Muchas veces damos por hecho que las relaciones entre padres e hijos son fáciles porque hay suficiente amor de por medio.

Sin embargo, cada vez más llegan a nuestros consultorios (@cti.psicologia) familias que necesitan recuperar la dinámica que antes tenían, padres que llegan angustiados por la mala relación que tienen con sus hijos y adolescentes que aseguran tener padres que “no se interesan por mí”.

En la actualidad, por el trajín de la vida, las preocupaciones acerca del futuro, o por determinados estresores que presionan, las relaciones se pudieran ver afectadas. Los conflictos entre padres e hijos son más frecuentes de lo que imaginamos y es importante tener en cuenta que esto se debe a una mala gestión de las relaciones, algo que puede ser completamente evitable.

Por eso consideramos valioso volver a remarcar la importancia de construir y desarrollar un vínculo sano con nuestros hijos. Independientemente de la edad que tengan, siempre es bueno como padres estar disponibles para restaurar esta relación

Frente al desafío de lograr una buena salud en la relación paternofilial, las preguntas que muchos padres nos hacen son “¿Cómo hago para acercarme a ella si me rechaza?” “¿Cuál es el camino para retomar el diálogo, o para volver a tener el vínculo que antes teníamos?”

Variadas son las respuestas y claramente va a depender de cada familia, ya que la dinámica es completamente distinta en un ámbito o en otro. Lo importante es poder sentar las bases para comenzar a trabajar sobre eso. 

“Hay que tener en cuenta la etapa evolutiva que estén atravesando tus hijos en el momento de acercarte a ellos, esto será determinante para saber qué estrategias utilizar”.

Por otro lado, es necesario que identifiquemos el conflicto, ¿es un tema relacional? ¿Tiene que ver con formas de reaccionar? ¿O está siendo presionado por estresores externos a la familia? Todo esto va a influir a la hora de comenzar a trabajar en pos de este vínculo. 

Cuando en una relación el vínculo se ha fracturado y necesita ser restaurado, lo mejor es intentar encontrar momentos que no sean forzados, en donde se pueda compartir tiempo juntos, es necesario que este tiempo compartido sea tiempo de calidad, quiero decir, no importa la cantidad de horas que pasen juntos, lo importante es que puedan conectar.

Que sea un tiempo en donde se puedan disfrutar, donde el ambiente generado sea de seguridad y confianza para que, poco a poco, puedan ir construyendo lo que en algún momento se pudo haber perdido.

Es bueno que sepas que cuando se trata de hijos más pequeños puede llegar a ser más sencillo encontrar momentos apropiados donde compartir. A medida que crecen, parece más difícil el crear un momento de vínculo con ellos, aun así, independientemente de la edad que tengan, es requisito que estos momentos sean planificados para poder estar disponibles para ellos sin interrupciones. 

Una herramienta muy útil que les ofrecemos a los padres de hijos adolescentes (aunque puede ser aplicado a todas las edades) es preguntarles a sus hijos cuáles son sus deseos y necesidades.

“Es interiorizarse por lo que ellos sienten, piensan y hacen, es observar de forma dinámica”.

Nos referimos a estar disponibles para ellos. El poder conocerlos y entender por qué en algunos momentos reaccionan mal hará que ellos aprendan también a gestionar sus emociones de forma correcta. Hemos visto en reiteradas ocasiones a padres sorprendidos al ver el cambio en la relación con sus hijos cuando implementan esta herramienta tan simple: cuando se interesan por lo que ellos necesitan y tratan de involucrarse más en sus actividades. 

Sanar el vínculo

Para concluir, si sientes que el vínculo está quebrado o se ha roto por una situación puntual, es importante que tomes en cuenta estas herramientas que te dejo a continuación:

  1. Separa tiempo de calidad para compartir con tus hijos. Aparta en tu calendario, de forma planificada (para que no sea en horario que otros puedan requerir tu asistencia), determinado momento para estar en contacto con ellos. Sin interrupciones, sin celulares, sin llamadas laborales. Esto les dará protagonismo y se sentirán seguros de que estarás ahí para ellos. 
  2. Sé intencional al acercarte a ellos para darles un beso, un abrazo o una caricia. Aunque pienses que ellos no lo necesitan, puede que lo esperen. No importa la edad que tengan, parte de las relaciones se basa en el contacto físico, por eso es bueno promoverlos en las relaciones paternofiliales. Siempre y cuando no sea rígido y obligado, deberás buscar la espontaneidad para que el resultado sea el esperado.
  3. Evita los interrogatorios, los reiterados “no” y los límites exagerados. Se trata de elegir qué batallas pelear y cuáles dejar pasar. Muchos padres para acercarse a sus hijos en edades más avanzadas utilizan una serie de preguntas, las cuales suelen ser contestadas de forma escueta o con respuesta en monosílabos. Intenta no preguntar, sino generar un diálogo fluido en donde puedas escuchar lo que ellos necesiten. En el caso de los más pequeños, sería bueno que no elijas los momentos de juego y de tiempo de calidad para poner límites, el ser estratega en el momento de marcar una corrección te facilitará su obediencia.
  4. Por último, interiorízate por lo que a ellos les gusta, en el caso de adolescentes, no intentes sacarlo de los juegos electrónicos, únete a él, jugando a lo que ellos elijan, y cuando sea tu momento de elegir ellos accederán porque tú accediste primero. Cuando se trata de niños más pequeños deja que el juego sea planteado por ellos, y te aseguro que te sorprenderás. 

Nadie dijo que vincularnos de manera sana es sencillo, requiere esfuerzo y mucha paciencia, pero si de nuestros hijos se trata, ¡¿quién no lo intentaría?!

Débora Pedace
Soy Psicóloga Clínica, Fundadora y directora del Centro Terapéutico Integral - CTI . Cuenta con estudios basados en: Terapia Estratégica y focal, diplomaturas en Terapia Cognitiva-Conductual y terapia de familias y parejas (Centro privado de psicoterapias, Centro de terapias cognitivo y Foro).Estoy casada hace más de 20 años con Marcos, tienen 3 hijos: Lautaro, Isabella y Emilia.