El liderazgo bíblico genuino no responde a construir un modelo determinado y sistemático tan solo, más bien a manifestar un modelo de vida basado en el accionar y el carácter de Cristo.
Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén la venida del Espíritu Santo, el don que el Padre prometió, del cual Jesús les había hablado.
Hoy más que nunca, en medio de tantos pronósticos, la palabra de Dios es la que marca el rumbo, el horizonte y también el sumergirnos en la oración. Es un tiempo donde Dios nos está preparando.
"América acusa un pésimo liderazgo en la política y el gobierno, en el comercio, el trabajo, la educación, la industria, la familia y también la iglesia”.