Según algunas estadísticas, en esta última etapa del año muchos sufren el síndrome de “burnout”, es decir, mentes cansadas, angustiadas y un agotamiento corporal abrumador por todo lo vivido durante el año. Gritamos ¡vacaciones, descanso, nada de responsabilidad!. Pero, entre todas las actividades se suman los festejos, los gastos y algo comienza a tomar protagonismo dejando el resto de lado y es LA FRUSTRACIÓN.

Cada vez que una nueva etapa comienza, necesitamos cerrar la anterior. Y cuando analizamos lo que hemos alcanzado y lo que no, obtenemos como resultado que las metas y objetivos que fijamos al comienzo del año no se pudieron lograr como lo hubiéramos querido.

Y ese es el momento exacto donde el desánimo y la frustración comienzan a jugar con las emociones. Aunque lo tratemos de ignorar, cuando la frustración está, es protagonista al relacionarnos con nuestro entorno.

¿Cómo detectar que estamos frustrados?

Aunque no lo notemos fácilmente, solo es cuestión de autoanalizarnos y escuchar lo que dicen las personas de nuestro entorno. Nos describen enojados, con falta de paciencia y mala comunicación, estos son, entre otros, algunos síntomas de esta enfermedad sutil que puede destruir relaciones interpersonales e incluso estancar proyectos de la etapa siguiente.

En este proceso es sumamente importante buscar ayuda en las personas que nos aman y están dispuestas a ayudarnos.

Juegos mentales

Debemos reconocer cuándo estamos desanimados, porque entonces vemos todo lo malo en las personas, en los ámbitos que frecuentamos, e incluso en la congregación ,y eso es peligroso. Sin notarlo, proyectamos los problemas internos en nuestro hogar y trabajo, y nos transformamos en causantes de problemas o generadores de momentos incómodos. Y estoy seguro de que no queremos ser ese tipo de personas conflictivas.

Entonces, es clave poder controlar nuestros pensamientos y no dar rienda suelta a la hora de analizar cualquier situación. Porque podemos insertar fortalezas, argumentos, hasta mentiras. Y eso ¡es destructivo!

El mayor síntoma de la frustración: la falta de fe

Las malas noticias, resultados no esperados, estadísticas en contra y los proyectos inconcluso provocan que nuestra fe en Dios esté constantemente amenazada; estamos vulnerables y esto provoca que la fe se vaya apagando. No tengo dudas de que es difícil tener fe en momentos críticos. La fe nos lleva a tener comunión con Dios. Por ende, sin fe ¿habrá comunión con Dios? Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que la hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

¿Acaso alguien puede lograr algo sin Dios?

¿Cómo abandonar la frustración?

A veces, resulta difícil soltar el control y descansar en Dios. Pero es necesario reconocer que Él es quien sabe el pasado, presente y futuro; ya que todo viene de Él y todo es para Él. El ser humano tiene la necesidad de controlar todo lo que suceda y cuando no es así, nos desesperamos. Entonces para que esto no suceda, debemos dejar que Dios sea quien tome el control de todo. Un pequeño gran detalle, es fundamental dejar de ser dramáticos.

También es conveniente que dejemos de frecuentar hábitos, lugares o relacionarnos con personas que están frustradas o que simplemente no edifiquen nuestra fe. En algunas ocasiones, ignoramos el poder de influencia que tienen aquellos que nos rodean.

Armas letales

Dios nunca nos deja indefensos. Él nos ha enseñado que debemos batallar, por eso nos ha dejado dos armas letales para que venzamos la frustración:

  1. La oración: es sumamente importante que a diario rindamos y entreguemos a Dios todo lo que nos preocupa, nos quita el descanso y el gozo. Aunque Dios ya lo sabe, Él ama escucharnos y pasar tiempo con nosotros. No tengo dudas de que todos salimos diferentes luego de una conversación con Dios.
  1. La lectura de la Palabra de Dios: como lo describimos puntos anteriores, el no tener fe en Dios, da lugar a la frustración; y para que eso no ocurra, nuestra fe debe estar plantada en Cristo. Escuchar predicas, buscar consejos en personas sabias en la Palabra, leer libros, y por sobre todo, leer la Palabra de Dios. Un detalle, ninguna de las anteriores reemplaza a la otra. (Romanos 10:17).

¡Todavía hay propósito!

Recuerda que todo lo que suceda Dios lo sabe. Él está en medio de la tempestad, y con solo una oración de “auxilio”, el Señor extenderá su mano y te sacará del más profundo pozo en que puedas estar. Él ha vencido la ansiedad, la incertidumbre, la incredulidad. ¡Él está contigo! Por eso, también tienes el poder de vencer la frustración.

Hermano, si estás leyendo esto, es porque hay propósito en tu vida. Tienes muchas metas y objetivos que alcanzar. ¡LEVÁNTATE, SACÚDETE EL POLVO QUE LARGO CAMINO DE VICTORIAS TE ESPERA!

Nací y vivo en la ciudad de Resistencia, Chaco. Tengo 25 años y trabajo con jóvenes desde mi adolescencia. Soy músico, apasionado por pastorear a la juventud y por despertar en muchas personas la pasión por predicar de Jesús y vivir una vida en libertad y plena en Cristo. Hace 2 años comencé a trabajar dando mensajes de reflexión en las redes sociales, donde Dios ha abierto muchas puertas para predicar su palabra.