Los tiempos que vivimos no colaboran con la armonía de pareja ni familiar: las largas horas de trabajo, los compromisos contraídos, el estrés diario, el poco tiempo de calidad en el hogar...
Muchas parejas coinciden en un punto: “No tenemos de qué hablar”, “Preferimos estar con otros porque, si estamos solos, no tenemos tema de conversación”.
Los celos actúan como el deseo o posesión del otro, como una necesidad de acaparar toda su atención y, al no conseguirlo, la persona se siente frustrada, no querida o rechazada