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Dejarse amar sin morir en el intento

En este artículo, me gustaría exponer un tema que a menudo veo en las consultas psicológicas. Me refiero a personas que no saben dejarse querer, que ponen una resistencia, muchas veces inconsciente, que les impide disfrutar el amor de otro, ya sea una pareja, un amigo, o cualquiera de su mismo entorno.

He notado que hay dos clases de personas. El primer caso son aquellas que viven aferradas a patrones de dependencia emocional. Sienten que jamás serán suficientes para nadie, que nunca podrán ser amadas o aceptadas por otro. Por lo general, esta forma de ser puede desembocar en inseguridades que generan celos, manipulación y terror a perderse en el amor de ese otro. La otra clase de personas son aquellas que reniegan del amor, demuestran que no necesitan el amor de nadie y se muestran autosuficientes. Por lo general, son profesionales que logran puestos laborales altos y expresan con sus intenciones y expresiones que ninguna persona puede “darles algo más” o que están fuera de su alcance. 

Es sabido que todos necesitamos amar y recibir amor de alguien; por eso, cuando hablamos de este tipo de personas, es necesario psicoeducar y trabajar en la manera en la que deben permitirse amar.

¿Qué hay de ti? ¿Crees que sabes dejarte querer?

Cuando llegamos a este punto, suelo notar que aquellas personas que sí logran dejarse amar ni se plantean la respuesta. Tienen una pareja saludable así como vínculos perdurables, y existe un correcto interjuego entre sus relaciones interpersonales. Son maduros emocionalmente; saben decir lo que sienten en el momento y lugar correcto. Cuentan con la empatía suficiente para conocer lo que el otro está sintiendo y logran comprenderlo. 

Por el contrario, cuando esta pregunta surge en un individuo al que le cuesta dejarse querer, se incomoda. Cuando aparece el afecto de otra persona, se irrita, descree o no se cree capaz de recibirlo. Puede hasta llegar a experimentar una sensación de amenaza cuando alguien está interesado o demuestra amor. Muchas veces ridiculizan el amor en público, expresando que es de débiles amar o dejarse amar; consideran que las personas que creen o sienten amor son vulnerables. No logran identificar si alguien les interesa o si sienten fastidio por esa persona, y hay mucha ambigüedad en el trato con otros y en sus sentimientos. Creen que si permiten dar paso al amor, llegarán a ser débiles o fallarán en sus objetivos. 

¿Qué hay detrás de aquellas personas que no logran recibir el amor de otro?

Me gustaría mencionar que muchas veces, cuando aparecen este tipo de reacciones en donde uno no se deja amar, el modo de procesarlo es inconsciente. Puede surgir por diferentes causas y creencias que la persona construyó y se creyó respecto de sí y de los demás. Muchas veces, esto se da de forma latente, no permitiendo que la persona lo note; incluso si alguien se lo menciona, no logra percibirlo. Por eso considero tan importante el autoconocimiento, el poder que hay en la terapia y en expresar lo que sí vemos para poder llegar a lo que aún no identificamos. 

En varias ocasiones, me han preguntado por qué algunos pueden lograr ser amados y otros, no. La respuesta siempre se basa en que no hay dos personas iguales, ni vivencias similares. Cada uno procesará las experiencias de la vida de forma totalmente distinta, y esto es lo que nos hace únicos e inigualables. Por ese motivo, no hay causas lineales que determinen que una persona sea propensa a tener este tipo de sentimientos. Lo que sí podemos prever es el pronóstico que tendrá, según sea tratada a tiempo, o no. 

Como mencionábamos antes, si bien no hay causas específicas, sí hay factores que pueden desencadenar estos sentimientos. Entre ellos están la crianza, el estilo de apego, los modos de aprendizaje en los primeros años de vida, el contexto en el que crecieron, acontecimientos traumáticos como duelo, abuso, separaciones o infidelidades por los que la persona tuvo que atravesar, etc. Todo esto tiene como base la personalidad de cada individuo, que determinará también los modos de reaccionar frente a lo que el ambiente le propone. Las inseguridades personales, el grado de autoestima y de confianza personal serán fundamentales para procesarlo. 

¿Cuáles son las herramientas para poder hacer frente a esto?

El darte cuenta de que está sucediendo es el primer paso. Es clave identificar aquellos comportamientos que te alejan de las personas o te aíslan de tus sentimientos. En segundo lugar, es necesario el camino de la aceptación. Cuando logramos integrar lo que somos, aceptando la obra maravillosa de Dios en nuestras vidas, nos damos el permiso para amarnos, y esto repercute en cómo amamos a otros. Así como Jesús nos dice en Mateo 22:39: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, vemos lo primordial que resulta el amarnos a nosotros mismos para poder amar a otro.  

¡Nos vemos la próxima!

Débora Pedace
Débora Pedace
Fundadora y directora del Centro Terapéutico Integral. Psicóloga Clínica (UCA). Trabaja con adultos, parejas y familias. Posgrado en Centro Privado de Psicoterapias. Diplomatura en Terapia Cognitiva Conductual (Centro de Terapia Cognitiva).

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