“Tenía que decírtelo”. “Es lo que siento y no soy de guardarme nada”. “Te lo digo porque te quiero”. “Yo soy así, frontal y sincera”. “Te lo cuento para que ores”. “Me pasa esto con vos”.
¿Alguna vez te encontraste en una conversación que tenía que ver más con la otra persona que con vos? ¿Alguna vez te preguntaste para qué uno dice lo que dice?
No se trata de decir todo “porque lo sé, porque lo veo o porque lo siento”. Decir lo correcto en el momento incorrecto lo vuelve incorrecto. Hay una dirección en tu lenguaje que puede llevarte a diferentes lugares.
Por siglos, se consideró al lenguaje como un instrumento de descripción; se asumía que la realidad antecedía el lenguaje, y este se limitaba a “dar cuenta” de ella. Sin embargo, el lenguaje no se limita solamente a eso, sino que hace que sucedan cosas.
¿A qué lugares te está llevando tu lenguaje?
Como mujeres en Dios, además de tener un corazón poderoso y ser sabias, debemos ser potentes en nuestro lenguaje verbal, emocional y corporal.
Es tiempo de aprender a hablar poderosamente, ya que nuestro lenguaje crea realidades.
1. Nuestro lenguaje NO es inocente:
Cada una de nosotras debe ser responsable de lo que habla y de cómo lo habla.
“Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona” (Mateo 15:18).
La responsabilidad es la habilidad para responder, y ser responsables en nuestro lenguaje es la habilidad para responder frente a lo que decimos y cómo lo decimos.
Una mujer protagonista se hace cargo de sus palabras y de lo que genera con ellas.
Las mujeres somos capaces de sacar adelante cualquier situación y llevarla a otro nivel, pero ¿somos responsables de nuestro lenguaje?
Seamos intencionales en escucharnos y en elegir las conversaciones.
2. Nuestro lenguaje tiene poder:
Nuestro lenguaje tiene el poder de crear nuevos mundos y nuevas realidades.
“En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (Proverbios 18:21).
Con nuestras palabras, podemos construir o destruir.
Existen cinco tipos de conversaciones:
- Con Dios
- Con el enemigo
- Conmigo mismo
- Con los demás
- Con mis circunstancias
¿Cómo son tus conversaciones?
A veces, nuestras palabras están cargadas de negatividad; usamos palabras como “nunca, siempre, nada, todo”, que llenan de juicios nuestra vida.
Cuando hables de vos, hablá lo bueno; cuando hables de tu familia, tu trabajo, tu economía, tu pareja, tus proyectos, tu vida, hablá lo bueno, porque tus palabras construyen futuro.
Si no tenés nada bueno que decir, mejor no digas nada.
Eliminemos las mentiras con verdades y formemos un nuevo sistema de creencias. Debemos aprender a escucharnos, analizar cada una de nuestras conversaciones, así, tu mente se irá corrigiendo y tu lenguaje te llevará en la dirección correcta.
¿Tu voz te alienta o te critica? ¿Te da confianza o te desanima? ¿Te lleva a la acción o a la comodidad?
Quizá te encuentres con áreas en tu vida que están muertas por declaraciones que hiciste sobre ellas. Estás a una conversación de cambiar el mundo.
Tu lenguaje abre o cierra puertas.
No nos hagamos expertas en excusas; hagámonos expertas en recrear con nuestro lenguaje, el mundo en el que queremos vivir.
Tus palabras tienen poder de dar vida o muerte. ELIGE LA VIDA.
3. Tipos de lenguaje:
Existen dos tipos.
El lenguaje descriptivo: cuenta lo que está hecho y los eventos que están sucediendo o que ya sucedieron.
El lenguaje generativo: es el que hace que las cosas sucedan. Crea el mundo que no existe. Cambia el mundo. El poder de la lengua está en lo que declaramos y cómo lo declaramos.
¿Cómo fue la primera relación de Dios con el futuro?
En la primera relación de Dios con el futuro, Él habló.
Dios no habló lo que pasaba (describió); habló lo que quería que pasase (generó).
No declaró circunstancias que veía sino convicciones de lo que iba a pasar.
El lenguaje generativo es el lenguaje de Dios.
Podemos elegir ser víctimas con nuestro lenguaje, describiendo cada circunstancia, o ser protagonistas, con un lenguaje que te lleve a tu futuro.
Con nuestro lenguaje, tenemos la capacidad de crear nuevas realidades, cambiar atmósferas, cambiar ambientes.
Nuestras palabras preceden a nuestras acciones, van delante de nuestro futuro.
Todo lo que no está en tu lenguaje no existe, pero todo lo que ponemos en el lenguaje empieza a existir.
Dios creó el universo por la palabra que salió de su boca, y nos invita a cocrear con Él nuevas realidades.
Es tiempo de elegir quiénes vamos a ser con nuestro lenguaje.
Hagámonos mujeres deseables: que las personas anhelen estar con nosotras, por el hecho de que generamos vida con nuestras palabras.