Por mucho tiempo, algunos de nosotros hemos creído que la alabanza a Dios consiste en cantar canciones rápidas en los cultos de nuestras iglesias y, la adoración, en cantar canciones lentas y tranquilas que nos lleven a tener un encuentro íntimo con el Señor. ¿Es así?
Una mirada bíblicamente equilibrada sobre esta actividad tan polémica como necesaria No era raro que le hicieran ese tipo de preguntas a Jesús. Algunas veces la gente preguntaba sinceramente.