mail

Suscribite a nuestro boletín

Los viajes de Pablo: ni turismo ni placer

Aunque por motivos políticos, económicos y sanitarios cada vez son menos los que se atreven a atravesar fronteras entre países, la idea de realizar un recorrido siempre está presente en nuestra mente. 

Dentro de la Biblia, más específicamente, en el Nuevo Testamento, Pablo es el más reconocido por realizar la difusión del Evangelio, que estaba gestándose, por lugares, pueblos, ciudades y reinos lejanos de Jerusalén. Quizás hoy en día podríamos considerarlo un afortunado, debido a que vivió viajando una gran parte de su vida. Lejos de la imagen hollywoodense, estos viajes eran llenos de peligros, sin rutas definidas, sin hoteles, y sin las comodidades que conocemos hoy. No obstante, Pablo siempre tuvo una única misión: difundir el testimonio y Evangelio de Jesús.

Jerusalén, Judea y hasta lo último de la tierra

Según los estudiosos de la Biblia y como nos han enseñado a la mayoría, Pablo realizó tres o cuatro viajes misioneros, dependiendo de a quién se le consulte. 

Según la Biblia de Estudio NVI, Pablo realizó tres viajes:

  • De Antioquía, Siria, a Chipre.
  • Antioquía, Siria, a través de Asia Menor hasta Alejandría de Troas, pasando por Grecia, visitando Filipos, Tesalónica, Atenas y Corinto. Luego, regresó a Judea.
  • El último de los viajes de nuevo atravesó Grecia y otras regiones de Asia Menor.
  • El último viaje, que será su destino y muerte en la ciudad de Roma.

Así se comenzó a cumplir aquella profecía, la última de Jesús en la Tierra que exclamaba que su Evangelio se difundiría por “Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Viajes llenos de contratiempos

Pablo no contaba, a veces, con recursos para afrontar sus viajes. Antes de eso, es necesario recordar que los recorridos se realizaban a pie, a lo sumo a caballo, andando entre 20 a 30 kilómetros por día. En el Imperio Romano, donde Pablo comenzó sus recorridos, había calzadas o caminos empedrados donde se facilitaban un poco las travesías y además conectaban con todo el universo romano. Pero no todos los lugares contaban con una. Además, la región de Asia Menor está llena de montes, montañas y estrechos caminos que dificultaban el tránsito. 

Sumado a esto, los ladrones y asaltadores de caminos estaban a la orden del día. La parábola del buen samaritano, y el contratiempo que sufrió debido al ladrón, es un pequeño ejemplo de esto. 

Volviendo al asunto económico, el mismo apóstol manifestó, con orgullo y para ejemplo de otros creyentes, que trabajaba para no ser carga para las iglesias que se preocupaban por su sustento.

Un ejemplo de esto es el pasaje de Hechos, donde expresa que trabajaba en la fabricación de tiendas:

“Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas”, Hechos 18:3.

Además de trabajar para su propio sustento, debía predicar el Evangelio, tanto a judíos -donde mayor oposición encontraba- como a gentiles -donde muchas veces la oposición no era menor-. Al hablar de oposición, hay que hacer una referencia a la persecución que vivían los apóstoles como aquellos nuevos cristianos que se sumaban a la familia de la fe. Por lo que Pablo tuvo que ocuparse de ellos, a veces personalmente, muchas otras encerrado en su casa, como desde la cárcel, a través de cartas. 

Como si fuera poco, algunos viajes los tuvo que realizar solo, porque lo abandonaron, porque se enfermaron o por diversas situaciones, no pudieron acompañar a Pablo físicamente al apóstol. 

Todos estos ingredientes hacen de los viajes de Pablo una experiencia lejana, muy lejana a cualquier propaganda de turismo que podamos ver por la televisión en la actualidad. 

Actualmente, hay muchas personas, tanto jóvenes como matrimonios con o sin hijos que están imitando el accionar de Pablo, dejando su casa, su país natal, aun sus amigos, para distribuir el Evangelio a otras partes del mundo.

Antes de terminar este año, quiero que podamos reflexionar sobre ellos, que no están en la comodidad de su casa, disfrutando a su familia. Es más, quizás ni siquiera puedan comunicarse con sus seres queridos.

Tanto esfuerzo que hicieron, en la antigüedad y ahora, ¿para qué? Para que todos podamos disfrutar y conocer la VERDAD.

Guido Márquez
Guido Márquez
Soy de Mendoza, Argentina. Profesor de Historia y casi Licenciado en Turismo. Espero que en mis notas no encuentres respuestas, sino preguntas. Que puedas mirar al pasado para enriquecerte, no para aburrirte.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]