El enemigo trata de sacarnos de eje y hacernos sentir insignificantes y desenfocarnos de lo que Dios quiere, pero sabemos que Dios tiene un propósito gigante con cada uno.
Pocas cosas en la vida duelen más que escuchar las palabras “ya no te amo” por parte de la persona que un tiempo atrás prometió amarnos hasta el final.