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Nuestra confianza en Dios vence toda ansiedad

Vengo hablar con ustedes un poco más sobre esa emoción que muchas veces se vuelve disfuncional en nuestras vidas: la ansiedad. Ese sentimiento que termina agotando nuestra forma de pensar, que desata un estado de alerta y que tantas veces nos lleva a ocuparnos de cosas que nunca sucederán, cosas que simplemente están en el futuro y que en nuestra imaginación aparecen ante nosotros y tratamos de evitarlas controlando todo lo que sucede a nuestro alrededor.

La ansiedad no es más que una emoción muy útil para poder resolver problemas inmediatos que aparecen en nuestro entorno. Pero cuando estamos tratando de resolver problemas futuros, desatar la ansiedad no es más que desconfianza.

Sebastian Palermo

Sí, se trata de desconfianza, porque las personas de confianza no son personas ansiosas. Las personas que están ansiosas son aquellas que desconfían de lo que puede suceder en el futuro, y esta desconfianza a menudo habla de nuestra relación con Dios. Desafortunadamente, a muchos no les gusta escuchar esto porque asumen que están siendo acusados de alguna situación.

Pero quiero contarte mi experiencia. He sido ministro de las escrituras bíblicas y he trabajado en la enseñanza de la educación emocional durante muchos años. Y en cierto momento de mi vida, me encontré con un cierto nivel de ansiedad patológica, algo que se define como un trastorno de ansiedad social: tenía miedo de hablar en público. Cuando empecé a darme cuenta de los síntomas que se me acercaban y que estaban asfixiando mi forma de pensar y de sentir, el Señor me habló de mi desconfianza. Sí, la desconfianza es consecuencia de querer que Dios nos dé los resultados por adelantado. Viene de ese deseo de pedirle a Dios que nos diga a dónde nos va a llevar, cómo es el camino que vamos a tomar, que aclare cuáles son los enemigos a los que nos vamos a enfrentar. Pero esa no es la forma en que Dios trabaja.

Dios trabaja en base a una confianza ciega de nuestra parte en Él. Es una confianza que tiene que ver con la fe, pero que también tiene que ver con la acción. La fe puesta en acción es la confianza de la que estamos hablando.

Cuando una persona experimenta altos niveles de ansiedad en su vida, en el fondo está creyendo que si no hace algo, puede entrar en situaciones catastróficas, y es por eso que trata, por todos los medios, de hacer y de controlar las cosas, de querer que nada salga de lo que había premeditado y organizado. Y si algo sale de esa programación o de esa especulación, entonces significa que todo va a salir mal. Sin embargo, este no es exactamente el caso. Nuestro paseo diario con el Señor es una cuestión de plena confianza. Es cuestión de saber que Dios, junto con cada problema, también nos dará la salida.

Queridos, no sé cuál es tu situación. Lo que te animo a hacer es aprender a confiar en el Señor tu Dios, que sea una luz para tu vida y que pronto puedas comenzar a sentir los efectos de la plena confianza en el Señor. Que Dios los bendiga.

Sebastian Palermo
Sebastian Palermohttp://ayudaenlasemociones.com
Casado con Luciana con quién tiene tres hijos, Gianna, Nicolás y Allegra. Es un hombre apasionado por su relación con Dios, siendo consejero espiritual y pastor de una joven congregación en la ciudad de Córdoba. Médico formado en psiquiatría y especializado en terapia cognitiva y educación emocional.

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