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Cristianos en Ucrania agradecen a Dios luego de nueve meses de guerra

La invasión de Rusia a Ucrania comenzada en febrero de este año dejó grandes destrozos y miles de fallecidos, lo que la convirtió en el mayor ataque militar convencional en suelo europeo desde las guerras yugoslavas. Más de siete millones de ucranianos han abandonado el país, y superan los ocho millones los que se han desplazado internamente.

Una de los puntos más afectados fue la ciudad de Jersón, lugar donde la población que sobrevivió a la invasión durante casi nueve meses celebró su libertad y dio testimonio de la fidelidad de Dios

Otro puñado de residentes que habían huido de Jersón al momento de la invasión ahora están regresando y reuniéndose con sus seres queridos, luego de casi un año desde el comienzo de la guerra.

Él es misericordioso. Es un Dios bueno. Estaba con nosotros donde estábamos. Hemos visto tantos milagros”, dice un miembro de la iglesia.

Los ciudadanos ucranianos oran en diferentes puntos del país

Según God TV, los sobrevivientes se refirieron al terror vivido en la ciudad gobernada por Rusia. Uno de los testimonios que se destaca es el de María, una residente, quien recordó cómo los rusos mataban a cualquiera que manifestara estar a favor de Ucrania. Incluso reveló que les quitaban los autos a los residentes. Otro residente informó que la gente desaparecía continuamente.

“Fueron a buscar agua y desaparecieron. Fueron al mercado y desaparecieron. Y fueron a buscar medicinas y desaparecieron. Daba miedo conducir; podían detenerte y matarte. Si no les gustaba algo, simplemente mataban, y hubo muchos casos como este”, comentó un residente ucraniano.

Está de más decir que los nueve meses de guerra fueron realmente difíciles, pero los ciudadanos cristianos de Jersón pusieron su esperanza en Dios desde el primer momento y Él permaneció. En su testimonio, afirman que solo el Señor los ayudó y que su mano estaba sobre ellos.

En cuanto a lo material, la reconstrucción de Jersón puede llevar mucho tiempo, ya que todavía no hay agua ni electricidad en la ciudad. La comida también se está acabando, pero los cristianos se han reunido en la plaza central de su ciudad para adorar a Dios y orar por su ciudad.

“Ni siquiera puedo expresar lo que siento. Es felicidad, y para mí, es una montaña que era imposible de mover, pero solo Dios la movió”, dijo un pastor.

Luciano Peiteado
Luciano Peiteado
Periodista, redactor y conductor de radio. Trabajo con adolescentes en Presencia de Dios. Contratado por el Cielo para llevar a Jesús a las personas.

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