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Los Hijos Vivirán Por Lo Que Estamos Dispuestos a Morir

Una de las cosas que produce mucho daño en los hijos y los aleja de la fe es la incoherencia. En otras palabras, es decir algo y hacer otra cosa.

Es, por ejemplo, simular ser cristianos en dos horas de reunión, pero vivir el resto de la semana como si no lo fuéramos. Es estar disfrazados de cristianos en lugar de estar revestidos de Cristo, como lo enseñan las cartas apostólicas.

Esto generalmente sucede debido a que entendemos la obra de la cruz como un ticket al cielo, algo que nos será útil más adelante. Lo cierto es que las Escrituras nos dejan muy claro que nuestro beneficio personal no es el fin último de la salvación.

En el génesis vemos que Dios creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza, a fin de poder impartirse en él y ser su vida, con el propósito de que el hombre fuera uno con Él, lo expresara y lo representara en la tierra.

Lo creó como su foto, su imagen para darse a conocer. Su propósito eterno es darse a conocer a través del Hijo, por quien y para quien fueron creadas todas las cosas, y quien es la imagen del Dios invisible, y ahora es una vida en nosotros. 

15 Él es la imagen del Dios invisible,

    el primogénito de toda creación,

16 porque por medio de él fueron creadas todas las cosas

    en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles,

    sean tronos, poderes, principados o autoridades:

todo ha sido creado por medio de él y para él.

Colosenses 1. 15 – 16 NVI

En Génesis 32 encontramos que Dios tomó para Sí a un hombre, Jacob, quien después de haber sido disciplinado, procesado y transformado por el Señor, llegó a ser el Israel de Dios. 

Al final de Éxodo, Dios tenía a los descendientes de Jacob como la nación de Israel, y el tabernáculo fue levantado como la morada movible de Dios en la tierra para expresar Su gloria. 

En la época de David y Salomón, el templo fue edificado como la morada permanente y extendida de Dios en la tierra, para expresar plenamente Su gloria.

Más tarde, encontramos que el templo fue destruido debido a la caída de los israelitas, pero al final del Antiguo Testamento se relata que este fue reedificado y continuó siendo la morada de Dios en la tierra para expresar Su gloria. Esta situación duró hasta el comienzo del Nuevo Testamento.

En el Nuevo Testamento, el Cristo eterno vino como hombre para ser el tabernáculo de Dios, a fin de que Él pudiera morar en la tierra y expresarse a Sí mismo. El Señor Jesús vivió una vida humana por treinta y tres años y medio; luego, pasó por la muerte de cruz y la resurrección, para llegar a ser el Espíritu vivificante (1 Corintios 15. 45-49) y entrar en la vida de los creyentes. Este tabernáculo ahora se transformó en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo la cual es la morada de Dios en la tierra, la plena expresión de Dios. Cristo pasó a ser la sustancia de todo lo que en el Antiguo Testamento era sombra. 

Esto es lo que Dios desea, y para esto mismo nos salvó; Dios nos regenera, transforma y nos hace seres espirituales con este objetivo, con esta finalidad. No para nuestro provecho personal, sino para ser librados de nuestra vida natural y de nuestro yo, a fin de que seamos edificados con todos los santos y seamos la morada de Dios. Él busca darse a conocer, y esto comienza en las casas.

La única manera en que podamos ser morada del Padre por su Espíritu, y Dios pueda ser expresado a través de nuestras vidas, es que seamos regenerados. Es mediante un cambio de naturaleza. La nueva naturaleza en Cristo no nos fue dada para que podamos vencer el pecado solamente, sino para poder expresar la vida de Dios, Su plenitud, cada día.

Buenos padres y madres son los que posicionan a sus hijos en una dimensión eterna. Desde el origen, esto fue pensado como una cotidianidad, como una estilo de vida por el que rendimos todo, como una vida que se expresa primeramente en la familia.

Comprometámonos y garanticémosle a Dios la preservación de Su vida en las generaciones.

David Firman
David Firman
Psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Profesor de Enseñanza Media y Superior en Psicología, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Terapeuta Familiar. Bachiller en Teología, egresado en el año 2001 del IETL de Rosario. Pastor en CTHTN Rosario y zona. Escritor y Conferencista.

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