Come como siempre, con libertad y agradecimiento. Hace varios años atrás, cuando era entrenador en una cadena de gimnasios en Barcelona, pude notar como esta época podía traer mucha tensión a aquellas personas entre las cuales la dieta es una estructura legalista que define su forma de comer. Pero, ¿qué tiene que ver la Biblia en esto? Pues para los cristianos, tiene que ver todo. Los cristianos son cristianos cuando comen, cuando corren, cuando comen una ensalada y cuando comen un delicioso turrón de chocolate. Realmente comer es una necesidad biológica que tiene un trasfondo teológico. La teología de la comida es evidente. Necesitamos alimentarnos constantemente, si no probablemente moriríamos. De la misma manera sucede en nuestra vida espiritual, si no comemos constantemente de la palabra de Dios, de su esperanza, morimos lentamente. En este caso, muchas veces no nos damos cuenta hasta que estamos casi al borde del precipicio de la desnutrición espiritual.
Antes de comenzar con la parte principal del entrenamiento, quisiera dejar claro ciertos elementos que referimos a lo que he llamado “Nutrición Bíblica». En primer lugar, no hablamos de nutrición desde la perspectiva científica, eso lo dejo en mano de mis hermanos nutricionistas. En segundo lugar, todo cristiano tiene la responsabilidad de educarse nutricionalmente según sus necesidades particulares. Los cristianos no deben ignorar la necesidad que tiene la iglesia de ser educada en este sentido. Y en tercer lugar, cuando hablo de nutrición siempre me referiré (al menos en la mayoría de los casos) al aspecto actitudinal del corazón frente a la acción legítima de comer.
En España es muy típico que a partir del mes de octubre, todos los supermercados comiencen a cambiar sus estanterías por grandes cantidades de chocolate, panetones, roscones, y todo lo que acabe en (ones). Realmente es muy interesante como la dieta mediterránea se detiene por un momento. He de mencionar que disfruto de todos y cada uno de esos deliciosos manjares con la gracia de la moderación y la prudencia, aunque a veces no siempre es así. Ciertamente hay un esfuerzo de nuestra parte en mantener la línea.
Cuando hablamos de “¿cómo come un cristiano en navidad?” nos referimos al aspecto cualitativo que define lo cuantitativo. Los cristianos comemos con la libertad que Cristo nos ha dado. Realmente solo los cristianos pueden ser capaces de comer sin culpa. Hemos sido capacitados por el Espíritu Santo de Dios que les enseña el bien y la senda adecuada del dominio propio. Si un cristiano carece de dominio propio de manera frecuente y repetida en los apetitos legítimos de manera descontrolada, hay que hacer una observación profunda de tal conversión.
Con todo esto en mente, habiendo dejado una base estable sobre la cual reflexionar sobre nuestra dieta actual, un cristiano come en navidad y en su diario vivir de la siguiente manera:
En primer lugar, Come con sabiduría.
La sabiduría tiene su principio en el temor del Señor. (Proverbios 1:7) La sabiduría bíblica nos capacita para poder decidir entre lo bueno y lo mejor para comer. Nos ayuda a establecer una serie de estrategias planificadas cuando sabemos que la cena estará copiosa. La sabiduría nos conduce al dominio propio y la capacidad de decir “no” cuando estamos realmente satisfechos. Comer con sabiduría requiere una intención profunda de conocer quién es Dios y por lo tanto, cuando conocemos que el Creador de la comida creó el alimento para Su gloria, entonces comeremos menos para nuestra gloria y más para la suya. Comer para su gloria no significa dejar de comer, significa comer con propósito, con sentido, darle significado a la acción de alimentarnos y hacer de la comida, un momento pacífico y de compartir la bendición del alimento con nuestros seres amados.
En segundo lugar, El apóstol Santiago en su carta nos exhorta a pensar seriamente cómo y qué produce la sabiduría que viene de Dios:
«La sabiduría de Dios produce fruto, y la paciencia es parte de ese fruto, por lo tanto el cristiano come con paciencia».
No hay coherencia cuando se produce “una alimentación sabia” pero ansiosa. Podemos elegir correctamente lo que deseamos comer, pero nuestro pecado ha neutralizado de manera impensable nuestra mente, que comemos mal lo que elegimos bien. El pecado ha distorsionado absolutamente todos nuestros sentidos. El pastor y doctor Martin Lloyds Jones decía que el pecado es tan grave, que aun cuando oro peco. ¡Realmente no somos conscientes de los grandes daños del pecado a nuestra vida!. Cuando comemos, evidenciamos rasgos de nuestro carácter. Puedo asegurarte que observando diariamente como una persona come, puedes descubrir mucho de él o ella. Come con paciencia, siendo consciente del proceso que está pasando. Que el reposo forme parte de tus procesos digestivos. No estoy siendo exagerado con lo que menciono. Tampoco tienes que comer tan lento que nunca acabes el plato, lo que señalo es que sin duda alguna, un cristiano come sosegadamente. En tercer y último lugar: El apóstol Pablo fue uno de los principales apóstoles en recalcar el llamado del cristiano a la libertad en Cristo, pero la libertad en Cristo no es igual a hacer lo que queramos (Gálatas 5:12-14).
Esto nos lleva a nuestro tercer y último encabezado: Come con libertad.
Comer con libertad no es comer lo primero que se nos pase por la cabeza. Comer con libertad es un concepto bastante amplio, pero puedo resumirlo en lo siguiente: come tan libremente que seas capaz de restringirte cuando sea lo prudente, lo santo y por lo tanto, lo necesario. Comer con libertad es ser agradecido por lo que tienes en la mesa. Es conocer sabiamente tus propios límites nutricionales y sobre todo del carácter. Es poder decir “sí” a un delicioso chocolate y poder decir “no” al mismo trozo en conformidad al contexto y momento. Comer con libertad es no estar dominado por ningún suculento manjar dulce u otra cosa creada y semejante, y también no ser dominado por el excesivo control de salud. Nuestro corazón es muy engañoso. Comer con libertad no es condenar lo que el otro come. Es en definitiva comer como se debe comer, comer para la gloria de Dios. Así que en estas fechas y para el resto de tu días frente a un delicioso plato de comida, aplica estos principios bíblicos, que seguramente producirán no solamente un fruto saludable, sino también, el fruto espiritual que produce la sombra de lo que está por venir. La verdadera libertad en Cristo en la ciudad de Dios.