La futbolista de River fue invitada a nuestros estudios para participar de «Mujeres en Movimiento», donde conversó con Mayra Djimondián sobre cómo ser luz en el fútbol, su testimonio de vida y su permanencia en Cristo.
¿Dedicarse al fútbol siendo mujer?
Stephanie: Cuando me acercaron al ambiente del fútbol, nunca pensé poder trabajar de lo que hoy estoy trabajando, que es ser jugadora profesional. En su momento, recuerdo que estaba cursando la primaria y mi papá me decía que era mejor seguir estudiando para el día de mañana poder ser alguien y dejar el fútbol como un hobby.
Recuerdo que obedecí y decidí alejarme del ambiente del fútbol, porque la realidad es que no veía un futuro o no esperaba trabajar de esto. Con el tiempo volví a entrenar, en su momento en el futsal de River, y me acuerdo que ahí empezó el deseo y el anhelo de poder vencer esa palabra, que quizás en ese momento me conmovió, porque dije ‘es verdad, el fútbol femenino no es un trabajo’.
En ese momento lo veía muy lejos, pero hoy le doy gracias a Dios porque puedo trabajar de esto y mi corazón es feliz por hacer lo que amo y por derribar eso de ‘el fútbol no va a ser nunca profesional, nunca vas a ganar como un hombre, nunca vas a llegar a alcanzar esto’ porque es difícil, obviamente, ser mujer y ser futbolista’.
Hacer todo como para Él
Stephanie: Yo siempre recuerdo que hay que hacer todo con amor. Creo que esa palabra también marca cada día mi vida. Siempre me levanto con esas ganas de poder hacer, sea lo que sea, con amor. Cuando lo hacés con amor creo que es lo que más te mantiene, porque no te cuesta.
Cuando lo comparto y me levanto con amor, es lo que más me mantiene. El saber de que hoy es un día para poder bendecir a otro. Hoy es un día para poder levantarme y quizás abrazar a alguien. Hoy es un día donde puedo aprender esto, donde puedo mejorar esto y creo que por eso me determino cada día a poder levantarme con esa pasión y con ese amor, y creo que no cuesta cuando lo hacés de esa manera.
Siempre que me toca entrar a una cancha lo primero que le digo es que se haga fuerte en mis debilidades, porque la verdad que es un ambiente difícil de llevar, de no enojarte, de no gritar, pero yo creo que Dios me enseña mucho, porque lo puedo ver en el saber que todo me ayuda para bien.
¿Cómo es el proceso con Dios en el fútbol?
Stephanie: Creo que fue él quien me acompañó en mi momento. Me acuerdo de una palabra que está en Jeremías 33:3 que dice ‘Clama a mí y yo te responderé y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no conoces’. En su momento, solamente me quedó mientras predicaba el pastor ‘clama’. Entonces me acerqué a la hija del pastor y le pregunté qué significaba clamar y ella me dijo, ‘es como una necesidad que tenés en lo más profundo de tu corazón de sacar ese grito. Clamar a Dios y Él te va a responder’, me decía, ‘y te va a dar a conocer cosas grandes y ocultas que vos no conoces’.
Me nombraba muchas cosas que realmente eran maravillosas y grandes. Me acuerdo que salí de ese lugar y dije ‘todo eso que me nombró no es para mí, esas cosas las puede alcanzar alguien que quizás tenga una familia de muchos recursos, todas esas cosas, es imposible viajar yo en avión, no puede ser’, decía. Pero bueno, ‘me quiero acercar y quiero conocer porque quiero tener esa vida eterna, quiero conocer a Jesús’ y así comenzó todo.
Trabaja muchísimo mi carácter, pero cuando realmente se lo digo de corazón, ‘hacete fuerte en mi debilidad’ se hace, no sé cómo pero se hace fuerte en mi debilidad. Siempre se lo entrego en cada partido, en cada entrenamiento y creo que eso me ayuda muchísimo.
Me ha tocado muchas veces tener que callar, tener que ir y pedir perdón en los entrenamientos, capaz con una compañera con quien en un momento de bronca o de enojo nos gritamos, y después siempre soy de acercarme y reconocer que estuve mal y pedir perdón.