Para aquellos que seguimos firmes en nuestras convicciones y que entendemos que la defensa de la vida es un asunto innegociable, esta no es cualquier fecha.
El 25 de marzo de cada año, Argentina conmemora el Día del Niño por Nacer, fecha que fue refrendada por el decreto 1406/98 desde el 7 de diciembre de 1998. Nuestro país fue el primero de Latinoamérica en contar con esta fecha, que hace mención a la concepción de Jesús en el vientre de María. Se basa en la Convención Internacional de los Derechos del Niño de la ONU, agregada a nuestra Constitución Nacional en el artículo 75 inciso 22. La misma define como niño a todo ser humano desde el momento de su concepción hasta los 18 años de edad.
¿Cómo no vamos a seguir resaltando con mayor fuerza y perseverancia que el derecho a la vida es el primer derecho que debe ser respetado por cualquier sociedad que busca la justicia, la igualdad y la protección de todo ser humano, si estamos presenciando días donde los intereses políticos y económicos se llevan puesta la vida de cientos de personas?
Toda vida vale, hoy y siempre; se requiere de una justicia que engrandezca a nuestra nación, que honre la vida, a nuestra Constitución y a los Tratados Internacionales preexistentes. Pero, sobre todo, necesitamos seguir comprometiéndonos como hijos de Dios a trabajar desde nuestros ámbitos de influencia en la sociedad, a que nuestra nación honre a Dios buscando su favor.
«Tenemos una responsabilidad de seguir llevando la Verdad de Cristo bien alto»
Jael Ojuel, pastora y ginecobstetra
Seguiremos concientizando que la ciencia ha demostrado de una manera inexpugnable que “a partir del proceso de fecundación, el nuevo ser adquiere su identidad biológica como individuo concreto porque posee no solamente un genoma propio, que es más que la suma del genoma materno y paterno, sino que también posee la capacidad de expresar dicho genoma”.
Debemos seguir trabajando juntos para demostrar la ausencia del Estado y de aquellas organizaciones que dicen defender la vida de las mujeres, pero que olvidan y permanecen invisibilizando los problemas reales que enfrenta una mujer.
Es de un dolor profundo que en nuestro país se haya legalizado el derramamiento de sangre inocente, pero lejos de darnos por vencidos, seguiremos dando atención integral a través de nuestras redes de acompañamiento, brindando contención, apoyo y ayuda a las madres en vulnerabilidad que deciden continuar con su embarazo. Nuestra lucha sigue intacta y continuamos promoviendo la adopción con el fin de preservar la vida de tantos niños, para que al momento de su alumbramiento sean contenidos por una familia.
Como Iglesia, tenemos mucho por hacer todavía, por eso animo a la ciudadanía en favor de las dos vidas a acompañar, este próximo fin de semana, las actividades que se llevarán a cabo en distintos puntos del país, como así también permanecer en oración e intercesión ferviente por nuestra región, para que la justicia y el favor de Dios sean derramados sobre nuestra nación.