La iglesia Visión de Futuro cumplió 49 años de existencia en octubre, y hemos pregonado a lo largo de este tiempo el mensaje de la Palabra de Dios, creyendo que es lo que nos nutre y alimenta. Predicar y enseñar las Escrituras es nuestro ADN, es parte de la herencia que recibimos del Rvdo. Omar Cabrera y de la señora Marfa, mis padres. Cumpliendo así el mandato que Cristo nos dejó.
Tanto predicaba mi padre, noche tras noche, que en un momento sintió que ya no tenía más sermones, y en oración le preguntó a Dios: «¿Qué hago? ¿Qué les predicó?» El Señor le respondió: “Aliméntalos”. Y ese ha sido el ADN y nuestro desafío, nuestra manera de trabajar, de darle a la gente suficiente alimento para que puedan vivir nutridos, fortalecidos e iluminados en su entendimiento.
Dios se lo dice a Josué de esta manera: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien” (Josué 1:8). Muchos se enfocan en que van a prosperar en el camino y todo les va a salir bien; lo cual es cierto, es “Palabra de Dios”, pero hay condiciones previas para tener éxito en todo lo que uno emprenda.
Condición Nro. 1:
Tengo que meditar en la Palabra del Señor como lo dice el Salmo 1:1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará”. Cuando me enfoco, recapacito y profundizo en la Palabra del Señor encuentro en ella sabiduría, pureza, vida, libertad, verdad y justicia.
Al meditar y estudiar La Palabra tendremos las herramientas necesarias para explicarla correctamente, tal como Pablo insta a su discípulo diciéndole: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
Condición Nro. 2:
Meditamos en la palabra para guardarla. David dijo en el Salmo 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, (La Palabra) para no pecar contra ti”. Guardarla en la mente, atesorarla en nuestros pensamientos servirá para amonestarnos a tiempo, librarnos de pecados ocultos, ser guiados a la verdad.
Cada vez que María escuchaba revelaciones dice que las guardaba en su corazón (Lucas 2:19), pensaba en eso frecuentemente. Esa Palabra traerá perfecta paz en medio de las adversidades y de los ataques que uno viva; podremos descansar a pesar de lo que pase, o de los diagnósticos médicos, o de las noticias que circulen. Bien hacemos cuando buscamos salmos o promesas que le cuenten a Dios nuestros problemas y esperamos ver cómo Él responde y opera conforme a Sus dichos. Si guardas Su Palabra, nada te robará la paz; si la atesoras en el corazón será como una perla hermosa que te enseñará a vivir los valores de una vida íntegra.
Condición Nro. 3:
Sin embargo, no es suficiente guardarla, tenemos que hacer “conforme a todo lo que está escrito” (Josué 1:8b); es decir: practicar los mandamientos, obedecer los mandatos, tener presente las advertencias, sujetarnos a los preceptos, hacer lo que tenemos que hacer.
Yo he memorizado pasajes bíblicos, muchos los aprendí de memoria desde niño y me han bendecido, pero a esto le tengo que sumar la obediencia. Al final del Sermón del monte (Jesús predicó por unas cuántas horas… Mateo 5, Mateo 6, Mateo 7) en los versículos 24 al 27 del Capítulo 7, Jesús dice: El que oyó todas mis palabras y las pone en práctica -esa es la condición- le compararé al hombre sabio que edificó su casa sobre la roca, vinieron los vientos, arremetieron en contra de la casa, pero la casa no cayó.
Si quieres una casa sólida, si quieres un hogar firme, si quieres construir sobre un fundamento que no se va a desmoronar, cimenta tu vida en la Palabra del Señor. Guárdala en tu corazón y ponla en práctica en todo lo que hagas; si todo eso haces, entonces, “harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”. Yo creo que es el plan de Dios para cada uno de nosotros: guardar los estatutos hasta el fin de nuestros días.
Dios es fiel a Su Palabra
Hemos visto el respaldo divino durante 49 años; Dios siempre nos ha ayudado, a medida que cimentábamos nuestras vidas y la iglesia en las Escrituras, Dios ha seguido dándonos de Su Palabra para sobreedificar, avanzar, conquistar, y para ver la mano del Señor que prospera nuestro camino y nos ayuda para que todo nos salga bien.
Siento que en un tiempo como en el que nos toca vivir es clave que nos apeguemos a la Palabra de Dios para no ser llevados de aquí para allá por doctrinas o ideologías; no es nada nuevo, Pablo se lo advertía a la iglesia: “Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad” (Efesios 4:14 NTV).