El pastor y referente social anima a las congregaciones a cooperar con los más necesitados en este tiempo de crisis.
En el día de hoy se dio a conocer un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) que da cuenta del aumento de la pobreza en el país en tiempos de pandemia. La Corriente entrevistó al director de la fundación Más Vida Quilmes, hijo del reconocido evangelista Carlos Annacondia, quién se dedica a ayudar a las personas de bajos recursos.
LC: ¿Hace cuánto tiempo que realizan el trabajo de ayuda social?
CA: Desde el 2013 empezamos a patear la calle y comenzamos a asistir a personas en situación de vulnerabilidad y a gente sin techo. En Quilmes hay más de un millón de personas, de las cuales 280 mil viven bajo la línea de pobreza y el 30% en la marginalidad extrema. Eso nos llevó a que, en el año 2015, abriéramos nuestro cuartel central en la calle Mármol 470 para brindar jurídico primario.
LC: ¿Y qué tipo de asistencia realizan actualmente?
CA: Ahora abarcamos muchas áreas, porque entendemos que la ayuda debe ser integral e integradora. Por ejemplo, en nuestras sedes contamos con un espacio de contención emocional y espiritual, consultoría, atención a las víctimas de violencia, clínica médica y odontología. Asistimos también con comida a personas en situación de calle y dentro de los barrios más carenciados de nuestra ciudad. Además tenemos maestros que ayudan a erradicar el analfabetismo entre los más pequeños y agregamos una farmacia social en los últimos meses.
LC ¿A cuánta gente asisten y de qué manera?
CA: Estamos entregando unas 1800 raciones de alimentos procesados por día. Además, dos veces por semana entregamos mil kilos de módulos, que son bolsas completas con los suministros básicos para que una familia se pueda alimentar con verduras, lácteos, frutas y proteínas.
Esta tarea la realizamos en conjunto con el Ejército Argentino, que entrega unas 800 viandas diarias. Mientras que, en la sede, nosotros damos 400 raciones y las otras 600 las repartimos en diferentes puntos de la ciudad.
LC ¿Aumentó la cantidad de personas que piden ayuda en este año?
CA: Lamentablemente creció de manera exponencial desde que comenzó la pandemia, y sigue creciendo con el paso de los meses. Para dimensionar, estamos hablando de que, en ciertos lugares, se quintuplicó la ayuda social con respecto a otros años.
LC ¿Qué situación prevén para los próximos meses?
CA: No creo que los números vuelvan a bajar a los niveles de antes de la pandemia. Por lo que observamos junto al equipo y otros organismos, esta situación va a empeorar si no hay medidas drásticas a corto plazo. Es un escenario bastante complejo y oscuro el que se atraviesa, con un deterioro del empleo, una baja importante del poder adquisitivo y un crecimiento de la pobreza cada vez más marginal.
Las congregaciones, las ONG’s y las instituciones de voluntarios tenemos un gran desafío y debemos prepararnos para cooperar en conjunto de manera articulada. Este tiempo requiere que la iglesia esté activa y en las calles.
LC ¿Qué tipo de ayuda están necesitando para llevar adelante su misión?
CA: Los insumos que más necesitamos son los alimentos frescos como frutas, lácteos, yogurt y verduras. También precisamos proteínas, que es lo más caro de conseguir y lo más difícil de conservar.
Pedimos esto porque trabajamos con nutricionistas que nos dan consejo sobre cómo cuidar la salud de las familias para que puedan tener acceso a la canasta básica, cubriendo los valores nutricionales que un ser humano necesita para vivir de manera óptima.