En los estudios de La Corriente, Sebastián Liendo dialogó con David sobre diversos puntos, desde la temática de su nuevo libro que está por publicarse, hasta un interesante análisis acerca de la salvación y la esencia de los nacidos de nuevo.
Supremacía
En nuestra cultura, desde que el hombre empezó a ver y a entender, siempre se puso a sí mismo como supremo, juzgando todas las cosas según su humanidad. El creyente no, éste pone a Cristo como el modelo, el filtro y la dirección en todo, en cada aspecto, no solamente en sus pensamientos, sino en su comportamiento humano diario.
Y cuando la Biblia habla de la supremacía de Cristo en nuestras vidas, lo presenta a Él directamente, no presenta al hombre, lo presenta a Él. Y entonces recibimos esa dirección porque nosotros tenemos que poner nuestros ojos en Él, que es nuestro modelo. Nosotros somos creados a la imagen y semejanza de Cristo.
Somos transformados en aquel que nos creó, en Cristo que es nuestro Creador. Entonces, cuando uno define de una manera muy simple que Cristo es mi modelo, es mi meta, es lo que lo que Dios está haciendo en mi vida, me está transformando a esa imagen, de repente ya no soy más yo el centro de mi vida. Lo que importa no es lo que yo pienso, no es lo que me gusta, no es lo que no es según mi voluntad.
Cuando el ser humano se sale de la supremacía y pone a Cristo como supremo, entonces ahí tenemos un proyecto de vida donde el propósito es seguir el ejemplo de Él, Su verdad, y ser transformado a su imagen. Eso es poner a Cristo como lo supremo en mi vida.
Salvación y transformación
Ser salvo es la puerta, luego viene la transformación. Él es el creador de todo. Es decir, que nada queda fuera del Todo en la creación de Él, y de la misma manera ocurre cuando uno ve una obra de arte. Si yo veo un cuadro que pintó Picasso, me doy cuenta de que es de él porque tiene su marca, tiene las características que lo identifican. De la misma manera, todo lo que Cristo creó tiene su marca, tiene su característica.
El carácter era un instrumento, como un sello de metal donde se ponía una cierta imagen y al golpearlo dejaba la marca. Bueno, Él es el carácter de la sustancia de Dios. Y esa es ahora nuestra función, que esa marca, ese carácter por el cual fuimos creados, se haga más grande, más visible, porque ese es nuestro testimonio. Si no, ¿sabes qué? seríamos salvos y ya está, se terminó. Nos vamos al cielo y ya está. Pero ahí es cuando comienza el proceso. Jesucristo es la puerta.
Si me invitás a comer a tu casa y yo no sé dónde vivís, vos me vas a decir “mirá, yo vivo en esta calle, en tal número”. Entonces tomo un taxi, me voy a tu casa, me paro en la puerta y golpeo, vos me abrís la puerta y yo te digo “bueno, ya está, llegué a tu casa”, y vos me vas a decir “no, solamente estás en la puerta, tenés que entrar ahora, porque porque adentro vamos a comer y a charlar». Es así, la salvación es la puerta; no nos conformemos con la puerta, porque después de la puerta viene lo mejor, viene la transformación, que es ponerlo a Él como el modelo supremo y ser transformado a esa imagen, a esa marca, a ese carácter. Somos salvos por gracia a través de la fe. La transformación es nuestra manera de testificar, de dar testimonio de que Cristo es lo único y central en nuestra vida.
Me gusta mirar a la gente a los ojos, porque cuando miras a un creyente a los ojos se puede discernir si está en ese camino o no.
La esencia del nacido de nuevo
Sebastián Liendo: Ayer estaba leyendo Zacarías. Cuando viene el ángel y le profetiza que su hijo iba a ser Juan el Bautista y le dice “tu hijo va a preparar los corazones del pueblo para recibirlo, y va a señalarlo a Él, va a señalar al Hijo de Dios, al Cordero», y él termina diciendo después “Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y esa es la esencia del nacido de nuevo, que todo apunta a Él. Ese es el Nuevo Pacto. Esa es la gloria de su Santo Nombre. Esa es la supremacía de Cristo.
David Greco: Si yo me salgo de esa verdad, me salí de la verdadera esencia, de lo que Cristo vino a hacer y lo que vino a mostrar y a revelar. Y no sé qué soy después, seré una persona religiosa, la gente dirá que soy espiritual, pero no encontré la verdadera esencia de Cristo.
Corazón conforme al de Dios
Sebastián Liendo: Hoy en día en el Nuevo Pacto ¿qué significa tener un corazón conforme al de Dios, sabiendo que la profecía de Ezequiel se cumplió y que Él nos dio su corazón?
David Greco: Bueno, la palabra «conforme» no quiere decir que David tenía un corazón «igual» al corazón de Dios. La palabra significa «detrás», que en la Reina Valera antigua es «en pos», o detrás.
David tenía un corazón que iba continuamente detrás del corazón de Dios. Cuando Dios se le manifestó a Salomón tenía 18 años y recién comenzaba su reinado. Dios le habló, se le apareció de noche y básicamente le dijo «¿qué querés?» Y Salomón le dijo, “yo quiero sabiduría, porque tengo que reinar y soy jovencito; necesito sabiduría”. Y Dios se lo dio. Pero David no le pedía cosas a Dios. Mirá las palabras más lindas de David “Señor, sacame lo que sea, pero no quites de mí tu Santo Espíritu”, es decir, el corazón detrás de Cristo es “Señor, yo te quiero a vos, nada más, con tal de que tenga tu presencia, ya está”.
David estaba desterrado y en lo único que pensaba era en volver a Jerusalén para entrar en el tabernáculo, que estaba en el patio de la casa. Todavía no había templo, David se había llevado el arca al patio de su casa, le hizo una tienda, una carpa, y estaba metido todo el día ahí, contemplando la hermosura, la gloria.
Muchos de los salmos los escribió ahí, en el altar, en el Santísimo. Para nosotros tener un corazón detrás de Cristo es simplemente conocerlo más y ser transformados a ese modelo, a esa marca, a ese carácter.
Eso implica que Dios te va a transformar el ego. Porque, obvio, el ego es egoísta, y es un enemigo de la supremacía de Cristo. Porque si el ego manda, Cristo no manda.
Más de la vida de David Greco
David es pastor, teólogo y escritor argentino que actualmente reside en Estados Unidos. A lo largo de los años desarrolló un extenso y fructífero ministerio, «Cielos Abiertos», en el área de medios de comunicación cristianos, desarrollándose en la radio y la literatura.
David fue uno de los pioneros de la Radio Visión Cristiana, un canal de radio en español con sede en Nueva York y que desde la isla de Caicos, en el Caribe, transmite a Cuba, República Dominicana, Haití, Puerto Rico y varios países de Centroamérica y Sudamérica. Viajó por toda América Latina y Europa ministrando en iglesias, conferencias y campañas evangelísticas. Actualmente pastorea, junto a su esposa Denise, la iglesia Puerta del Rey, en Nueva York, Estados Unidos.