desenfocados cuando se presentan situaciones repentinas. Me encanta que Dios en esas situaciones sabe cómo entrar en escena y abrazarnos.
Hoy quisiera que puedas mirar el cansancio como un tiempo de desconectar para conectarte con Dios y luego continuar.
Toda la Biblia nos muestra la paternidad de Dios, porque cabe recordar que no somos esclavos, somos hijos. Y el Padre siempre tendrá porciones extras para nuestro camino. Un camino que no es fácil, es un camino que nos va a enseñar, donde atravesaremos procesos, donde entraremos en profundidad y donde nos extenderemos por las alturas, es real que pasaremos por muchas situaciones, pero la mano de Dios estará allí para sostenernos, para darnos fuerzas y para enviarnos a ser luz a quienes necesiten conocerlo a Él.
Por último, quiero tomar una porción de una canción que me emociona cuando la escucho porque quiero que sea una verdad en mi vida por el tiempo que reste de ella, creo profundamente en que el camino que tenemos por delante estará lleno de bondades donde nos brillarán los ojos de agradecimiento y también de aprendizajes que podrán sacudirnos un poco el corazón, pero para todo, nos será necesario tomarnos tiempo para estar con Dios y continuar. Hazlo recordatorio porque así será.
La frase que amo y que me apropio como oración es la siguiente: «Cuando viejo esté y mis días estén contados, quiero que permitas que mis hijos y los hijos de mis hijos sepan que toda mi vida solo tú fuiste mi tesoro».
Dios es todo lo que tenemos. Él es realmente suficiente para nosotros, descansa en Él porque Él es la fuente de fortaleza y de favor.