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Albania ya no es un país ateo

La República de Albania es un país que se encuentra en el sureste de Europa y fue declarado oficialmente como el primer estado ateo del mundo, en 1967.

El Estado comunista, bajo la dirección de Enver Hoxha, cerró 2.169 iglesias en todo el país, incluidas las mezquitas. Algunas fueron demolidas y otras utilizadas como almacenes. Antes del comunismo, había una pequeña comunidad evangélica en la ciudad de Korce, al sudeste del país. Se trataba de 100 cristianos bautistas que estaban como misioneros en la región, en su mayoría de nacionalidad estadounidense, según reveló The Gospel Coalition.

Todos los misioneros fueron expulsados y deportados a su país de origen. Desde ese entonces y durante 50 años, se denegó el ingreso de misioneros extranjeros en Albania. El dictador Hoxha prohibió toda práctica y creencia religiosa y dejó en claro que profesar alguna fe era considerado un delito que se pagaría con mínimo cinco años de prisión e incluso con la vida, si el Estado así lo consideraba.

Durante el régimen, cientos de líderes religiosos fueron perseguidos, encarcelados durante décadas, torturados y obligados a trabajar en minas o alcantarillas. Aproximadamente 2.100 personas fueron asesinadas por verdugos comunistas, sólo por profesar la fe.

Como estaban cerradas las fronteras terrestres, nadie podía entrar en Albania para predicar el Evangelio. Después de la Segunda Guerra Mundial, soldados estadounidenses sobrevolaron el país y lanzaron biblias en paracaídas. Un barco misionero ancló lo más cerca de la costa albanesa que se podía, permaneciendo en aguas internacionales, y desde allí también arrojaron copias del Evangelio de Marcos, traducidas al albanés. Las enviaban en grandes bolsas herméticas de plástico llenas de aire, para que flotaran. Con el movimiento de la marea, tanto las biblias arrojadas por aire como las copias del Evangelio de Marcos enviadas por mar, llegaron a la orilla y a manos de los ciudadanos de la zona.

En 1990 cae el comunismo y para 1991 se abrieron las fronteras de Albania, situación que enseguida aprovecharon las organizaciones cristianas para enviar misioneros nuevamente. Uno de los misioneros, Don Mansfield de Campus Crusade for Christ, expresó que aunque el régimen comunista había caído, el daño a la fe era muy grande y que apenas llegaban a 16 creyentes, pero que había una necesidad muy fuerte: hambre por conocer de Jesús y sed de escuchar el Evangelio. Muchos de los mismos albaneses eran quienes buscaban a los misioneros que llegaban, para saber sobre el Hijo de Dios.

Uno de los jóvenes de la ciudad le preguntó a Don si él les podía hablar sobre Jesús, a lo que el misionero le responde que sí y le pregunta cómo sabía acerca de Jesus. El joven le contó que trabajaba para la guardia costera y que un día encontró una bolsa con uno de los Evangelios en la playa.

Fueron varios meses de sembrar la semilla de la Palabra y cada vez más albaneses nacían a la vida en Cristo y reconocían a Dios como su único Dios. “La gente tenía mucha hambre y las iglesias crecían rápido”, expresó Albert Kona, un cristiano albanés que aceptó a Jesús en ese entonces.

Después de 4 décadas de ateísmo a nivel nacional, Albania corrió a los pies de Cristo y lo que se pensaba para varios años, se logró en apenas semanas porque cientos de albaneses hacían confesiones de fe y asistían a las congregaciones para conocer más sobre la Palabra de Dios.

Actualmente, hay aproximadamente 17.000 creyentes albaneses, según Joshua Project y Albania dejó de ser un país ateo. La tasa de crecimiento evangélico es del 4,6%, casi el doble de la tasa en el resto del mundo.

Aunque la dictadura comunista de Enver Hoxha adoctrinó a la población a través de la televisión, convirtió al país en uno de los más pobres del mundo y fue conocido como “la pequeña Corea del Norte” de Europa, la palabra de Dios sigue corriendo y provocando la libertad espiritual entre los albaneses, “aún somos pequeños y no somos significativos a los ojos de este mundo. Pero tenemos un gran Dios y lo adoramos. Sabemos que Él edificará su Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”, dijo Andi Dina, una de las líderes en una iglesia local en Albania.

Chechu Tejeda
Chechu Tejeda
Nació en Río Cuarto. Vive en la ciudad de Córdoba desde hace 10 años y allí ha participado como oyente y disertante en jornadas de capacitación y ministración para jóvenes y adultos. Tiene pasión por comunicar y estar entre los jóvenes. Ha participado como co-conductora en programas de radio y como conductora de eventos. Convencida de que la verdad es lo único digno de comunicar, es lo que la motiva a usar los medios de comunicación y redes sociales para transmitir la buena noticia.

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