Llega otro domingo y llega otra receta para disfrutar, para recrear la mente, para agasajar, para animarse y para endulzar el día. Hoy será de alfajores de almendras.

Suele suceder que, en casi todas las áreas de la vida, buscamos cosas fáciles y rápidas. Y cuando se trata de cocina, esta búsqueda de lo práctico no queda exenta. Pero, aun así, considero que no puede faltar la buena voluntad, la predisposición y la paciencia para asegurarnos de tener buenos resultados. Todas las cosas, por más fáciles o prácticas que parezcan, van moldeando nuestro carácter y nos dejan algún tipo de enseñanza.

Aprovechar cada momento para conocernos más, aunque se trate de estar en la cocina, es lo que propongo hoy con esta receta.

INGREDIENTES

  • 300 gramos de almendras picadas
  • 300 gramos de harina
  • 300 gramos de manteca
  • 250 gramos de azúcar
  • C/n de dulce de leche repostero

PREPARACIÓN

  • Colocar todos los ingredientes en un bowl e integrar hasta formar una masa.
  • Llevamos la masa envuelta en film a la heladera por media hora.
  • Una vez que la masa tome una consistencia más firme, la estiramos sobre una mesada y cortamos círculos con un cortante redondo o con la boca de un vaso.
  • Horneamos a 160° aproximadamente durante 15 o 20 minutos.
  • Una vez listas y frías nuestras tapitas, rellenamos con la cantidad de dulce de leche que cada uno considere necesaria.

TIPS:

  1. En lo particular, recomiendo que las almendras no estén picadas muy pequeñas. Es una buena sensación al paladar poder encontrar diferentes texturas.
  2. Cuando usamos azúcar, solemos usar azúcar blanca común. Por un lado, cuanto más refinada sea esta, mejor. Por otro lado, la podemos reemplazar por azúcar impalpable o rubia en este caso.
  1. Con respecto al relleno, el dulce de leche es un clásico, pero tenemos la posibilidad de innovar y podemos probar con pasta de avellanas y chocolate (más conocida por su marca Nutella) o con pasta de maní.

Como último tip, podemos adaptar esta receta sin tomar en cuenta el relleno y quedarnos solo con las tapitas. De esta manera, disfrutaremos de unas ricas galletas de almendras.

Muy práctico, ¿no? Si hay algo de lo que no hay duda es que más allá de la precisión de los ingredientes, hay muchas variantes que nos permite la pastelería. Y esta es la parte que me encanta, poder recrear la imaginación. 

En medio de la inmediatez a la cual nos lleva el entorno en que vivimos, busquemos más momentos de buena voluntad, predisposición y paciencia. ¡Buen domingo para todos!

Marilina Caiaro
Soy mamá de Alma, ella es la luz de mis ojos. También soy esposa de Ezequiel, a quien volvería a elegir una y mil veces para pasar el resto de mi vida. Trabajo apasionadamente en mi casa, haciendo repostería, o como más me gusta decir, haciendo cosas dulces. Sueño con tener un espacio propio donde pueda explotar aún más este talento que Dios me dio.