El organismo catalogó como imprescindible que los chicos vuelvan a la escuela.
En el día de ayer, la asociación de médicos difundió en su sitio web oficial un estudio sobre las consecuencias del aislamiento social en los niños. El documento de cuarenta y tres paginas fue realizado por múltiples disciplinas de los profesionales de la salud. Según explicaron desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), el informe fue publicado con el fin de colaborar con las autoridades en la toma de decisiones para que los niños puedan retomar las clases presenciales.
La investigación detalla por qué la escuela es fundamental para el desarrollo y el bienestar de los niño, niñas y adolescentes. No solo apunta a la adquisición de conocimiento intelectual, sino también al fortalecimiento de aspectos emocionales, nutricionales y desarrollo de la actividad física como benefactor integral de la salud.
Otros de los puntos a favor que cita el estudio de la SAP es la contribución que brinda el sistema escolar a los padres que deben de trabajar en el transcurso del día. Al respecto dice que las clases constituyen “una ayuda para la actividad económica de la sociedad, y es claramente una herramienta de equidad social indispensable, particularmente para los grupos sociales más vulnerables”.
También hace referencia a la desigualdad social que profundizó la pandemia en términos de estudios, ya que muchos chicos no cuentan con los dispositivos tecnológicos esenciales para realizar sus tareas. Lo cual hace que los modelos de aprendizaje virtual resulten insuficientes, dando lugar a la aparición de una brecha tecnológica entre niñas, niños y adolescentes que es muy difíciles de resolver.
El informe resalta que “los niños con discapacidades también se ven claramente desfavorecidos con el cierre de las escuelas ya que es allí donde se les brinda en forma integral las necesidades de aprendizaje, estimulación, rehabilitación y socialización que ellos requieren”.
La Subcomisión de Epidemiología e Infectología detalló que los niños menores de 10 años no son agentes de transmisión del virus, por lo que facilitaría el regreso a las aulas de los más pequeños. Aunque a partir de los 10 años en adelante pueden contagiar COVID-19, no se los debería considerar como grandes transmisores ya que la carga viral dependería del cuadro clínico y no de la edad. Esta información es parte de las consideraciones tomadas para determinar cómo abrir escuelas de manera segura y efectiva.
En cuanto a la experiencia en otros países, China, Dinamarca, Noruega, Singapur y Taiwán exigieron controles de temperatura al ingresar a la escuela. La mayoría de los países han cambiado la forma en que operan para reducir el tamaño de los grupos de estudiantes, aumentaron la distancia física entre los estudiantes y mantuvieron grupos pequeños para reducir la cantidad de potenciales contagios. Para ello, muchos han escalonado la asistencia, las horas de inicio y finalización, y han creado turnos alternos para permitir el distanciamiento social.
Han trabajado en el informe de la SAP:
• El Comité Nacional de Familia y Salud Mental.
• El Comité Nacional de Infectología.
• El Comité Nacional de Medicina del Deporte.
• El Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria.
• La Subcomisión de Derechos del Niño.
• La Subcomisión de Epidemiología.
• El Grupo de Trabajo de Discapacidad.
•El Grupo de Trabajo de Salud Escolar.
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