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¿Dios se equivoca?

“Jimmy, tenemos una conversación pendiente, porque estoy enojada con tu Dios”. Eso fue lo que una amiga me dijo hace unas semanas. Por supuesto, respondí que sería un gusto conversar con ella y enseguida recordé tantas veces que también me enojé con Dios, o que tuve una crisis de fe al pensar que Dios no hace bien su trabajo.

Hay culturas y religiones que asumen que la realidad está dada porque así lo quiso la deidad en la que creen. Por ejemplo: somos pobres porque así lo quiso… tal dios. Ahora, en occidente no creemos en eso, porque llevamos décadas colocándonos en el centro del universo: todo se trata de nosotros, de lo que creemos bueno para nosotros, y que en lo posible excluya por completo el sufrimiento. En el caso de muchos creyentes, esto influye también en su mirada sobre Dios, y se expresa en la siguiente idea: yo soy quien determino qué es bueno o malo para mí, y Dios debería alinearse con aquello.

Muchas veces pensé que Dios no estaba haciendo bien su trabajo. Mis parámetros de medición se basaban en la felicidad, en la abundancia, o en la ausencia de sufrimiento. Si lo que vivía me provocaba dolor, Dios estaba fallando como Dios. Si lo que me sucedía no era gratificante, entonces Dios otra vez se había equivocado. Si una relación sentimental terminaba, no era mi responsabilidad necesariamente, sino de Dios por haber permitido que sucediera. Conveniente, ¿verdad? Responsabilizar a Dios de lo que me pasa, la vieja confiable.

El tío Fede (Nietzsche) dijo en una ocasión que “El hombre, en su orgullo creó a Dios a su imagen y semejanza” y en una frase tan corta resume lo que sucede: nos colocamos en el centro como jueces del accionar divino para determinar si es correcto o incorrecto. 

«Fácilmente nos damos cuenta que no creemos en un Dios que gobierna, sino que está a nuestro servicio. En pocas palabras, si no hace lo que quiero, no es tan Dios como podría serlo».

Ahora, ¿cuál es la realidad frente a esto?

Primero, está el desafío de entender que la palabra “Dios” describe a un ser superior, por lo tanto, creer que está a nuestro servicio como un genio de la lámpara es un primer error. 

Segundo, cometemos un error al creer que por creer en Dios obtendremos lo que queremos. No funciona así. Dios no es un dispensador de gratificaciones inmediatas, es el ser supremo que lo rige y gobierna todo. No es un león domesticado, no está bajo nuestra jurisdicción, ni actúa bajo nuestros criterios. Vela por nuestro bienestar, aunque eso implique asumir en ciertos momentos de la vida consecuencias desagradables, el dolor o la pérdida.

Tercero, si nosotros estamos en el centro, constantemente seremos nosotros quienes determinemos qué es lo mejor para nuestra vida. Y aquí hay un peligro: la perspectiva que tenemos es limitada, interpretada según nuestra crianza y circunstancias, y por lo tanto, no siempre es confiable. Sería bueno que existiera alguien que vea más allá de lo que nosotros vemos, ah no, espera, sí existe.

Mil veces me enojé con Dios por lo que sucedía y por lo que no sucedía en mi vida, hasta que un día decidí levantarme de mi pequeño trono, dejar de lado mi cetro de rey y juez, y me fui allí, a una esquina. Le pedí a Dios que Él se siente en el lugar que le corresponde. ¿Por qué? Una simple razón: aún en mi mayor lucidez, no alcanzo a ver más allá de lo que mi mente logra imaginar o proyectar. 

Soy un ser limitado, no tengo características que me permitan ver el bosque completo, sino los árboles que tengo al frente. Eso no me frustra, al contrario, me alivia saber que no debo estar pendiente de ver cómo se conecta el pasado, presente y futuro, pues de eso se encarga alguien que es más grande que yo, más capaz que yo, más inteligente que yo, y que a pesar de no encontrarle sentido, Él no se queda allí, sino que a cada circunstancia en mi vida le otorga propósito.

Dios siempre hace bien su trabajo pero muchas veces no tenemos la capacidad de mirar lo que Él ve y cómo todo se conectará perfectamente en el futuro.

Jimmy Sarango
Jimmy Sarango
Comunicador ecuatoriano enfocado en compartir su fe desde la cotidianidad. Autor de "Cristianos Digitales: tu fe más allá de un like". Cofundador de Biblia y Filosofía, iniciativa donde abordamos la fe, el pensamiento filosófico y la cultura popular. Creador de #reflexionesdebolsillo y escritor en Youversion. Productor y conductor de #ElAfter en Radio HCJB. Hijo, hermano, esposo y amigo.

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