Un matrimonio de pastores de la ciudad de Rawson documentaron la obra misionera que busca unir a los dos pueblos.
Entre 2016 y 2019, Daniela Rosales y Maximiliano Gianfellici, ministros de la iglesia chubutense Centro de Alabanza, viajaron a las Islas Malvinas. El matrimonio pastoral fue movido por el Espíritu Santo a una tierra marcada por la guerra, la muerte y el dolor. A más de 38 años, la herida permanece abierta, por lo que decidieron hacer el documental Puentes Bridges – Falkland/Malvinas, que registra la tarea misionera que realizaron los miembros de la congregación.
La pastora Daniela Rosales, nos cuenta que, durante una charla de café, cuando la televisión del bar emitía un documental sobre la guerra de Malvinas, se detuvo a mirar el programa. Después de algunos minutos se conmovió en su interior y sintió la necesidad de ir a la isla. Días después le contó lo sucedido a su esposo, e inmediatamente recibió el apoyo para iniciar esta travesía de fe.
La tarea no fue nada fácil porque había permisos que conseguir, dinero que juntar, cubrir el hospedaje y, sobre todo, el desafío de pisar una tierra en la que las personas tienen mantienen distancias sociales con los argentinos por lo sucedido en la guerra. “Tuvimos que dejar nuestras ideas, posturas y costumbres, porque queríamos seguir las indicaciones que Dios nos marcó para lograr su propósito», admite Daniela.
“El Padre celestial venía preparando nuestros corazones para ese momento, porque tuvimos que soportar el rechazo, que no nos aceptaran y no quisieran sociabilizar con nosotros», además la pastora Rosales reconoce que «en medio de tanta indiferencia tuvimos que matar todo nuestro orgullo nacionalista, porque Cristo nos había llamado a predicar un mensaje de reconciliación”.
El joven matrimonio volvió con un grupo de cinco personas en los próximos viajes, en 2017 y 2019. Pero fue en la última visita que grabaron el documental subido a YouTube, el cual tiene como objetivo retratar la experiencia del equipo misionero en Malvinas, mostrar algunas historias de personas que residen en el lugar y contar como Dios se manifestó con un espíritu de amor en todo ese proceso. Nany reconoce que ellos vieron «la mano de nuestro Padre Celestial, restaurando la vida de personas creyentes y también de isleños que no conocían a Jesús”.
Mientras la entrevista trascurre, se puede percibir cierta emoción en el diálogo cuando Nany recuerda la experiencia y abre su corazón: “no teníamos idea con qué nos íbamos a encontrar ni con quién nos íbamos a cruzar, pero estábamos confiados en los planes de Dios y nos habíamos propuesto acortar las distancias para conectar con la gente, sin importar si eran creyentes o no, porque queríamos mostrar el amor de Cristo hacia ellos”.
En el video se aprecia la belleza de cada paisaje. El cielo gris, las estepas y los cerros del archipiélago. Cada escena trasmite diferentes sensaciones. Sin embargo, desde el inicio, el documental está marcado por un sentimiento espiritual que traspasa lo que el espectador puede apreciar. “Cuando estuvimos en Falkland nos invadieron muchas emociones, pero todas convergen en un mismo sentir, y es que la tierra se está preparando para algo especial de parte de Dios”, declara con fe la pastora que se encargó de llevar adelante el documental.
El clima frío de las Islas Malvinas hace que la gente no salga mucho de sus hogares, excepto para trabajar o participar de conmemoraciones colectivas, además de asistir a las reuniones en los templos los días domingos. La escasa vida social hizo que, con el paso de los años, muchos jóvenes isleños migraran a otros destinos.
“A pesar de que sentimos la frialdad de las personas al principio, nosotros nos propusimos expresar amabilidad todo el tiempo; fue un desafío porque estábamos poniendo por obra el evangelio y nuestro objetivo era amarlos de la misma manera que Dios nos amó a nosotros”, rememora Rosales.
Fue tanto el impacto que ocasionó la irrupción de este equipo misionero que todavía siguen en comunicación con varias personas de Malvinas que no son cristianas, pero se sienten atraídas a querer conocer a Dios, dejando de lado las historias pasadas entre ambos países. Y persiste el deseo de volver a pisar nuevamente las tierras del archipiélago.